Nueve meses de un gobierno sin rumbo

En tan solo nueve meses, el gobierno de Javier Milei ha transitado de una promesa de "renovación política" a un espectáculo político que, lejos de ofrecer soluciones, ha dejado a la sociedad argentina sumida en la incertidumbre, el hartazgo y la bronca. Alfredo Serrano Mancilla, analista político, ha trazado un análisis implacable sobre lo que ya muchos comienzan a denominar como el principio del fin de Milei. "La confianza es el pilar de cualquier liderazgo, y cuando se fractura, es casi imposible recuperarla", señala Mancilla, advirtiendo sobre un ciclo que parece irreversible.

Milei, que en campaña supo capitalizar el descontento popular con sus propuestas rupturistas y un discurso anti-establishment, ha descubierto que gobernar no es lo mismo que opositar. Las redes sociales y el show mediático, que tanto le sirvieron para crecer como figura, hoy se vuelven en su contra. Los martillazos en Wall Street, las fotos grandilocuentes y los desplantes mediáticos pueden ser útiles para hacer ruido, pero no llenan las alacenas de los argentinos, ni resuelven los problemas estructurales de un país que se encuentra al borde del colapso económico.

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El índice de confianza en el gobierno ha caído en picada. En menos de un mes, perdió 15 puntos, un síntoma claro de la ruptura entre Milei y la ciudadanía. Mancilla sostiene que este quiebre en la confianza es el peor enemigo para cualquier líder político, y Milei no es la excepción. "Cuando la confianza se rompe, es casi imposible restituirla. Las encuestas lo demuestran: la imagen positiva del presidente cayó de 51% a 37% en las últimas semanas. No se trata solo de números, sino de una tendencia irreversible", asegura el analista.

La gestión de Milei, que había arrancado con grandes expectativas y el apoyo de un 55% del electorado, hoy se encuentra con una ciudadanía que lo percibe como un actor desorientado, atrapado en su propio personaje. Como bien apunta Mancilla, el exceso de comunicación superficial y la falta de políticas concretas han acelerado su desgaste. "No es lo mismo ser un opositor de TikTok que un gobernante responsable. Después de nueve meses matando de hambre a la ciudadanía argentina, ese show ya no entretiene, molesta", sentencia el analista. Y es que la paciencia del pueblo se está agotando.

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Uno de los aspectos más llamativos del análisis de Serrano Mancilla es el paralelismo que traza entre Milei y figuras como Mauricio Macri o Carlos Menem. Según el politólogo, Milei ha logrado consolidar un núcleo de votantes hiperduros, un 35-37%, que le es fiel pese a su ineficiencia y descontrol. Este núcleo, compuesto en su mayoría por votantes motivados más por el odio hacia la oposición que por el apoyo a las políticas del actual presidente, es el mismo que Macri supo aglutinar en 2019 y que Menem y López Murphy alcanzaron en 2001. Sin embargo, esa base no es suficiente para sostenerse en el poder.

"Milei se va quedando con los suyos", afirma Mancilla. "Su gobierno se sostiene cada vez más en los sectores más ideologizados, pero eso no basta para mantenerse en el poder. La clave está en lo que haga la oposición en los próximos meses". Aquí radica el verdadero desafío para el futuro de Argentina: ¿será capaz la oposición de consolidarse en un frente unido que ofrezca una alternativa real y sólida frente al caos que ha sembrado el gobierno de Milei?

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La caída de Javier Milei es también una oportunidad histórica para la oposición argentina. Mancilla lo subraya con claridad: "La política no es estática. Ahora es el momento clave para que la oposición asuma un rol decisivo y capitalice el descontento social". Sin embargo, el camino no está libre de obstáculos. La derecha, como bien señala el analista, es disciplinada y está comenzando a tejer alianzas con sectores del radicalismo para sostener a Milei, aunque esto signifique recurrir a la "vieja partidocracia conservadora".

La oposición, por otro lado, sigue atrapada en disputas internas que le impiden consolidarse como una fuerza alternativa capaz de enfrentar a Milei y a las coaliciones que intentan mantenerlo a flote. Los cruces en redes sociales entre Cristina Kirchner y figuras como Milei o Luis "Toto" Caputo no contribuyen a centrar el debate en los problemas reales del país, como el endeudamiento, la inflación y la caída del salario. Para Mancilla, es fundamental que la oposición deje de lado las peleas de egos y se enfoque en un programa claro que aborde los temas que realmente importan a los argentinos.

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Lo que queda claro es que Milei ha perdido la capacidad de liderar. Su gobierno está sumido en el desgobierno y la improvisación. Cada vez más lejos del pueblo, y atrapado en su propio personaje, el presidente ve cómo su imagen se desploma mientras la gente sufre las consecuencias de su inacción. Pero el desenlace de esta crisis no está solo en manos de Milei. Como bien apunta Serrano Mancilla, "lo que pase de aquí en adelante dependerá de la oposición". Si esta logra organizarse en torno a un plan claro y coherente, podría dar el golpe de gracia a un gobierno que ya tambalea.

Mientras tanto, el país sigue al borde del colapso. La gente, cada vez más harta, empieza a perder la esperanza en las promesas vacías de un presidente que ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias. Y en ese vacío de poder, la única certeza es que Argentina necesita un cambio urgente.

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— En Orsai (@EnOrsai) September 24, 2024