En diálogo con PáginaI12, el ministro asegura que su misión es bajar el déficit fiscal y la inflación, ambas condiciones que dice que impulsarán el crecimiento económico. Afirma que se están creando empleos y que están subiendo los salarios en términos reales.
pagina12 // Martes 03 de enero de 2017 | 10:31
Antes de finalizar su primera jornada en el Ministerio de Hacienda, Nicolás Dujovne reitera sus prioridades: bajar el déficit fiscal, eliminar impuestos distorsivos y mejorar el gasto en infraestructura. “Estoy creando las condiciones para que la economía crezca y baje la inflación”, asegura durante una entrevista con PáginaI12.
La creación de empleo, la reactivación de la industria y la mejora del poder adquisitivo son desde su perspectiva un subproducto subordinado al cumplimiento de esas metas. “Negar que hubo un costo para el bolsillo del consumidor y en materia de empleo sería necio pero se sentaron las bases para que la economía pueda crecer”, insiste Dujovne a lo largo de la conversación que tuvo lugar en la oficina semi vacía del quinto piso del Palacio de Hacienda desocupada por Alfonso Prat-Gay en el fin de semana. “Vamos a priorizar el gasto en obra pública y eso nos genera necesidad de ser más cuidadosos en otras áreas de la administración. Tenemos que ser más eficientes en el gasto”, consideró el economista al desplegar con elocuencia los lineamientos de la visión dominante de la economía donde la mejora del resultado fiscal y la minimización de la intervención estatal son claves para bajar la inflación e impulsar la inversión privada.
A diferencia de otros miembros del Gabinete, Dujovne reconoce que la apertura importadora facilita el disciplinamiento de los precios internos: “Si nos preocupa la inflación y queremos más competencia, es lógico que la competencia importada también nos ayude en la batalla antiinflacionaria”. El funcionario que asumió ayer reiteró que en la administración pública nacional “no sobran trabajadores” sin embargo aseguró que “es atribución de cada ministerio, si en Educación piensan que los trabajadores cumplen o no cumplen esa es su decisión”. Confiado en la capacidad del ministro de Finanzas, Luis Caputo, para colocar deuda, Dujovne sostiene que “no tenemos problemas de financiamiento que nos lleven a pedirle al FMI”.
–Los datos oficiales muestran que la economía está en recesión, la inflación es alta, el consumo cae, el desempleo sube, las inversiones extranjeras no llegaron y las exportaciones de las economías regionales no se reactivaron, ¿concuerda con la afirmación del ex ministro Prat-Gay que aseguró que se iba con la sensación de una “misión cumplida”?
–Tuvimos distintas misiones, la suya la cumplió con creces. Lo que se hizo el año pasado fue muy importante. Es el camino a la normalización de la economía. Salimos del “cepo”, las prohibiciones a exportar, salimos del default. Fue un año difícil donde hubo que pagar costos. Los reconocemos pero sentaron las bases para que la economía argentina pueda crecer. Hubo que pagar costos de corto plazo en pos de los beneficios de mediano y largo plazo. Negar que existan costos para el bolsillo del consumidor y en materia de empleo seria necio. Lo reconocemos y lo tomamos en cuenta para adelante para decidir cómo seguimos. Ahora tenemos una tarea distinta.
–¿Por qué el objetivo primordial de su gestión será la reducción del déficit fiscal y no el crecimiento económico, la creación de puestos de trabajo o el impulso a la industria?
–Las economías con menos inflación crecen más. Nosotros tenemos metas de reducción gradual del déficit de mediano plazo. Al bajar el déficit estoy creando las condiciones para que la economía crezca más. Hoy para la Argentina bajar el déficit fiscal gradualmente es expansivo porque eso genera más crecimiento. Nos permite dar más certidumbre, bajar la tasa de interés e ir reduciendo impuestos que encarecen muchísimo el costo de producir en la Argentina. La baja en la inflación y la reducción del déficit fiscal son expansivas para la economía. Yo no tengo que sacar el “cepo” ni salir del default, quiero enfocarme en que la manera en la que recaudamos impuestos y gastamos sean las más eficientes y equitativas posibles. A su vez quiero darle más coordinación macroeconómica al gobierno. El gobierno tiene aspectos de coordinación micro que lleva adelante la Jefatura de Gabinete pero en la coordinación macro tenemos un papel muy importante.
–¿Qué quiere decir “coordinación macroeconómica”?
–Los ritmos y las prioridades en términos de ingresos y gastos tienen impactos macroeconómicos. Quiero que opinemos ahí. Nosotros queremos gastar muchísimo en obra pública porque tiene mucho más efecto multiplicador que otros gastos. Vamos a priorizar ese gasto. Eso nos genera necesidad de ser más cuidadosos en otras áreas de la administración para poder sostener expansión en el gasto en infraestructura.
