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Las tarifas energéticas golpean a Tucumán y a la alianza Milei-Jaldo en la línea de flotación

Mientras las tarifas de luz se disparan sin control, los tucumanos enfrentan una realidad cada vez más crítica. Bajo la gestión de Jaldo, quien sigue la línea de ajuste económico impuesta por el gobierno de Milei, las familias deben elegir entre pagar boletas exorbitantes o satisfacer sus necesidades más básicas. En medio de la creciente impaciencia ciudadana, el gobierno local parece sordo a los reclamos.

Las tarifas energéticas golpean a Tucumán y a la alianza Milei-Jaldo en la línea de flotación

Miercoles 11 de septiembre de 2024 | 10:01

La situación en la provincia de Tucumán es cada vez más desesperante. Los aumentos en las tarifas de luz, que han sido implementados bajo el mandato del gobernador Osvaldo Jaldo, un firme aliado del presidente Javier Milei, están ahogando a miles de ciudadanos que ya no pueden soportar la presión económica. La constante subida de las tarifas energéticas está creando una tormenta perfecta, donde los sectores más vulnerables, como jubilados y familias de bajos ingresos, son los más afectados. La disyuntiva diaria es clara: pagar la luz o comer.

Los testimonios que surgen desde las calles de Tucumán son desgarradores. Una vecina resume la angustia de miles: "Tenemos que elegir si vamos a pagar la boleta de la luz o si vamos a comprar mercadería para darle de comer a nuestros hijos". Este dilema no es nuevo, pero la política de ajuste implementada por el gobierno de Milei y respaldada por Jaldo ha profundizado el malestar. Las familias que antes podían apenas equilibrar sus gastos, ahora se ven completamente desbordadas por boletas de luz que, en algunos casos, superan los ingresos mensuales.

 

 

El panorama es aún más oscuro para los jubilados, que reciben haberes insuficientes y ven cómo sus pensiones son devoradas por los gastos energéticos. "Mi abuela tiene una pensión de 200.000 pesos, pero le llegó una boleta de luz de 125.000. Con lo que le queda no puede comprar sus medicamentos", señala otra vecina. La historia se repite una y otra vez, exponiendo la cara más cruel de un ajuste que castiga sin piedad a quienes menos tienen.

El aumento de tarifas en Tucumán, parte de una política nacional impulsada por el gobierno de Javier Milei, se ha justificado con el argumento de reducir el déficit fiscal y ajustar las cuentas del Estado. Sin embargo, esta medida, lejos de traer estabilidad económica, está hundiendo en la miseria a millones de argentinos. El ajuste energético, aplicado con mano de hierro, ha dejado a las familias tucumanas en una situación insostenible, donde las boletas de luz se han convertido en una verdadera sentencia de pobreza.

 

 

A pesar de los reclamos crecientes, el gobierno de Jaldo parece indiferente. "Nadie da respuesta de nada. Solo nos dicen que paguemos y reclamemos después", denuncia una ciudadana que, como tantos otros, se encuentra atrapada en un ciclo de endeudamiento que parece no tener fin. Las protestas han comenzado a tomar forma en diferentes puntos de la provincia, donde los vecinos, desesperados, amenazan con acampar frente a las oficinas de las distribuidoras eléctricas hasta obtener una solución.

Este contexto de creciente tensión social no parece preocupar a las autoridades, que han optado por la represión como respuesta a los reclamos. En las inmediaciones del Congreso, la militarización y el despliegue policial son una señal clara de que el gobierno no está dispuesto a ceder. La represión a las manifestaciones pacíficas solo añade más leña al fuego de una crisis que, tarde o temprano, estallará con fuerza en las calles de Tucumán y en todo el país.

 

 

La política energética del gobierno de Milei, respaldada sin titubeos por Jaldo, ha sido devastadora. Las promesas de campaña, que incluían una "revolución energética" y una supuesta mejora en la calidad de vida de los argentinos, se han desvanecido en el aire. Lo que ha quedado es un escenario de caos y desesperación, donde las boletas de luz se han convertido en un flagelo diario para miles de tucumanos.

El ajuste económico, que en su discurso oficial se presenta como la única salida a la crisis, está provocando daños irreparables en el tejido social de Tucumán. El empobrecimiento generalizado y la falta de acceso a servicios básicos, como la energía, son consecuencias directas de una política que prioriza el equilibrio fiscal sobre las necesidades básicas de la población. Y mientras tanto, los ciudadanos se preguntan cuánto más podrán soportar.

La alianza entre Jaldo y Milei, lejos de traer alivio a los tucumanos, ha profundizado la crisis. El gobernador, alineado con las medidas de ajuste del gobierno nacional, ha permitido que las tarifas energéticas se disparen sin freno, afectando directamente a los sectores más vulnerables. Los tucumanos, cada vez más impacientes y con pocas esperanzas de recibir una respuesta, comienzan a organizarse para hacer oír sus voces en las calles.

La falta de medidas concretas por parte del gobierno para aliviar la presión económica está generando una ola de indignación que no tardará en volverse imparable. La población, que en su mayoría apoyó a Jaldo en las últimas elecciones, ahora se siente traicionada por un gobierno que parece más preocupado por agradar a los mercados que por cuidar a su gente. Las protestas que ya comienzan a brotar en Tucumán son solo el principio de una crisis social que promete escalar si no se toman decisiones urgentes.

El relato de los ciudadanos tucumanos es un espejo de lo que está ocurriendo en todo el país bajo el mandato de Javier Milei. La falta de empatía y la desconexión del gobierno con la realidad que viven los argentinos han creado un clima de tensión que no se puede ignorar. Mientras tanto, las boletas de luz siguen llegando, cada vez más altas, y las familias tucumanas deben seguir eligiendo entre pagar para no quedarse a oscuras o alimentar a sus hijos.

Lo que está ocurriendo en Tucumán es una advertencia de lo que puede suceder en otras provincias si las políticas de ajuste no se revierten. La paciencia de los ciudadanos tiene un límite, y ese límite está a punto de alcanzarse. Las medidas del gobierno de Milei, avaladas por Jaldo, no solo están empobreciendo a los tucumanos, sino que están poniendo en jaque la paz social en la provincia. Las consecuencias de este ajuste despiadado serán profundas y difíciles de revertir si no se actúa a tiempo.

 

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