La promesa de terminar con la "casta política" que Javier Milei enarboló como bandera parece difuminarse entre los negocios de sus aliados más cercanos. Un caso paradigmático es el de la familia Menem, cuyo poder empresarial y político se ha consolidado al amparo de contratos millonarios con organismos estatales y una red de empresas pantalla que operan al filo de la ética y la legalidad. Lejos de desarticular los privilegios, el gobierno actual ha ofrecido un escenario propicio para que estas dinastías continúen acumulando poder y riqueza.

El imperio Menem: negocios en cada esquina del Estado

Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados y referente libertario en La Rioja, encabeza junto a sus hermanos un conglomerado empresarial que abarca desde suplementos vitamínicos hasta seguridad privada, consolidándose como una de las familias más influyentes en el ámbito económico y político del país.

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Empresas como Tech Security S.R.L., fundada en 2005, se han convertido en piezas clave del entramado empresarial, gracias a una red de contratos con municipios, provincias y el Estado nacional. Esta expansión empresarial no sería posible sin el auspicio de sucesivos gobiernos, comenzando con el PRO y profundizándose ahora bajo la administración de Javier Milei, donde las licitaciones parecen haberse convertido en un canal directo para el beneficio familiar.

La compañía Tech Security, que cuenta con más de 500 empleados, se ha posicionado como un actor clave en el ámbito de la seguridad privada en Argentina. Su historial incluye la custodia de eventos de alto perfil, como partidos de fútbol mundialistas y competiciones de la Conmebol, así como la protección de museos, boliches y organismos estatales estratégicos.

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A pesar de su crecimiento y reconocimiento, la empresa no ha estado exenta de polémicas. En 2020, una inspección realizada en la Ciudad de Buenos Aires detectó que decenas de sus empleados trabajaban en negro, lo que resultó en una multa de un millón y medio de pesos. Este escándalo, sin embargo, no frenó su expansión, pues logró renovar y ampliar contratos con entidades públicas y privadas, consolidando un modelo de negocios que prospera incluso en contextos adversos y bajo cuestionamientos éticos y legales.

Licitaciones bajo sospecha

Desde hace décadas, Tech Security ha logrado contratos con gobiernos municipales liderados por el PRO y ahora también con figuras libertarias, consolidándose como un actor clave en la seguridad privada. Ejemplos abundan: en Vicente López, durante la gestión de Jorge Macri, la empresa se encargó de la custodia de oficinas municipales y se convirtió en un proveedor recurrente. En la Ciudad de Buenos Aires, asumió roles estratégicos como la protección del Museo de Arte Moderno, reforzando su presencia en organismos culturales.

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El bautismo de fuego con el mileísmo llegó en mayo de 2024, cuando Tech Security facturó 35 millones de pesos por encargarse de la seguridad del acto de lanzamiento del libro de Javier Milei en el Luna Park, un evento que marcó la consolidación de sus vínculos con la administración actual. Este contrato no solo evidencia la magnitud de su influencia, sino también las conexiones políticas que han impulsado su expansión.

La empresa también tiene contratos con el Banco Nación y el Hospital Favaloro, consolidando su posición como proveedora preferida de servicios en organismos clave del Estado. En el ámbito privado, su cartera de clientes es igual de impresionante, incluyendo al Banco Macro y clubes de fútbol de renombre como River Plate, Racing y Rosario Central.

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Este último sector, el del fútbol, resulta especialmente lucrativo, ya que Tech Security no sólo asegura estadios, sino que también participa en la logística y seguridad de eventos de alto perfil internacional organizados por entidades como la Conmebol y la FIFA. Estos contratos no solo evidencian su expansión empresarial, sino que también reflejan su capacidad de tejer alianzas estratégicas tanto en el ámbito local como global.

¿Una familia o una corporación?

La familia Menem no es ajena a las luces del poder. Martín, además de liderar la Cámara de Diputados, es propietario de Gentech, una empresa de suplementos nutricionales vinculada con TR Nutrition S.R.L., además de otros emprendimientos en el rubro deportivo y financiero. Sus hermanos Fernando y Adrián también ocupan roles clave. Fernando, abogado y "libertario antiperonista" según sus redes sociales, se dedica a la gestión empresarial. Adrián, con experiencia política y empresarial, fue denunciado en 2002 por omitir la declaración de una propiedad millonaria en Fisher Island, Miami.

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Este entramado no sólo incluye negocios, sino también un estrecho vínculo con el aparato estatal. Desde el inicio del gobierno de Milei, la familia ha reforzado su influencia: Eduardo Menem, primo de Martín, actúa como asesor de Karina Milei; y Sharif Menem, como asesor de Martín en el Congreso.

Un modelo de negocios heredado

La dinastía Menem parece haber encontrado en el gobierno de Milei un espacio de reivindicación del legado de su tío, el expresidente Carlos Menem. Los paralelismos no son casuales. Al igual que en los noventa, los negocios familiares prosperan al calor del poder, con contratos millonarios que consolidan una estructura donde las fronteras entre lo público y lo privado se desdibujan.

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Uno de los casos más escandalosos fue la detención de un hincha durante la final del Mundial Sub-20 en 2023. El incidente, ocurrido bajo la mirada del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, evidenció los métodos abusivos de Tech Security. Aunque el caso fue denunciado, la Justicia lo mantiene congelado, un reflejo de la impunidad que rodea a esta familia y sus negocios.

El doble discurso del mileísmo

La figura de Martín Menem y su conglomerado empresarial desenmascaran una de las mayores contradicciones del gobierno de Javier Milei. Mientras el presidente proclama el fin de los privilegios y la "casta política", su administración favorece a familias como los Menem, cuyas empresas no podrían sostener su éxito sin los contratos públicos. Este doble discurso pone en jaque la credibilidad de un gobierno que prometió cambios estructurales pero perpetúa las peores prácticas del poder.

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Con cada contrato adjudicado, los Menem consolidan un modelo de negocios que es el espejo de las políticas que Milei prometió erradicar. La pregunta es clara: ¿cuánto más podrá sostenerse un gobierno que predica la transparencia mientras refuerza la opacidad?

Fuente:

https://www.dataclave.com.ar/poder/menem-s-a---millonarios-contratos-con-organismos-del-estado-y-empresas-pantalla-que-ganan-licitaciones_a677daab93d920bf348742079

????El caso de Pablo Seró, juez federal de Concepción del Uruguay, se ha convertido en un doloroso enigma para la región. A la hipótesis del suicidio se suman versiones que involucran causas judiciales complejas
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