“Entendemos que los gobiernos se enojen con nuestro trabajo”, comienza la declaración de Amnistía Internacional, recordando que otros regímenes autoritarios como los de Venezuela y Nicaragua también desacreditan sus informes sobre el uso abusivo de la fuerza, detenciones arbitrarias y la utilización de armas menos letales. La referencia a estos países no es casual; apunta directamente a la práctica de intentar minimizar o desacreditar evidencias de abuso estatal.

Con una metodología rigurosa que incluye investigaciones de campo, entrevistas a víctimas y pedidos de acceso a la información, la organización denuncia la represión a la protesta social en todo el mundo, desde Rusia hasta España, pasando por Bangladesh y Filipinas. En este contexto, el gobierno de Milei no es una excepción, sino parte de una preocupante tendencia global.

Sí, entendemos. Entendemos que los gobiernos se enojen con nuestro trabajo. De hecho, entre los países que desacreditan nuestros informes sobre el uso abusivo de la fuerza, armas menos letales y detenciones arbitrarias están, por ejemplo, Venezuela y Nicaragua. Tiene sentido:… https://t.co/6hWAQdKQZW pic.twitter.com/7juL5ET1bn

— Amnistía Internacional Argentina (@amnistiaar) January 13, 2025

Uno de los ejemplos más dramáticos citados por Amnistía fue el caso de una niña que resultó gaseada durante una protesta frente al Congreso. Inicialmente, se difundió un video falso que intentaba culpar a los manifestantes. Sin embargo, la investigación mostró que el responsable fue un policía que actuaba bajo el Protocolo Antipiquetes, el mismo que ha dejado un saldo de 1.100 heridos, 33 impactos faciales, 73 personas criminalizadas y numerosos niños reprimidos. “Todo está documentado”, señalan desde la organización.

La respuesta de Amnistía Internacional no solo desmonta los intentos del gobierno de Milei de desacreditar sus investigaciones, sino que también lo coloca en la misma categoría que otros gobiernos autoritarios que buscan silenciar el escrutinio internacional. Patricia Bullrich, con su discurso combativo, ha terminado por dar mayor visibilidad al trabajo de una organización que se dedica precisamente a lo que el gobierno parece temer: exponer sus abusos con pruebas contundentes.

Amnistía concluye su respuesta con una frase lapidaria: “Entendemos también que tocamos un nervio cuando exponemos los abusos”. La afirmación deja al descubierto el dilema del gobierno: enfrentar las evidencias o seguir desacreditándolas a riesgo de quedar alineado con las prácticas que tanto critica en otros países.

???????????? La jueza Loretta Preska exige al gobierno de Milei revelar dónde está el oro del Banco Central. ¿Embargo en puerta? #CrisisYPF #OroArgentino
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— En Orsai (@EnOrsai) January 15, 2025