Las recientes declaraciones de Paula Penacca, diputada de Unión por la Patria, expusieron la crudeza de las políticas de Javier Milei hacia los jubilados, con un veto que no solo representa un golpe económico, sino también una violación al derecho a una vida digna. El enfoque represivo del Gobierno, sumado a la indiferencia hacia las clases más vulnerables, marca un giro peligroso hacia el autoritarismo.
Redacción EnOrsai // Lunes 09 de septiembre de 2024 | 22:55
En Argentina, la jubilación digna ha sido históricamente un derecho conquistado con la lucha de millones de trabajadores. Sin embargo, bajo el gobierno de Javier Milei, este derecho está siendo sistemáticamente atacado. La reciente decisión de vetar las mejoras en los haberes jubilatorios ha desatado una ola de críticas, no solo desde la oposición política, sino también de distintos sectores de la sociedad que ven cómo los más vulnerables están pagando el precio más alto de un gobierno neoliberal y autoritario.
Paula Penacca, diputada de Unión por la Patria (UxP), habló recientemente en AM530 y no dejó lugar a dudas: "El veto de Milei contra los jubilados es cruel y tiene un sesgo autoritario". Estas palabras resuenan como un eco de una verdad evidente, pero que el gobierno intenta acallar con medidas represivas. Lo ocurrido el miércoles pasado, cuando las fuerzas de seguridad reprimieron brutalmente a jubilados que manifestaban en las calles, es la prueba de que no se trata solo de un ajuste económico, sino de una estrategia de terror. "No se vuelve de tirarle gases a los jubilados que trabajaron toda su vida", sentenció Penacca, evidenciando el nivel de desprecio que la administración actual tiene hacia aquellos que más deberían proteger.
Ajuste neoliberal y represión: la fórmula de Milei
Desde que asumió el poder, Javier Milei ha dejado en claro su afinidad con las políticas neoliberales más extremas. Bajo la promesa de un "ajuste necesario", el gobierno ha ejecutado recortes que, en realidad, significan un ataque directo contra los derechos adquiridos por los sectores más vulnerables de la sociedad. El 27% del recorte del gasto público, según denunció Penacca, ha recaído directamente sobre los jubilados. Esto no es una simple cifra: detrás de ese porcentaje están las vidas de personas que trabajaron toda su vida y que, hoy, se ven obligadas a sobrevivir con haberes que no alcanzan para cubrir lo mínimo indispensable.
La represión desmedida hacia los jubilados que salieron a la calle no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia mayor. Penacca lo define como "un show para generar terror". La represión del miércoles, con gases lacrimógenos y palos, es un mensaje claro: el gobierno de Milei no tolera la disidencia, mucho menos cuando proviene de aquellos a quienes ha condenado a una vida de miseria. El ensañamiento de las fuerzas de seguridad, lideradas por la ministra Patricia Bullrich, no solo fue desproporcionado, sino profundamente simbólico. "Bullrich y Milei le tiraron gases a los jubilados que trabajaron toda su vida", denunció Penacca, dejando en claro la brutalidad de la situación.
El veto como herramienta autoritaria
Más allá de la represión física, Milei ha recurrido a otra herramienta igualmente violenta: el veto presidencial. Esta decisión no es solo un acto administrativo, sino una declaración de principios. Al vetar mejoras en los haberes jubilatorios, Milei está dejando claro que su gobierno no tiene interés en garantizar una vida digna para los jubilados. La justificación del veto se enmarca en la retórica neoliberal clásica: el Estado no puede seguir sosteniendo los derechos sociales adquiridos en el pasado. Sin embargo, este argumento olvida un hecho fundamental: la jubilación no es un privilegio, es un derecho. Un derecho que, como bien afirma Penacca, forma parte del contrato social que Argentina ha construido durante décadas.
El veto, en este contexto, no solo es cruel, como señala la diputada de UxP, sino que tiene un claro sesgo autoritario. Milei ha demostrado que no está dispuesto a gobernar para todos los argentinos, sino solo para aquellos que encajan en su visión mercantilista y elitista de la sociedad. Los jubilados, en su esquema de prioridades, son vistos como una carga, una parte del gasto público que debe ser recortada. Pero lo que Milei parece ignorar es que cuando se les niega a los jubilados una vida digna, se está atentando contra el corazón mismo de la sociedad.
Una sociedad que no abandona
Pese al clima de represión y descontento, la sociedad argentina ha demostrado que no está dispuesta a abandonar a sus mayores. La movilización en las calles, aunque reprimida, es una muestra de que aún existe una voluntad de lucha. "Si la jubilación no es digna para vivir, es un problema del conjunto de la población", afirmó Penacca, señalando que la situación de los jubilados no es un tema sectorial, sino una cuestión que afecta a toda la estructura social.
El gobierno de Milei ha intentado instalar la idea de que los ajustes son inevitables, que no hay alternativas. Sin embargo, las declaraciones de Penacca y las movilizaciones sociales demuestran lo contrario: sí hay alternativas, y pasan por un Estado que priorice a los más vulnerables en lugar de condenarlos al olvido. "Nuestro objetivo no es ganarle a Milei, es mejorarle un poquito la vida a los jubilados", explicó la diputada, reflejando una visión política que pone en el centro de la agenda la defensa de los derechos sociales.
Un futuro incierto
El futuro de los jubilados bajo el gobierno de Milei es incierto. La combinación de ajuste y represión no augura un cambio positivo, y cada día que pasa las condiciones de vida de los sectores más vulnerables empeoran. Sin embargo, la lucha no ha terminado. Como bien señala Penacca, "es importante el acompañamiento en la calle". La presión social, las movilizaciones y el repudio generalizado a las medidas autoritarias son herramientas clave para resistir a un gobierno que, con cada veto y cada gas lacrimógeno, deja claro que su verdadera agenda es el desmantelamiento de los derechos conquistados.
Milei puede intentar imponer su visión autoritaria y neoliberal, pero no puede ignorar que hay una sociedad que no está dispuesta a dejar caer a sus mayores. La dignidad de los jubilados es la dignidad de todo el pueblo argentino, y esa es una batalla que Milei aún no ha ganado.