El insólito festejo pone en evidencia las contradicciones de quienes, beneficiándose de la educación pública, apoyan recortes que condenarán a futuras generaciones. Un análisis crítico de la incoherencia y el impacto del ajuste universitario impulsado por Javier Milei.
Redacción EnOrsai // Lunes 30 de diciembre de 2024 | 08:13
El pasado fin de semana, una imagen se viralizó en las redes sociales y desató una polémica que va mucho más allá de lo anecdótico. Un estudiante de la Universidad Nacional del Sur (UNS), al recibirse de economista, salió a festejar empuñando una motosierra, en clara alusión al discurso de Javier Milei, quien ha convertido ese objeto en un símbolo de su política de ajuste y recortes. Este acto no solo resulta llamativo por su teatralidad, sino también por la profunda incongruencia que representa: un graduado de una universidad pública y gratuita celebrando con un objeto que simboliza la destrucción de la misma estructura que le permitió formarse.
Desde la reforma universitaria de 1918, la educación superior gratuita en Argentina se ha consolidado como un derecho fundamental, garantizando el acceso al conocimiento sin importar la condición económica. Esta política ha sido clave para el desarrollo social y económico del país, permitiendo que miles de jóvenes, incluidos quienes provienen de sectores vulnerables, alcancen una formación de calidad.
Sin embargo, el ajuste presupuestario impulsado por el gobierno de Javier Milei amenaza con desmantelar este sistema. Las universidades públicas enfrentan recortes que comprometen su funcionamiento básico: desde la investigación hasta el mantenimiento de la infraestructura y el pago de salarios docentes. En este contexto, la imagen de un graduado celebrando con una motosierra adquiere un carácter irónico y perturbador.
La contradicción de este joven economista es evidente. Durante años, disfrutó de una educación gratuita financiada por el Estado, es decir, por la sociedad en su conjunto, solo para luego apoyar políticas que ponen en riesgo ese mismo sistema. En las redes sociales, los comentarios no tardaron en señalar la incongruencia: “Está serruchando la rama sobre la que está sentado”, escribió un usuario. “Si el ajuste que simboliza la motosierra se aplicara hoy, él ni siquiera habría podido recibirse”, comentó otro.
Milei ha propuesto un modelo de financiamiento universitario basado en aranceles, afirmando que “quien quiera educarse, que pague”. Esta postura ignora las desigualdades estructurales de un país donde gran parte de la población no podría costear una educación superior privada. La gratuidad no es solo un privilegio individual; es una inversión colectiva en el futuro del país.
Los recortes ya han comenzado a sentirse. En varias universidades nacionales, se reportan dificultades para pagar los servicios básicos como luz y gas, así como la paralización de proyectos de investigación. Los docentes, que enfrentan salarios congelados y condiciones laborales precarias, han salido a protestar en defensa de la educación pública. La situación es alarmante: si el ajuste avanza, el sueño de una universidad abierta y accesible para todos podría convertirse en una utopía del pasado.
En este sentido, la motosierra como símbolo no solo representa el recorte presupuestario, sino también la desarticulación de un modelo que ha sido orgullo nacional. La paradoja de festejar con un objeto que simboliza la destrucción de las oportunidades que uno mismo tuvo es un recordatorio brutal de cómo el discurso político puede alienar incluso a quienes deberían ser sus principales detractores.
Lo más preocupante de este episodio no es solo la acción del estudiante, sino también el silenciamiento de las autoridades públicas. Mientras Milei promueve su plan de ajuste como una solución “rápida y eficaz”, evade responder preguntas sobre cómo estas medidas afectarán a las generaciones futuras. La motosierra es un símbolo superficial: corta sin discernir, destruye sin construir.
El festejo de este joven economista es más que una anécdota; es un símbolo de las contradicciones de un discurso político que seduce con promesas de eficiencia mientras desmantela los pilares del progreso colectivo. La educación pública no es un lujo ni un regalo; es un derecho que requiere protección y fortalecimiento. En tiempos de ajuste, es fundamental recordar que cada recorte tiene un rostro humano, y que las motosierra no solo corta presupuestos, sino también futuros.
La posta
— En Orsai (@EnOrsai) December 30, 2024
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