La intervención del Banco Central para contener la brecha cambiaria costó USD 124 millones, mientras la economía enfrenta una tormenta perfecta de incertidumbre y descenso de las materias primas. La gestión de Toto Caputo en el Banco Central ha tomado un rumbo arriesgado: la venta de reservas para estabilizar el dólar. Sin embargo, el panorama económico presenta serios desafíos, con la caída de los precios de las materias primas y una demanda de dólares insostenible. ¿Es esta una estrategia viable o simplemente una patada hacia adelante en un camino sin salida?
Redacción EnOrsai // Lunes 29 de julio de 2024 | 21:24
La economía argentina, ya de por sí frágil, enfrenta una nueva encrucijada con la reciente intervención del Banco Central bajo la dirección de Toto Caputo. En un esfuerzo por contener la brecha cambiaria y evitar una espiral inflacionaria, el Banco Central desembolsó USD 124 millones para frenar la escalada del dólar. Esta decisión, aunque esperada por muchos, plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de la política económica del gobierno de Javier Milei, especialmente en un contexto de caída de precios de materias primas y una creciente demanda de divisas.
El lunes pasado, Caputo anunció que el Banco Central vendería parte de sus reservas para controlar las cotizaciones del dólar en los mercados paralelos. El resultado fue una caída del 1.5% en el MEP y el Blue, mientras que el CCL retrocedió un 2.3%. Sin embargo, detrás de estas cifras se esconde una realidad preocupante: el costo de esta intervención fue elevado, y las reservas del país, que ya estaban en un nivel crítico, se vieron aún más mermadas.
EMISIÓN CERO: El temerario plan económico de Milei: ¿Argentina al borde de un nuevo corralito?
Uno de los factores que agravan la situación es el desplome de los precios de las materias primas, una de las principales fuentes de ingresos de divisas para Argentina. La soja, cuyo precio ha caído a USD 385 por tonelada, ha alcanzado su nivel más bajo desde noviembre de 2020. El petróleo, otro recurso vital para la economía argentina, se ha desplomado por debajo de los USD 80 por barril, el nivel más bajo desde junio. Este descenso en los precios no solo reduce los ingresos del país, sino que también aumenta la incertidumbre entre los inversores, quienes comienzan a desarmar sus posiciones en estos mercados.
A esto se suma la decisión del Banco Central de acortar los plazos de pago de importaciones, una medida que, aunque busca acelerar el cobro de impuestos, incrementa la demanda de dólares. En septiembre y octubre, se espera que se solapen las cuotas de pago, lo que llevará a un incremento del 150% en los pagos por importaciones. Este aumento en la demanda de divisas, combinado con una oferta cada vez más limitada, podría poner una presión adicional sobre las ya exiguas reservas del país.
En el mercado financiero, las opiniones sobre la estrategia de Caputo son mixtas. Algunos analistas consideran que está intentando manejar el flujo de dólares como si se tratara de un stock fijo que puede reponerse en el futuro cercano. Sin embargo, otros advierten que esta visión es simplista y que no considera la complejidad de las necesidades económicas del país. La unificación del tipo de cambio, uno de los objetivos declarados del gobierno, requerirá más que solo un colchón de dólares; también será necesario un flujo constante para satisfacer la demanda de energía, bienes intermedios, dividendos, turismo, y consumo, entre otros.
El problema, según una fuente del sector financiero consultada por La Política Online, es que los ingresos por exportaciones de granos no son suficientes para cubrir estas necesidades. "No hay que estudiar mucho para advertir que con los granos no alcanza", señaló. Esta falta de una fuente estable y suficiente de ingresos en dólares pone en duda la sostenibilidad de la estrategia del gobierno.
La intervención del Banco Central y el sacrificio de reservas para controlar la brecha cambiaria han generado un clima de incertidumbre en el mercado. Los inversores, siempre atentos a las reservas como indicador clave de la capacidad del país para cumplir con sus obligaciones, observan con preocupación la caída de las mismas. La pregunta que muchos se hacen es: ¿cuánto tiempo más puede sostenerse este esquema?
Algunos analistas critican la falta de un plan a largo plazo. Consideran que la administración actual está "pateando para adelante", confiando en que las reservas se recuperarán en el futuro inmediato. Sin embargo, esta estrategia parece ignorar los desafíos estructurales de la economía argentina, como la baja competitividad, la falta de inversión y una estructura fiscal insostenible.
La última movida de Caputo, que implicó la venta de USD 124 millones para una reducción marginal del 2% en las cotizaciones del dólar, ha sido vista por algunos como una señal de desesperación. En un contexto donde se esperaba una mayor liquidación de la cosecha, la necesidad de vender reservas para mantener la estabilidad cambiaria indica que la corrida hacia el dólar no ha disminuido, sino que se ha intensificado.
De esta maner, la situación económica de Argentina es compleja y llena de desafíos. La intervención del Banco Central, aunque necesaria en el corto plazo, plantea serias dudas sobre su viabilidad a largo plazo. Con una oferta de dólares en declive y una demanda en aumento, el país enfrenta un futuro incierto. La administración de Javier Milei debe encontrar una solución sostenible que no dependa exclusivamente de la venta de reservas, si es que quiere evitar una crisis aún mayor. La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá el gobierno encontrar una salida o estamos ante una crónica de una crisis anunciada?
Fuente:
ESCÁNDALO
— En Orsai (@EnOrsai) July 29, 2024
La Libertad Avanza en Río Negro metieron 500 fichas falsas en la justicia electoral para la habilitación partidariahttps://t.co/Sms8IQVvM6