ATAQUE

La violencia libertaria en las universidades: Una estrategia de Milei para silenciar la disidencia

En un contexto de creciente represión hacia las universidades públicas, militantes vinculados a La Libertad Avanza interrumpieron una asamblea pacífica en la Universidad Nacional de Quilmes, rociando gas pimienta a estudiantes. Este hecho es parte de una ofensiva más amplia del gobierno de Javier Milei contra las instituciones educativas, buscando deslegitimarlas y forzar un modelo elitista que excluye a las clases populares.

La violencia libertaria en las universidades: Una estrategia de Milei para silenciar la disidencia

Miercoles 16 de octubre de 2024 | 07:20

El ataque con gas pimienta en la UNQ

El reciente ataque con gas pimienta en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) marca un nuevo capítulo en la agresiva campaña del gobierno de Javier Milei contra la educación pública en Argentina. Lo que debía ser una asamblea pacífica para discutir la toma de la universidad se convirtió en un escenario de violencia desatada, cuando un grupo de militantes afines a La Libertad Avanza irrumpió en la reunión y agredió a los estudiantes. Este episodio no es un hecho aislado, sino que forma parte de una estrategia sistemática para desestabilizar y erosionar las instituciones educativas, que el gobierno ve como bastiones de resistencia a su modelo de ajuste neoliberal.

El rector de la UNQ, Alfredo Alfonso, no tardó en condenar lo sucedido, calificándolo como “el hecho más grave” que ha vivido la universidad en sus 35 años de existencia. Las imágenes captadas durante el incidente son elocuentes: los militantes ingresaron al Ágora de la UNQ con un megáfono, buscando interrumpir una asamblea que contaba con la participación de más de 500 personas. Tras votar la expulsión de los intrusos, estos decidieron responder con violencia, rociando gas pimienta a los presentes. El ataque dejó a varios estudiantes afectados, quienes tuvieron que ser atendidos por la inhalación de gases tóxicos.

En un país que ha visto crecer las tensiones en torno a las políticas educativas, lo sucedido en Quilmes no es una sorpresa. En los últimos meses, el gobierno de Javier Milei ha intensificado su retórica agresiva contra las universidades públicas, acusándolas de ser “nidos de adoctrinamiento” y “un gasto innecesario”. El veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, que hubiera garantizado salarios dignos para docentes y no docentes, es solo uno de los ejemplos de la guerra abierta que Milei ha declarado a la educación pública.

 

El avance del fascismo libertario

El ataque a la UNQ no puede desvincularse del contexto político en el que ocurre. Desde que asumió el poder, Milei ha utilizado su plataforma para demonizar a las universidades, tildando a sus autoridades y estudiantes de “parásitos” que viven a expensas del Estado.

Estas declaraciones, lejos de ser inofensivas, han servido como carta blanca para que grupos afines a su movimiento actúen con total impunidad. Como lo señaló Carlos Bianco, Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, tras el incidente en Quilmes: “Esto se llama fascismo”.

La violencia no se detiene en el gas pimienta. En redes sociales, la concejala quilmeña de La Libertad Avanza, Estefanía Albasetti, había adelantado el tono violento que tomaría el grupo, amenazando con “palo y gas pimienta” a quienes participaran de la asamblea.

Estos ataques no son simples excesos, sino una táctica deliberada para sembrar miedo en la comunidad universitaria y disuadirla de organizarse en contra del ajuste feroz que el gobierno libertario está imponiendo.

 

El mito de la universidad elitista

Uno de los principales argumentos de Milei y su séquito para justificar el desmantelamiento de la universidad pública es que, según ellos, solo beneficia a los hijos de la clase alta. Esta afirmación no solo es falsa, sino que refleja un profundo desconocimiento de la realidad argentina.

Tal como lo ha demostrado el contador y senador Martín Barrionuevo, el 65% de los estudiantes que asisten a universidades públicas en Argentina provienen de familias de clase media y baja, y 7 de cada 10 son la primera generación en acceder a la educación superior. Lejos de ser elitistas, las universidades públicas son un motor de movilidad social y desarrollo, un derecho que Milei pretende arrebatar a millones de jóvenes.

Este intento de deslegitimar a la educación pública se enmarca en una agenda mucho más amplia: la privatización de todo lo que huela a Estado.

En palabras del propio Milei, él se percibe como “el topo que viene a destruir el Estado”. Bajo esta lógica, las universidades son uno de los mayores obstáculos para su plan de achicar el aparato estatal hasta el punto de eliminarlo.

 

El despertar de la resistencia estudiantil

Frente a estos ataques, el movimiento estudiantil y la comunidad universitaria no han permanecido de brazos cruzados. Las tomas de universidades se han multiplicado por todo el país, acompañadas de marchas multitudinarias y paros docentes. Las universidades nacionales han sabido construir un vínculo profundo con la sociedad, y el gobierno está subestimando ese lazo.

Como lo indicó el rector Alfonso, el 70% de los argentinos ven a las universidades públicas como instituciones legítimas y necesarias para el desarrollo del país. Si bien Milei pretende silenciarlas, lo único que está logrando es despertar una resistencia cada vez más fuerte y organizada.

El ataque en la UNQ podría ser el catalizador de un movimiento imparable. En abril y octubre de este año, las manifestaciones a favor de la universidad pública lograron reunir a cientos de miles de personas en todo el país. Si el gobierno continúa atacando a las universidades, es probable que este movimiento siga creciendo y termine convirtiéndose en una amenaza seria para el proyecto libertario.

 

¿Gas pimienta hoy, armas mañana?

El temor en la comunidad universitaria es palpable. Si los militantes libertarios entraron con gas pimienta esta vez, ¿qué les impedirá llevar armas en el futuro? La escalada de violencia es evidente, y el gobierno de Milei no solo la permite, sino que la alienta. Las universidades se están convirtiendo en el campo de batalla de una guerra ideológica en la que el gobierno no tiene reparos en utilizar la represión y la intimidación para imponer su agenda.

Sin embargo, este tipo de violencia solo refuerza la convicción de que la lucha por la universidad pública es justa y necesaria. Cada vez más sectores de la sociedad se están uniendo a esta causa, y la historia ha demostrado que cuando los estudiantes se organizan, pueden convertirse en una fuerza imparable. Milei podría estar sembrando las semillas de su propio fracaso.

Fuentes

https://www.pagina12.com.ar/774940-es-el-suceso-mas-grave-y-violento-que-hemos-vivido-en-35-ano

https://infocielo.com/politica-y-economia/infiltrados-libertarios-arrojaron-gas-pimienta-una-asamblea-la-universidad-quilmes-n794718

https://www.ambito.com/informacion-general/la-universidad-quilmes-denunciara-los-libertarios-que-tiraron-gas-pimienta-una-asamblea-estudiantes-n6070904

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