TURISMO

El Milagro de las Ballenas en la costa atlántica: Un Espectáculo Natural que No Necesita de Viajes al Sur

La temporada de avistaje de ballenas en Miramar, que se extiende de julio a octubre, ofrece la oportunidad única de observar a estos gigantes del océano desde la costa. La presencia creciente de la Ballena Franca Austral en la región es un fenómeno natural que ha despertado el interés de científicos y conservacionistas, promoviendo prácticas de avistaje responsable y una mayor conciencia sobre la importancia de su conservación.

El Milagro de las Ballenas en la costa atlántica: Un Espectáculo Natural que No Necesita de Viajes al Sur

Martes 03 de septiembre de 2024 | 06:33

El viento en Miramar acaricia suavemente, en lugar de azotar como lo hizo días atrás. Es una mañana de sol, ideal para caminar por la costa. El mar, sereno y más turquesa que nunca, refleja una calma inusual tras la furia de la sudestada. Es en este escenario apacible donde los visitantes encuentran el deleite de una caminata invernal, lejos del bullicio y el trajín de las ciudades.

Mirar el horizonte se convierte en una actividad casi meditativa. La mente se libera, los pensamientos fluyen, y respirar hondo parece ser la única tarea necesaria. Sin embargo, de pronto, algo rompe esa calma: un lomo negro y redondeado emerge del agua, sorprendiendo al observador. Es una ballena.

Este avistamiento fortuito revela una verdad que pocos conocen: no es necesario viajar a las lejanas costas del sur argentino para presenciar el espectáculo de las ballenas. Desde hace unos años, estos majestuosos cetáceos han hecho de Miramar uno de sus puntos de parada en su migración anual, trayendo consigo la oportunidad de admirarlas desde la costa.

La Costa Atlántica Bonaerense se convierte en un destino privilegiado para el avistaje de la majestuosa Ballena Franca Austral, una experiencia que cautiva a locales y turistas.

Las ballenas, específicamente la Ballena Franca Austral (Eubalaena australis), comienzan a arribar a las costas de Miramar desde julio, extendiendo su estadía hasta bien entrada la primavera. Este fenómeno, relativamente reciente, ha transformado la tranquila ciudad costera en un destino emergente para los amantes de la naturaleza.

La Fundación Cethus, una organización dedicada a la investigación y conservación de cetáceos en Argentina, ha estado monitoreando este comportamiento desde 2013. Su trabajo ha revelado detalles fascinantes sobre la presencia de estas ballenas en Miramar, destacando la importancia de la zona como un corredor migratorio esencial. Los relevamientos realizados por la Fundación, que incluyen el uso de drones y fotografía, han permitido individualizar a muchas de estas ballenas, lo que a su vez facilita su seguimiento a lo largo de los años y en diferentes puntos de su ruta migratoria.

Lo que hace único al avistaje de ballenas en Miramar es la posibilidad de observarlas desde la costa, sin necesidad de embarcarse en costosas excursiones. El punto ideal para ello es la zona de ingreso al Vivero Municipal, un área donde las ballenas parecen sentirse particularmente cómodas. Aquí, con un poco de paciencia y una buena cámara fotográfica, es posible capturar imágenes inolvidables de estos gigantes del mar.

Sin embargo, los expertos advierten sobre la necesidad de un avistaje responsable. Si bien la Ballena Franca Austral es conocida por su carácter tranquilo, es fundamental respetar su espacio y no intentar acercarse a ellas, especialmente si se está en una embarcación. A pesar de su curiosidad natural, las ballenas son animales silvestres que pueden llegar a pesar hasta 40 toneladas, lo que implica un riesgo tanto para ellas como para los humanos si no se manejan con la debida precaución.

La Ballena Franca Austral es un cetáceo misticeto, es decir, un tipo de ballena que se alimenta filtrando el agua a través de las barbas de queratina que cuelgan de su mandíbula superior. Estas barbas, que pueden medir hasta 2,5 metros de largo, les permiten capturar su principal fuente de alimento: pequeños crustáceos como el krill y los copépodos. Durante la temporada estival, una ballena adulta puede llegar a ingerir hasta 2 toneladas de estos diminutos organismos diariamente.

Las hembras de esta especie son particularmente impresionantes, alcanzando los 17 metros de longitud, mientras que los machos son un poco más pequeños, llegando a los 15 metros. El ciclo reproductivo de las ballenas es igualmente fascinante. Las hembras dan a luz por primera vez a los 9 años y tienen una cría cada tres años. Después de un año de gestación, la cría nace midiendo unos 4 metros y pesando alrededor de una tonelada. En los primeros meses de vida, las crías crecen rápidamente, alcanzando los 8 metros de largo y un peso de hasta 8 toneladas en tan solo tres meses.

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El aumento de la población de Ballenas Francas Australes que visitan Miramar cada año no solo ha captado la atención de los científicos, sino también de un público cada vez más amplio de turistas y locales. Además de la Península Valdés, tradicionalmente conocida por ser el principal sitio de reproducción de esta especie, ahora es común ver ballenas desde otras localidades de la costa atlántica, como Mar del Plata, Necochea, y Pinamar.

El avistaje de ballenas en Miramar no solo es un espectáculo visual, sino también una experiencia que conecta a las personas con la naturaleza de una manera profunda y significativa. La posibilidad de verlas retozar, alimentarse, y escuchar el característico sonido de su exhalación es un privilegio que pocos lugares del mundo pueden ofrecer.

El trabajo de la Fundación Cethus y otras organizaciones es crucial para garantizar que este fenómeno natural continúe en los próximos años. A través de sus investigaciones, se busca comprender mejor el uso del hábitat por parte de las ballenas y desarrollar estrategias de conservación efectivas que protejan tanto a los cetáceos como a su entorno.

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Una de las claves para la conservación es la educación. Talleres de sensibilización y capacitaciones están siendo realizados para promover un avistaje responsable y para asegurar que las futuras generaciones también puedan disfrutar de este espectáculo natural. Respetar las normas de observación y tomar conciencia del impacto humano en el medio ambiente son pasos fundamentales para lograr un equilibrio sostenible entre el turismo y la conservación.

Para quienes aman la naturaleza, el avistaje de ballenas en Miramar es una experiencia que va más allá de lo visual. Es una oportunidad para conectar con el entorno, para reflexionar sobre la majestuosidad del océano y sus habitantes, y para dejar volar la imaginación. Sentarse en la costa, con un mate en la mano, la cámara lista, y el sonido del mar de fondo, es una invitación a un viaje sensorial único. Las ballenas, con su presencia imponente y sus movimientos elegantes, nos recuerdan lo pequeños que somos y, al mismo tiempo, lo afortunados que somos de compartir el mundo con seres tan extraordinarios.

 

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