CRISIS

La inflación se dispara y el modelo económico de Milei tambalea

A pocos meses de su mandato, Javier Milei está atrapado en un callejón sin salida: la inflación, la caída del consumo y el descontento social han puesto en jaque su modelo de ajuste económico. El malestar en las calles y las críticas desde todos los sectores sugieren que las promesas de crecimiento están lejos de cumplirse.

La inflación se dispara y el modelo económico de Milei tambalea

Redacción EnOrsai // Lunes 16 de septiembre de 2024 | 15:40

El gobierno de Javier Milei está viviendo sus momentos más críticos, atrapado en una espiral de inflación y descontento social. Las últimas cifras oficiales revelan que la inflación ha vuelto a golpear con fuerza, desmoronando cualquier esperanza de estabilización económica a corto plazo. En el centro del problema está el ajuste económico propuesto por Milei, que desde un comienzo despertó críticas por su falta de políticas contracíclicas. Sin embargo, lo que en un principio se presentaba como una “receta de corrección” está, en realidad, profundizando la crisis.

El más reciente informe sobre el consumo no deja lugar a dudas: una caída del 17.2% interanual, la más alta registrada en años. El dato es alarmante porque revela el profundo impacto que las políticas de ajuste están teniendo sobre la economía real. A medida que el salario real de los trabajadores se erosiona, los hogares reducen drásticamente sus compras, lo que genera una depresión en sectores clave como el comercio minorista y la producción industrial.

Las promesas de Javier Milei de reducir el déficit fiscal y ajustar la economía mediante recortes en el gasto público han tenido consecuencias más graves de lo previsto. Los recortes de subsidios a la energía, por ejemplo, ya están siendo señalados como un error mayúsculo. El incremento desmesurado en las tarifas ha desatado una ola de indignación en la clase media y trabajadora, que no logra compensar los aumentos con sus salarios.

No es solo el costo de vida lo que preocupa, sino la perspectiva de un ajuste aún mayor para el próximo año. A pesar de que la mayoría de las economías del mundo, como Estados Unidos, Japón y los países europeos, aplican políticas contracíclicas en tiempos de crisis, el gobierno de Milei sigue aferrado a una visión ultraliberal que descarta cualquier intervención estatal para amortiguar el impacto de la recesión. Mientras tanto, el dólar se mantiene artificialmente controlado, lo que anticipa un escenario de inestabilidad cuando finalmente se libere y los precios comiencen a dispararse nuevamente.

El modelo económico de Milei parece estar diseñado para generar exclusión, y las consecuencias ya son palpables. El impacto directo en el poder adquisitivo de la gente es devastador. Las tarifas de servicios esenciales, como la energía eléctrica, se han elevado a niveles inasequibles. Una familia que pagaba 20 mil pesos por su factura de luz ahora debe desembolsar más de 120 mil pesos. Y no es el único caso. Este tipo de ajustes están asfixiando a una clase media que no encuentra respiro, mientras los sectores más vulnerables, sin subsidios ni ayudas, quedan completamente desprotegidos.

A medida que avanzan los meses, las críticas hacia el gobierno se intensifican. Los sindicatos, con la CGT a la cabeza, han elevado el tono de su discurso, exigiendo que se reviertan las medidas de ajuste y se adopten políticas que prioricen la justicia social. Incluso algunos sectores que en un principio apoyaban el plan de Milei comienzan a mostrar signos de distanciamiento, conscientes de que las promesas de estabilidad económica están lejos de cumplirse.

El principal problema del plan de Milei es su inconsistencia. El gobierno ha logrado frenar la inflación momentáneamente al “pisar” el consumo y controlar el tipo de cambio. Sin embargo, esta táctica no es sostenible a largo plazo. Tarde o temprano, el dólar tendrá que liberarse, y cuando eso suceda, la inflación volverá con más fuerza. Además, sin un plan claro de estabilización, los aumentos de precios serán inevitables, ya que las empresas, que han resignado márgenes de ganancia en el último tiempo, se verán obligadas a trasladar sus costos a los consumidores.

En este escenario, el gobierno de Milei parece haberse quedado sin alternativas viables. La idea de que puede implementar un ajuste tan profundo sin pagar un costo político ha quedado desmentida por la realidad. La aprobación de su gestión ha caído abruptamente, y las encuestas revelan un creciente descreimiento por parte de la ciudadanía hacia las promesas del mandatario. Según datos recientes, un 70% de la población ya no cree en las políticas propuestas por el gobierno.

El desgaste político de Milei es evidente, y su capacidad para revertir la situación parece limitada. A medida que las tensiones sociales crecen, la posibilidad de que el país entre en un ciclo de inestabilidad se vuelve más probable. Las imágenes de un Congreso casi vacío y las cacerolas resonando en los barrios son un presagio de lo que podría ser un escenario cada vez más convulsionado.

Lo cierto es que el ajuste brutal propuesto por el gobierno no está logrando los resultados esperados, y lejos de estabilizar la economía, está generando una recesión que golpea duramente a los argentinos. Mientras Milei continúa aferrándose a su discurso de austeridad, la realidad le está pasando factura. El tiempo se agota, y la paciencia de la ciudadanía también.

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