Una Sombra que Persigue al Gobierno

A medida que Argentina conmemora los 30 años del atentado a la AMIA, uno de los episodios más oscuros de la historia reciente del país, una sombra incómoda vuelve a proyectarse sobre el actual gobierno de Javier Milei. Mariano Cúneo Libarona, Ministro de Justicia del flamante presidente, carga con un pasado judicial que pone en duda su idoneidad para ejercer uno de los cargos más delicados del gabinete.

En abril de 1997, Cúneo Libarona fue detenido en el marco de la causa AMIA, mientras defendía al excomisario Juan José Ribelli, uno de los acusados en el controvertido expediente. El entonces juez a cargo del caso, Juan José Galeano, lo señaló por coacción agravada y encubrimiento, delitos que podrían haberle costado hasta diez años de prisión. La acusación giraba en torno a un video presuntamente comprometedor que Cúneo Libarona habría entregado a Galeano, en el cual se veía al vendedor de autos Carlos Telleldín, una figura clave en la investigación del atentado, conversando con el juez.

El juez federal Norberto Oyarbide, célebre por sus fallos controvertidos y su estilo mediático, ordenó la detención de Cúneo Libarona, lo que generó un revuelo en los medios de comunicación y en el ámbito judicial. Sin embargo, la imputación original fue modificada por la Cámara Federal porteña, que redujo los cargos de coacción agravada a simples amenazas, lo que permitió que el actual ministro recuperara su libertad tras un mes de detención.

Cúneo Libarona, en entrevistas posteriores, ha defendido su actuación en la causa AMIA como una cruzada por la verdad. Según su versión, su detención fue una maniobra para silenciarlo y evitar que se conociera cómo se había armado el expediente, lleno de irregularidades y acusaciones infundadas. "En 1997 saqué a la luz una verdad: cómo se había armado la causa AMIA. Y cómo se había detenido injustamente a dos policías a quienes defendía", declaró en una entrevista con Infobae. No obstante, su relato sigue siendo motivo de debate, especialmente en un país donde la confianza en el sistema judicial ha sido socavada por décadas de corrupción y manipulación política.

El hecho de que Cúneo Libarona, un abogado que fue procesado y detenido en uno de los casos más sensibles de la historia argentina, ocupe hoy el Ministerio de Justicia, debería encender todas las alarmas en una sociedad que demanda transparencia y justicia. El caso AMIA, que aún no ha encontrado una resolución definitiva, está marcado por una serie de irregularidades que incluyen la destrucción de pruebas, la fabricación de testimonios y la manipulación de la investigación por parte de los servicios de inteligencia. En este contexto, la figura de Cúneo Libarona como Ministro de Justicia representa una contradicción que resulta difícil de digerir para quienes aún buscan respuestas sobre lo ocurrido aquel 18 de julio de 1994.

Además, este episodio pone en tela de juicio la coherencia del gobierno de Milei en cuanto a sus promesas de cambio y regeneración moral. El propio presidente ha hecho de la lucha contra la corrupción y la búsqueda de la verdad un eje central de su discurso político. Sin embargo, la designación de Cúneo Libarona parece sugerir lo contrario: un retorno a las viejas prácticas de encubrimiento y manipulación que han caracterizado a la política argentina durante décadas.

El caso también ilustra la capacidad del poder para reinventar a sus actores y reescribir la historia a su conveniencia. Cúneo Libarona, quien hace 27 años era señalado como un cómplice en la fabricación de pruebas y la coacción de testigos, ahora se presenta como un defensor de la justicia, sin que nadie en el gobierno de Milei parezca cuestionar la idoneidad de su designación. Esta amnesia colectiva es sintomática de un sistema político que sigue reciclando a los mismos personajes, sin importar su pasado, siempre y cuando sirvan a los intereses del poder de turno.

La historia de Mariano Cúneo Libarona es un recordatorio inquietante de que en Argentina, los escándalos del pasado nunca desaparecen del todo, sino que resurgen en los momentos más inesperados, para recordarnos que la impunidad sigue siendo una constante en la vida pública. Y mientras el país sigue esperando justicia por las víctimas de la AMIA, el hecho de que uno de los protagonistas de esa oscura trama judicial sea ahora responsable de impartir justicia, es una afrenta a la memoria y un obstáculo para la reconciliación.

La sociedad argentina, que ha demostrado una y otra vez su capacidad para resistir y exigir verdad, no puede permitir que se sigan repitiendo estos ciclos de impunidad y manipulación. La designación de Cúneo Libarona debería ser revisada con el mismo rigor que él dice haber aplicado en la defensa de sus clientes, porque en juego no está solo su reputación, sino la credibilidad de un gobierno que se presenta como el adalid de una nueva era política.

Fuentes:

https://www.perfil.com/noticias/politica/defendio-a-coppola-estuvo-preso-y-conoce-las-entranas-de-la-justicia-quien-es-mariano-cuneo-libarona.phtml

https://www.lanacion.com.ar/politica/mariano-cuneo-libarona-el-futuro-ministro-de-justicia-de-javier-mieli-fue-el-abogado-iconico-de-los-nid20112023/

https://www.politicargentina.com/notas/202407/59696-amia-la-tapa-de-clarin-que-recuerda-cuando-fue-detenido-el-actual-ministro-de-justicia-de-milei.html