La crisis económica actual supera a la de gobiernos anteriores, pero el sector agropecuario, antes combativo, ahora guarda silencio. Durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el campo se levantó en protestas masivas ante medidas económicas que consideraban adversas. Hoy, bajo el gobierno de Javier Milei, enfrentan desafíos aún mayores, pero las manifestaciones brillan por su ausencia. ¿Es la ideología antiperonista la que silencia al sector agropecuario?
Osvaldo Peralta // Lunes 30 de diciembre de 2024 | 06:10
(Por Osvaldo Peralta) En 2008, el campo argentino se convirtió en protagonista de una de las protestas más significativas de la historia reciente. Las retenciones móviles impuestas por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner desataron una ola de cortes de ruta y tractorazos que paralizaron al país. La imagen de productores rurales alzando sus voces contra lo que consideraban una política confiscatoria quedó grabada en la memoria colectiva.
Avancemos al presente. Argentina atraviesa una crisis económica de magnitudes alarmantes. La inflación, aunque en descenso, sigue siendo sin ser controlada; el déficit fiscal ha sido reducido a costa de un ajuste severo que ha golpeado el salario real y aumentado la pobreza. El sector agropecuario no es ajeno a este contexto: la reimplementación de retenciones a las economías regionales y el aumento de los combustibles afectan directamente su rentabilidad.
Sin embargo, a diferencia de 2008, las rutas permanecen despejadas y los tractores en los galpones. Las entidades rurales, que en su momento lideraron la resistencia, hoy muestran una actitud de apoyo o, al menos, de silencio frente a las políticas del gobierno de Javier Milei. La Sociedad Rural Argentina, por ejemplo, ha expresado su disposición a trabajar "codo a codo" con el nuevo presidente para encaminar la economía.
Esta diferencia en la reacción del sector agropecuario plantea interrogantes sobre las motivaciones detrás de las protestas y su ausencia actual. ¿Es posible que la ideología política influya más que las propias medidas económicas en la decisión de movilizarse? El antiperonismo, históricamente arraigado en amplios sectores del campo, podría estar jugando un rol determinante en esta pasividad frente a las políticas de un gobierno que, aunque implementa medidas similares o más drásticas que las de sus predecesores, no es identificado con el peronismo.
Es inevitable recordar las palabras de Alfredo De Angeli, uno de los líderes emblemáticos del conflicto de 2008, quien desde la Mesa de Enlace encabezó los reclamos contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con una contundencia que hoy parece ausente. "No nos van a doblar el brazo", decía entonces, con un tractorazo como telón de fondo. Sin embargo, bajo la administración de Javier Milei, la misma Mesa de Enlace parece haber cambiado el tono por uno de conciliación, apelando al diálogo antes que a las rutas cortadas.
Resulta irónico que, bajo la administración de Milei, se hayan tomado decisiones que afectan negativamente al sector agropecuario, como la suba de retenciones a las economías regionales, sin que ello haya desencadenado las reacciones vehementes del pasado. Productores de la zona núcleo han manifestado su malestar y evalúan posibles manifestaciones, pero hasta ahora no se ha concretado ninguna acción de la magnitud de las de 2008.
Además, las políticas de ajuste fiscal y austeridad implementadas por el ministro de Economía, Luis Caputo, han llevado a una caída en la actividad económica y una disminución de salarios y jubilaciones, afectando también al consumo interno y, por ende, a la demanda de productos agropecuarios.
A pesar de este panorama, el apoyo al gobierno de Milei se mantiene sólido en amplios sectores del campo. La promesa de un cambio radical en las políticas económicas y la eliminación de impuestos como los derechos de exportación han generado expectativas positivas, aunque aún no se hayan materializado en acciones concretas.
Esta situación evidencia una contradicción: el sector agropecuario, que en el pasado reciente se movilizó en defensa de sus intereses económicos, hoy parece priorizar afinidades ideológicas por sobre las consecuencias directas de las políticas gubernamentales en su actividad. La ausencia de protestas masivas sugiere que el rechazo al peronismo pesa más que las pérdidas económicas actuales.
Es pertinente cuestionar si este alineamiento ideológico no está llevando al campo a actuar en contra de sus propios intereses económicos. La falta de una postura crítica frente a medidas que los perjudican podría interpretarse como una subordinación de las necesidades del sector a una agenda política que, en última instancia, no garantiza mejoras sustanciales para los productores.
La comparación entre las reacciones del sector agropecuario durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei revela una influencia determinante de la ideología política en la movilización social. El antiperonismo, más que las medidas económicas en sí, parece ser el motor que impulsa o frena las protestas del campo argentino. Esta realidad invita a una reflexión profunda sobre las prioridades y estrategias del sector en la defensa de sus legítimos intereses.
Fuentes:
https://elagora.digital/argentina/malestar-productores-campo-medidas-caputo-milei/