Te hicieron creer que podías disfrutar unos días

En un país marcado por el ajuste fiscal, la dolarización como bandera económica y el aumento de las desigualdades sociales, el gobierno de Javier Milei anunció mediante el Decreto N° 83370/24 la designación de los feriados puente para 2025: el 2 de mayo, 15 de agosto y 21 de noviembre. Si bien la medida parece alinearse con el objetivo de fomentar el turismo interno, la decisión no escapa al contexto crítico que atraviesa Argentina, con sectores que ven en esta resolución una maniobra política más que una estrategia efectiva.

El decreto no elimina los feriados para los trabajadores. Este documento establece específicamente tres días no laborables con fines turísticos para el año 2025: el 2 de mayo, el 15 de agosto y el 21 de noviembre. Estos días son adicionales a los feriados nacionales obligatorios ya previstos por la Ley N° 27.399.

La diferencia clave entre un feriado nacional y un día no laborable radica en su obligatoriedad:

• Feriado nacional: es obligatorio para todos, tanto para empleadores como para trabajadores, y en caso de trabajar en un feriado, corresponde el pago doble.
• Día no laborable: queda a criterio del empleador privado otorgarlo o no, mientras que en el sector público suele ser obligatorio.

Por lo tanto, los feriados tradicionales como el 25 de mayo o el 9 de julio no se ven afectados por este decreto. Lo que el gobierno de Milei hizo fue sumar días no laborables específicos con el objetivo de fomentar el turismo interno, aunque su efectividad y alcance son discutibles, dado que no todos los trabajadores podrán beneficiarse de estos días libres.

El régimen de feriados nacionales y días no laborables establecido por la Ley N° 27.399 ha sido históricamente un recurso para impulsar la economía turística, especialmente en regiones alejadas de los grandes centros urbanos. Sin embargo, bajo un gobierno que prioriza el ajuste y la eliminación de lo que considera “gastos superfluos”, este decreto resulta contradictorio. Milei y su equipo, liderado en esta medida por Guillermo Francos, intentan sostener una política que, al menos en el discurso, choca con las bases de su modelo económico.

El impacto del ajuste en el turismo interno

Desde la asunción de Javier Milei, las medidas económicas adoptadas han puesto en jaque sectores clave de la economía argentina, y el turismo no es la excepción. Las pequeñas y medianas empresas turísticas, que representan una porción significativa del empleo en muchas provincias, enfrentan un panorama incierto ante la suba de costos operativos, la devaluación y la caída del poder adquisitivo de los argentinos. En este contexto, los feriados puente podrían funcionar como un paliativo, aunque insuficiente, para reactivar un sector golpeado.

Pero la implementación de estos días no laborables está lejos de ser un salvavidas. Con un transporte público afectado por recortes, rutas deterioradas y un aumento en los costos de hospedaje y alimentación, las familias argentinas encuentran cada vez más difícil aprovechar estas fechas. Así, los beneficiarios principales parecen ser los grandes grupos hoteleros y las aerolíneas, en detrimento del turismo interno popular.

Este decreto es contrario a lo prometido en campaña

En su campaña, Milei prometió eliminar regulaciones que, según su visión, ahogan la economía, incluidas las relacionadas con feriados y derechos laborales. Sin embargo, este decreto plantea un giro inesperado, generando dudas sobre la coherencia del discurso oficial. ¿Qué llevó al gobierno libertario a mantener una política que históricamente asoció con el “estatismo populista”?

La respuesta podría estar en la presión de los gobernadores de provincias turísticas, quienes enfrentan el impacto devastador de las políticas de ajuste en sus economías locales. En un intento por contener las crecientes tensiones políticas, Milei habría cedido ante este sector estratégico, pero sin ofrecer un plan integral que garantice el éxito de estas medidas.

Un modelo que no cierra

Más allá del impacto en el turismo, los feriados puente son un síntoma de un problema mayor: la incapacidad del gobierno de Milei de diseñar políticas coherentes con su proyecto de país. Mientras se insiste en recortar programas sociales, desmantelar instituciones públicas y reducir derechos laborales, la designación de estos días no laborables parece un gesto vacío, destinado a evitar críticas más profundas pero sin sustancia real para reactivar la economía.

La paradoja se hace evidente. Mientras se promueve la libertad de mercado y la supresión de intervenciones estatales, el Estado sigue interviniendo para mantener ciertos beneficios simbólicos. Esto pone en evidencia una contradicción: el modelo económico ultraliberal no solo se enfrenta a desafíos de implementación, sino también a una creciente resistencia social que podría derivar en tensiones políticas aún mayores.

Un puente hacia la incertidumbre

Los feriados puente de 2025 propuestos por el gobierno de Javier Milei simbolizan mucho más que una medida para fomentar el turismo interno. Reflejan las contradicciones y limitaciones de un modelo económico que, en su afán de ajuste, no logra ofrecer soluciones sostenibles ni para el turismo ni para otros sectores vitales de la economía argentina. Sin una estrategia clara, estos días no laborables corren el riesgo de ser un espejismo más en un país que busca, sin éxito, un puente hacia la estabilidad.