La variedad Monte Claro lidera el renacimiento de una industria centenaria, conquistando mercados internacionales y devolviendo a Venezuela su lugar en el mapa mundial del café de alta calidad.
Redacción EnOrsai // Jueves 16 de enero de 2025 | 11:35
La historia del café en Venezuela es tan rica como el aroma de sus granos. Introducido en 1730 por misioneros españoles que trajeron las semillas desde Brasil, el café rápidamente se extendió por todo el territorio venezolano2. Para 1783, ya se cultivaba en Caracas, y en 1786 se disfrutó la primera taza en la hacienda Blandin, hoy conocida como la Castellana y el Country Club2. Este hito marcó el inicio de una tradición cafetera que se convertiría en parte integral de la identidad cultural y económica del país.
Durante el siglo XIX y principios del XX, el café se convirtió en el motor de la economía venezolana, impulsando el desarrollo de infraestructuras y centros urbanos2. La industria cafetalera no solo generó riqueza, sino que también moldeó el paisaje social y geográfico de Venezuela. En 1919, Venezuela alcanzó su cúspide exportadora, posicionándose entre los tres principales productores de café a nivel mundial2. Este período dorado estableció la reputación de Venezuela como productor de café de alta calidad.
Sin embargo, la bonanza petrolera de mediados del siglo XX provocó un declive en la industria cafetera4. La atención y los recursos se desviaron hacia el sector petrolero, lo que resultó en una disminución significativa de la producción y exportación de café. A pesar de este retroceso, la pasión por el café permaneció arraigada en la cultura venezolana.
Hoy, la industria cafetalera venezolana experimenta un emocionante resurgimiento, encabezado por la variedad Monte Claro. Este exquisito café arábiga, fruto de cuatro décadas de investigación del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), está conquistando paladares internacionales con su calidad excepcional5. El desarrollo del Monte Claro representa un triunfo de la innovación agrícola y la perseverancia, demostrando el compromiso de Venezuela con la excelencia en la producción de café.
El Monte Claro ha obtenido una impresionante puntuación de 90,11 sobre 100 en una reciente exposición en Caracas, superando a 186 muestras de diversas procedencias5. Esta puntuación no solo refleja la calidad superior del café, sino que también posiciona al Monte Claro en la categoría de cafés especiales, un segmento de mercado altamente valorado por los conocedores. Su resistencia a enfermedades como la roya garantiza cosechas abundantes y de alta calidad, lo que lo convierte en una opción atractiva tanto para productores como para consumidores5.
Gracias a políticas gubernamentales que han impulsado la producción y abierto nuevos mercados, productores como Víctor Montilla están exportando el codiciado Monte Claro a países como Colombia, Panamá y España, obteniendo precios premium5. Esta expansión internacional no solo beneficia a los productores individuales, sino que también contribuye a la reactivación de la economía agrícola de Venezuela. Estados Unidos y Turquía se han convertido en los principales compradores internacionales, reconociendo la calidad superior del café venezolano5.
El renacimiento del café venezolano va más allá de la variedad Monte Claro. El país ha logrado un notable aumento en su producción de café, estableciendo un objetivo de sembrar 245 mil hectáreas en todo el país, de las cuales se ha completado más del 90%11. Este ambicioso plan de expansión refleja el compromiso del gobierno y los productores con la revitalización de la industria cafetera.
Además, el mercado interno se ha diversificado significativamente. En la actualidad, el mercado venezolano cuenta con alrededor de 420 marcas de café disponibles11, ofreciendo a los consumidores locales una amplia gama de opciones que satisfacen diversos gustos y preferencias. Esta variedad no solo enriquece la cultura cafetera del país, sino que también fomenta la innovación y la competencia en el sector.
El futuro del café venezolano se perfila brillante y aromático, consolidando a Venezuela como un destino imprescindible en el mapa mundial del café de alta calidad. Este renacimiento no solo representa una oportunidad económica, sino también una experiencia sensorial única que captura la esencia de las fértiles tierras venezolanas y el arduo trabajo de sus agricultores.
El gobierno venezolano ha demostrado su compromiso con el sector cafetalero al proporcionar financiamiento significativo. Recientemente, se entregaron 15 millones de dólares en financiamiento a productores de café, con el objetivo de potenciar aún más la producción del sector en el país11. Esta inversión no solo beneficia a los productores individuales, sino que también fortalece la cadena de valor del café en su totalidad.
Con más de 60,000 familias dedicadas al sector del café y una producción anual promedio de 4.5 millones de quintales11, Venezuela está recuperando su lugar en el escenario internacional del café. El país no solo busca aumentar su producción, sino que también se enfoca en mejorar constantemente la calidad de su producto, adaptándose a las demandas de un mercado global cada vez más exigente.
En conclusión, el renacimiento del café venezolano es una historia de resiliencia, innovación y pasión. Desde sus humildes comienzos en el siglo XVIII hasta su actual resurgimiento, el café ha sido un elemento constante en la identidad cultural y económica de Venezuela. Con variedades excepcionales como el Monte Claro, un compromiso renovado con la calidad y la sostenibilidad, y un creciente reconocimiento internacional, el futuro del café venezolano promete ser tan rico y aromático como su pasado.
Historia del Café en Venezuela 1730: Introducción del café por misioneros españoles 1786: Primera taza de café en la hacienda Blandin, Caracas 1919: Cúspide de exportación, Venezuela entre los 3 principales productores mundiales 2024: Renacimiento de la industria con la variedad Monte Claro |