En una decisión que ha desatado indignación y rechazo, el secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, dispuso el cierre del centro cultural ubicado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, dejando a sus trabajadores en guardia pasiva y vaciando un espacio clave para la lucha por la verdad y la justicia.
Redacción EnOrsai // Jueves 02 de enero de 2025 | 06:01
El Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti ha sido, durante dieciséis años, un bastión de resistencia cultural y memoria histórica en la exESMA, uno de los mayores símbolos de los crímenes de la dictadura militar en Argentina. Ahora, el gobierno de Javier Milei, a través de su secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, ha decretado el cierre del Conti, justificándolo bajo el eufemismo de una "reestructuración interna".
La noticia llegó de manera tan impersonal como reveladora del desprecio que caracteriza a la gestión: un mensaje de WhatsApp enviado el 31 de diciembre. "A partir del 2 de enero de 2025, el centro cultural permanecerá cerrado para garantizar una adecuada reestructuración interna y análisis de programación", decía el comunicado. Mientras tanto, 87 trabajadores, que mantenían el espacio activo a pesar de los recortes, quedan en la incertidumbre.
Organismos de derechos humanos y referentes políticos no tardaron en alzar la voz contra esta maniobra. En un comunicado, calificaron la medida como "el rostro más inhumano de la gestión de La Libertad Avanza", señalando que afecta no solo al Conti, sino a toda una política de memoria, verdad y justicia que se ve amenazada por la indiferencia estatal y el desguace sistemático.
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Desde su fundación en 2008, el Conti se posicionó como un espacio único que articulaba arte, educación y memoria. En sus instalaciones se desarrollaban actividades que iban desde obras de teatro y exposiciones fotográficas hasta talleres y ferias culturales. Incluso durante el macrismo, aunque con recortes, el Conti logró sobrevivir como un bastión cultural.
Bajo la gestión de Baños, la situación llegó al límite. Durante 2024, el centro operó sin director designado y sufrió censura directa. En octubre, durante el seminario de políticas de la memoria, Baños irrumpió en las jornadas para intentar clausurarlas. Fue gracias al apoyo de organismos de derechos humanos que las actividades pudieron completarse en otras sedes del Espacio Memoria.
La decisión de cerrar el Conti no solo implica la clausura de sus puertas físicas, sino también el silenciamiento de su voz. Este centro cultural no se limitaba a conmemorar el pasado; también ofrecía un espacio para reflexionar sobre el presente y luchar por un futuro más justo. La memoria no es un acto estático, y el Conti lo demostraba con cada actividad que desarrollaba.
Mientras los trabajadores y activistas organizan abrazos simbólicos y asambleas en repudio al cierre, los sectores más reaccionarios celebran la medida. Nicolás Márquez, biógrafo de Javier Milei, calificó a los trabajadores del Conti como "parásitos" en redes sociales, y asociaciones que defienden a condenados por crímenes de lesa humanidad no ocultaron su satisfacción.
Por su parte, los trabajadores del Conti y organismos de derechos humanos han convocado a una serie de actividades para resistir esta decisión. El viernes 3 de enero, se realizará una misa en apoyo a los trabajadores, y el sábado 4 habrá una vigilia con velas encendidas bajo el lema "Una memoria que arde".
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El cierre del Conti es mucho más que una decisión administrativa: es un acto político que revela la intención del gobierno de Javier Milei de desarticular las políticas de derechos humanos que, desde 2004, han sido un pilar del Estado argentino. En un contexto donde se promueve una narrativa de "memoria completa" que equipara a víctimas y perpetradores, el vaciamiento de espacios como el Conti se convierte en un símbolo del retroceso democrático.
Este gobierno, que abiertamente defiende los intereses de los sectores más reaccionarios, está desmontando las herramientas de resistencia construidas durante años. La clausura del Conti no es un hecho aislado, sino parte de un proyecto más amplio que busca reescribir la historia y acallar las voces disidentes.
El sábado a las 18 habrá una actividad con velas encendidas fuera del Conti. “Una memoria que arde. El Conti en guardia”, dice la convocatoria que ya empezó a circular y que espera que llegue a toda la comunidad artística que pasó en estos 16 años por el lugar.
El desmantelamiento del Centro Cultural Haroldo Conti es un ataque directo a la memoria, la justicia y los derechos humanos en Argentina. No se trata solo de un espacio físico, sino de lo que representa: la lucha por mantener viva la verdad en un país que no puede permitirse olvidar. En un momento crítico, la sociedad argentina enfrenta el desafío de resistir estos embates y defender los espacios que mantienen vivo el compromiso con la democracia y los derechos humanos.
Fuentes:
https://www.pagina12.com.ar/794101-mientras-despide-trabajadores-el-gobierno-cierra-el-centro-c
Se inició una cadena de impagos en el sector agropecuario. El derrumbe del precio de la soja a niveles históricamente bajos y el default de importantes empresas como Los Grobo revelan la crisis estructural del modelo agroexportadorhttps://t.co/YPoCPEwmqv pic.twitter.com/iCY04w0B2n
— En Orsai (@EnOrsai) December 28, 2024