El 15 de septiembre de 2024, Javier Milei se plantó en el Congreso Nacional para presentar lo que considera "el presupuesto más revolucionario en la historia de Argentina". Frente a una inflación que supera el 200% interanual, y en un contexto de crisis social y económica, el presidente aseguró que su proyecto es la respuesta que el país necesita para lograr el tan ansiado equilibrio fiscal. Milei, que se ha autodenominado un defensor del "déficit cero", ha colocado en el centro de su plan la reducción del gasto público, presentándolo como la solución definitiva para los problemas estructurales del país.

A primera vista, sus propuestas parecen audaces: reducción del tamaño del Estado, eliminación de ministerios como el de la Mujer, e incluso el despido de 31 mil empleados públicos que, según el presidente, no cumplían ninguna función real. Sin embargo, bajo la superficie de estos anuncios, las críticas no se han hecho esperar.

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Uno de los aspectos más cuestionados del presupuesto es la ausencia de medidas concretas para los sectores más vulnerables de la sociedad. La diputada del Frente de Todos, Cecilia Moreau, fue una de las primeras en señalarlo: “No habló de jubilaciones, no mencionó a los trabajadores ni a las universidades públicas”. Para la oposición, este silencio es indicativo de que el presupuesto no contempla soluciones para quienes más lo necesitan. Más grave aún, señalan que Milei está rodeado de las mismas figuras que impulsaron las políticas de ajuste durante el gobierno de Mauricio Macri, como Luis Caputo, quien ha sido vinculado con la crisis de deuda y el acuerdo con el FMI.

El discurso de Milei se basó en prometer que Argentina, bajo su gobierno, experimentará por primera vez un superávit fiscal sin caer en default, lo que permitiría reducir la inflación y atraer inversiones. Sin embargo, sectores de la oposición y economistas independientes ponen en duda estas proyecciones. “Es fácil prometer equilibrio fiscal cuando no se explica cómo se van a financiar áreas esenciales como la educación o la salud”, señaló Moreau en sus redes sociales. Para muchos, lo que Milei presenta como un "presupuesto revolucionario" es simplemente un ajuste con otro nombre, que inevitablemente afectará la calidad de vida de los ciudadanos.

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Twitter, el campo de batalla por excelencia de la política contemporánea, también ha sido testigo de un intenso debate sobre el presupuesto 2025. Mientras que figuras del PRO, como Patricia Bullrich, han aplaudido las medidas de Milei y las han calificado como el primer paso hacia la "liberación económica" de Argentina, los críticos se han enfocado en las posibles consecuencias sociales de las políticas de ajuste. “Achicar el Estado para engrandecer a la sociedad”, dijo Milei, una frase que resonó con fuerza entre los defensores del modelo libertario. Pero muchos ciudadanos ven este enfoque como un riesgo para el tejido social del país, especialmente en un contexto donde la pobreza afecta a más del 40% de la población.

Otra de las críticas recurrentes se refiere a la aparente repetición de políticas que ya fracasaron en el pasado. Milei ha prometido una gestión orientada a achicar el Estado, reduciendo los gastos innecesarios y, según él, eliminando los intermediarios que lucran con la pobreza. Sin embargo, este enfoque recuerda inevitablemente a las políticas implementadas durante el gobierno de Macri, que terminaron profundizando la crisis económica y llevando al país a una situación de deuda insostenible. Luis Caputo, exministro de Finanzas de Macri, está señalado como el responsable del diseño del presupuesto de Milei, lo que para muchos es un mal presagio.

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Con el respaldo de figuras clave dentro de su gobierno, como Guillermo Francos y Patricia Bullrich, quienes defienden el presupuesto como una "herramienta esencial para el déficit cero", Milei ha dejado claro que su visión no es negociable. Según su gobierno, el futuro de Argentina depende de este presupuesto: un Estado más pequeño, menos intervención y más espacio para el sector privado. Sin embargo, para la oposición, este plan es simplemente una receta para profundizar la crisis social y económica que vive el país.

Mientras se debate en el Congreso, el país observa con preocupación. ¿Será el presupuesto 2025 la solución definitiva que promete Milei, o simplemente otro paso hacia una mayor precarización social? Solo el tiempo lo dirá.

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