(Por Santiago Ríos) Mientras la inversión en ciencia y tecnología alcanza mínimos históricos, la fuga de talentos y la subejecución presupuestaria marcan el rumbo de un sector que enfrenta una crisis sin precedentes.

Argentina cierra un año marcado por el desguace de uno de sus sectores más estratégicos: la ciencia y tecnología. Por primera vez en una década, el país reporta menos investigadores en actividad, un descenso en los ingresos al CONICET y una paralización casi total de proyectos de investigación. No es una crisis fortuita, sino el resultado de un deliberado proceso de desinversión impulsado por el gobierno de Javier Milei, cuyas políticas han reducido el presupuesto del sector al 0,21% del PBI, un 30,5% menos que en 2023.

Mientras países como Estados Unidos, Israel, Alemania e Irlanda destinan más del 1% de su PBI a financiar la investigación científica, Argentina se hunde en una precarización que pone en jaque su soberanía tecnológica. La contradicción es evidente: el propio gobierno que exalta estos modelos ignora sus fundamentos más básicos, empujando al país a un rezago estructural.

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Un presupuesto fantasmal

El impacto de la crisis no es solo cuestión de números. La subejecución presupuestaria del 98%, revelada por el exministro de Ciencia Daniel Filmus, expone la inacción deliberada. Bajo la gestión de Darío Genua, actual secretario de Ciencia y Tecnología, los recursos disponibles no llegan a los programas que los necesitan. Subsidios, proyectos de infraestructura y equipamiento, y hasta programas emblemáticos como Construir Ciencia o Equipar Ciencia han sido desmantelados.

La caída de los salarios en un 30% en términos reales y la falta de nuevos ingresos al CONICET agravan aún más la situación. En 2024, apenas 54 nuevos investigadores ingresaron al organismo, una cifra irrisoria frente a las 400 vacantes prometidas por las autoridades. La consecuencia directa es la fuga de talentos hacia el exterior, donde científicos altamente calificados encuentran mejores condiciones laborales y un futuro más prometedor.

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El silencio de los funcionarios y el reclamo de los científicos

En este contexto, la voz de los investigadores ha sido contundente. Desde denuncias públicas en redes sociales hasta intervenciones directas en reuniones oficiales, el diagnóstico es unánime: Argentina está enfrentando un cientificidio. Así lo describe Rolando González-José, del CONICET, quien señala que la crisis no solo implica la pérdida de recursos humanos, sino también la desaparición de leyes y planes estratégicos como la Ley de Financiamiento y el Plan Argentina 2023.

Estas normas, diseñadas para garantizar fondos frescos y definir objetivos estratégicos en ciencia y tecnología, han sido anuladas, dejando al sector a merced de un mercado que no puede sostenerlo por sí solo. “El Estado no debe financiar la ciencia”, ha sido el mantra del gobierno de Milei, ignorando el rol esencial de la inversión pública para el desarrollo de tecnologías y conocimientos que beneficien a la sociedad en su conjunto.

Desfinanciamiento sin precedentes

El modelo libertario implementado por el gobierno actual carece de precedentes internacionales. Ni siquiera en los países que Javier Milei pone como ejemplos a seguir se observa un abandono tan marcado de la inversión en ciencia. En Estados Unidos, agencias como la NASA o los Institutos Nacionales de Salud (NIH) dependen de un fuerte respaldo estatal. Israel, Corea del Sur y Alemania han construido economías dinámicas gracias a su apuesta por la investigación.

En Argentina, sin embargo, la ciencia enfrenta no solo un recorte presupuestario, sino una negación de su valor estratégico. Esto ha generado un círculo vicioso: los programas están paralizados, los proyectos no se ejecutan, y las oportunidades para formar nuevos talentos se desvanecen.

Un futuro incierto

El panorama para 2025 es desolador si no se implementan cambios significativos. Las leyes de financiamiento científico, aprobadas por amplias mayorías en el Congreso, están siendo ignoradas. Según Filmus, es urgente que el Parlamento presione para reincorporarlas al presupuesto nacional y garantizar su cumplimiento. Sin este esfuerzo, el país se enfrenta a un retroceso histórico que podría llevar décadas revertir.

Mientras tanto, los científicos no se callan. Casos como el de Valeria Edelsztein, quien aprovechó un premio internacional para denunciar el abandono del sector, son solo la punta del iceberg de un colectivo que no está dispuesto a rendirse. Sin embargo, el tiempo corre y la pregunta es: ¿podrá el país recuperar su sistema científico antes de que sea demasiado tarde?

Fuente:

https://www.perfil.com/noticias/sociedad/investigadores-afirman-que-la-ciencia-local-esta-atravesando-un-cientificidio-definitivo.phtml

https://chequeado.com/el-explicador/crisis-en-el-sistema-cientifico-argentino-los-datos-que-muestran-el-ajuste-y-la-preocupacion-por-la-fuga-de-cerebros/

????El peronismo exige la renuncia de Camau Espínola y acusa al senador de "traicionar" los principios del justicialismo para alinearse con los libertarios
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— En Orsai (@EnOrsai) December 15, 2024