–A pesar de la intención del Gobierno para atraer inversiones extranjeras y promover las exportaciones, el consumo privado explica más del 75 por ciento del PIB, ¿es posible crecer si la demanda interna continúa retrocediendo?
–En 2017 el consumo no va a tener los dos vientos de frente que experimentó el año pasado, al menos no en la misma proporción. En 2016, el consumo estuvo muy afectado por el traspaso a precios de la unificación cambiaria y la suba de precios de productos regulados (devaluación y aumento de tarifas). La inflación está en 19,6 por ciento anualizada. Vamos a tener una mejora del salario real que se va a manifestar en el consumo y el empleo en el sector privado formal. Entre agosto y octubre se crearon 36 mil puestos de trabajo después de que hubo una destrucción importante.
–La destrucción alcanzó los 140 mil empleos registrados durante la primera parte del año.
–La cifra no llegó a 140 mil. Se perdieron empleos en la primera parte del año y se empezaron a recuperar en agosto junto con el poder adquisitivo del salario. En noviembre tuvimos una suba importante del consumo. Son números que todavía no se conocen en el sector privado. La inversión cae por la construcción que va a crecer el año que viene. En noviembre las exportaciones crecieron 19 por ciento interanual en cantidades y se recupera. Vamos a un 2017 realmente mejor.
–Los indicadores de consumo elaborados por los supermercados, cámaras empresarias y consultoras no muestran esa mejora que usted sugiere para noviembre y tampoco en diciembre.
–Cuando se mira en términos interanuales todo es negativo. Nuestra evaluación es que noviembre y diciembre fueron mejores que los meses precedentes.
–Por primera vez desde 1975 durante una recesión aumenta la importación de bienes de consumo en cantidades, ¿no le preocupa que los bienes que ingresan comiencen a competir y afectar la producción de las economías regionales que, por ejemplo, debían haberse beneficiado de la devaluación y la quita de retenciones?
–No. Lo miramos con atención pero venimos de niveles tan bajos que vamos a ver tasas de crecimiento sostenidas en los próximos años. Argentina es uno de los 10 países del mundo que menos importa en el mundo. Importamos muy poco. Para poder exportar más la economía necesita importar más. Veníamos de una economía donde estaba prohibido importar. Es lógico que en la canasta de consumo de la Argentina pesen un poco más las importaciones. Pero además si nos preocupa la inflación y queremos más competencia, bueno, es lógico que la competencia importada también nos ayude en la batalla antiinflacionaria. Hay que contrapesar todos los objetivos que tenemos: nosotros queremos bajar la inflación y mejorar el salario de bolsillo. Y queremos crear condiciones más competitivas en la economía.
–Usted afirmó que las provincias deben ser más eficientes y describió un excesivo aumento en el empleo público, ¿cómo se avanza en ese camino sin iniciar un ajuste del gasto?
–Yo jamás afirmé que hay que eliminar empleo en el sector público. Yo describí la dinámica que se observó donde había un sector privado que no creaba empleo y un sector público que se hizo cargo de eso creando puestos que, especialmente en las provincias, no fueron tan productivos pero jugaron un rol social de absorción de mano de obra. En buena medida se financia con impuestos muy distorsivos como Ingresos Brutos. Hay que trabajar sobre eso y generar las condiciones para que el empleo privado crezca.
–¿Es posible conjugar su afirmación en la conferencia de prensa del viernes pasado en Casa Rosada donde afirmó que “en la administración central no nos sobra ningún empleado” con la situación que se vive en el Ministerio de Educación donde las autoridades pretenden cesantear a más de 400 trabajadores y 2600 tutores?
–En la administración pública nacional el crecimiento del empleo fue menor y una parte muy importante está vinculada a las fuerzas de seguridad. Lo que yo dije fue una definición general. Yo puedo hablar de la macroeconomía. Después es atribución de cada ministerio. Si el Ministerio de Educación piensa que cumplen o no cumplen es su decisión.
–En sus últimos artículos publicados en La Nación hizo referencia a la necesidad de reducir los costos laborales y desliza la posibilidad de volver a pedirle fondos al FMI.
–Una cosa son mis columnas y otra es la cuestión operativa. Hoy empezamos. Considero que Argentina tiene costos muy altos para el trabajo, cargas muy elevadas. En lo que respecta al FMI, volvimos a ser socios del club pero sus recomendaciones no son vinculantes. No tenemos problemas de financiamiento que nos lleven a pedirle al Fondo. Tenemos la tasa de interés más baja de la historia. Va a seguir bajando la sobretasa a niveles parecidos a nuestros vecinos.
@tomaslukin