En un escenario donde la política se despliega con cinismo y brutalidad, jubilados enfrentan un ajuste que pone en evidencia la descomposición ética de la clase dirigente. Ana Valverde, de la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha, y Agustín Rombolá, presidente de la juventud radical porteña, ofrecen un testimonio crudo de la crisis y la traición que definen el presente.

El rechazo del Gobierno de Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria no es simplemente un desacuerdo legislativo, sino un manifiesto de desdén hacia una de las franjas más vulnerables de la sociedad argentina. La reciente entrevista a Ana Valverde, dirigente de la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha, ofrece un retrato desgarrador de la situación. Mientras el Gobierno profundiza su ajuste y reprime las protestas, el clima de miseria y represión se vuelve cada vez más palpable.

contra los jubilados, no - Exigen la expulsión de diputados que respaldaron el Veto a la Movilidad Jubilatoria

Valverde no escatima en palabras al calificar la situación como “miseria”. La dirigente denuncia no solo la insuficiencia de los aumentos prometidos —que con bonos no superan los 300 mil pesos— sino también la brutal represión que enfrentan los jubilados en sus intentos de manifestar su descontento. El uso de gases lacrimógenos más agresivos, que queman y lastiman durante días, es una táctica que revela la desesperación del gobierno por silenciar a una población que no tiene otra vía de resistencia que la protesta callejera.

El contraste entre la propaganda oficial y la realidad que viven los jubilados es abismal. Valverde denuncia que, mientras el Gobierno asegura que los ajustes son necesarios para la estabilidad fiscal, la vida cotidiana de los jubilados se ve cada vez más deteriorada. “Nos han sacado medicamentos esenciales, como la morfina, y ahora debemos pagar incluso por lo que antes era esencial”, explica Valverde, subrayando la ironía cruel de una administración que promete orden y progreso mientras ataca los derechos fundamentales de los más débiles.

DESIDIA LIBERTARIA
Veto presidencial y marcha de los jubilados: el gobierno de Milei ataca el corazón de la seguridad socialhttps://t.co/73F1TBjFA0

— En Orsai (@EnOrsai) September 9, 2024

Por otro lado, el presidente de la juventud radical porteña, Agustín Rombolá, hace eco de una crisis dentro de su propio partido que revela la profunda fractura en la política argentina. La traición de ciertos diputados radicales, que votaron a favor del veto a la ley de movilidad jubilatoria tras haberla defendido, ha desencadenado una ola de indignación interna. Rombolá exige la expulsión de estos traidores y señala que su conducta no solo deshonra al partido, sino que también traiciona la causa de los jubilados, a quienes prometieron defender.

Rombolá no solo critica la actitud de los diputados que cambiaron de postura, sino que también arremete contra la falta de liderazgo de Rodrigo De Loredo, acusándolo de ser cómplice de este acto de traición o, al menos, de no tener la capacidad para evitarlo. La posibilidad de que los diputados radicales se alineen con el PRO y el oficialismo de Milei deja a la UCR en una situación de vulnerabilidad política sin precedentes.

En un contexto donde las medidas del gobierno se enmarcan en un plan más amplio de reformas estructurales —que incluye la posible vuelta de las AFJPs y otros cambios que amenazan la seguridad social—, la actitud de los radicales y la represión estatal se entrelazan en un espectáculo desolador. La urgencia por las reformas laborales y la intención de reducir gastos sociales son presentadas como medidas necesarias para el desarrollo económico, pero en la práctica, significan una estrangulación del bienestar de los jubilados.

La resignación de los jubilados, que deben adaptarse a una realidad económica cada vez más dura, se encuentra con una indiferencia oficial que roza la crueldad. La entrevista de Valverde revela una descomposición ética en la administración actual, donde las decisiones políticas se toman a expensas del sufrimiento de los más vulnerables.

El relato de Valverde, junto con las denuncias de Rombolá, configuran una narrativa de desencanto y desesperanza en la política argentina. La falta de una respuesta efectiva a la crisis de la movilidad jubilatoria, sumada a la represión de las protestas y la traición interna en los partidos, refleja una realidad donde la ética y la justicia parecen haber sido dejadas de lado.

En resumen, el ajuste a los jubilados no es solo una cuestión de números y leyes, sino una manifestación de la decadencia moral y la falta de empatía de la clase dirigente argentina. Mientras la represión se intensifica y las promesas se quiebran, la resistencia de los jubilados y los intentos de los dirigentes para denunciar esta injusticia se convierten en un grito desesperado en medio de una tormenta política.