Lunes 27 de enero de 2025 | 17:05
A los 3 minutos del segundo tiempo, luego de preguntarle varias veces al árbitro por qué dejaba pegar tanto sin sacar una sola tarjeta amarilla, Éric Cantona fue expulsado. Un golpe a Richard Shaw fue suficiente para que le mostraran la tarjeta roja. Era el 25 de enero de 1995 y, en Londres, se enfrentaban el Crystal Palace y el Manchester United.
En medio de las quejas, el futbolista francés se bajó su característico cuello de la camiseta y, sin decir una palabra, comenzó un lento camino hacia el vestuario. Detrás suyo quedaba el tumulto de jugadores que reclamaban. En aquel momento, entre los gritos del público, uno se llevó la atención del futbolista. Era el de un joven llamado Matthew Simmons.
Luego de hacer un saludo nazi en el acto de asunción de Trump, ayer Musk participó por videollamada en el acto electoral del partido neonazi alemán AfD. Le sacaron esta linda foto. @rquiroga777 pic.twitter.com/LO46pqp1p4
— El Profe Romero (@romerodiario) January 26, 2025
Acompañado de varios insultos xenófobos, Simmons le gritó “andate a tu país” y Cantona, nieto de un refugiado que combatió al franquismo durante la guerra civil, no se quedó sin responder. Inmediatamente y sin dudarlo, se abrió paso entre los guardias que lo escoltaban hasta los vestuarios, fue directo hacia el fascista y, de un salto, le dio una patada en el pecho que quedaría marcada a fuego en la historia. Acto seguido, se le fue encima para seguir golpeándolo hasta que, entre varios, lograron detenerlo.
Luego, la Justicia. Como respuesta, la Asociación del Fútbol Inglés decidió suspenderlo por nueve meses y la selección de Francia lo apartó de las convocatorias. Además, fue condenado a dos semanas de cárcel, que cumplió haciendo trabajos comunitarios, y al pago de una suma de dinero. A Simmons, quien participaba de actos de extrema derecha, se definía como racista y estaba afiliado al partido fascista National Front, solamente se le prohibió asistir a estadios por doce meses.
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Años más tarde, en una entrevista para la BBC, le preguntaron cuál creía que había sido el mejor momento de su carrera: "Cuando le di la patada al fascista. Es un sueño para algunos patear a esta gente. Lo hice por ellos, para que sean felices. Saltar y patear a un fascista no se puede saborear todos los días". Luego, agregó: "Debería haber pateado al fascista más fuerte. No puedo arrepentirme. Me sentí genial. Aprendí de ello y creo que él también".
Ya retirado del fútbol profesional, Cantona nunca dejó de denunciar a la mafia de la FIFA y al sistema imperante que, en todas sus formas, avala y fomenta el racismo y la xenofobia. Alguna vez, allá por 2010, sosteniendo que el capitalismo “gira alrededor de los bancos", propuso que la gente se manifestase con carteles en las calles y vaya al banco a retirar todo lo que tengan: "Si van 3 millones, 10 millones, colapsan. Una revolución real".
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