(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) Uno de los aspectos relevantes en esta trama es la participación de militares retirados que aportaron sus conocimientos y habilidades para llevar a cabo el atentado. Entre estos individuos, destacan el Franco Castelli y Juan Ramón Arias.

Franco Castelli, es un ex soldado voluntario que fue apartado de sus funciones cuando se descubrió su vínculo con el grupo neonazi. Participó en una de las conversaciones en vivo que Revolución Federal llevó a cabo en Twitter Spaces, bajo el título "¿Hay que pudrirla?", el 25 de agosto. Durante este evento, Castelli desempeñó un papel destacado en un intercambio de palabras con Jonathan Morel, líder de Revolución Federal. Durante su intervención, mencionó que todos los días pasa por la esquina donde se encuentra la casa de Máximo Kirchner, ubicada en Río Gallegos, la misma ciudad donde reside Castelli.

Según informó Juan Grabois a través de su investigación para la causa de la cual es querellante, hubo militares retirados que aportaron conocimientos y capacidades para realizar el atentado como es el caso de Juan Ramón Arias que se jactaba de ser mano derecha de Aldo Rico.

Revolución Federal, el grupo detrás del atentado, se revela como una organización mucho más sofisticada de lo que podría parecer a simple vista. Esta agrupación cuenta con vínculos políticos y acceso a financiamiento, lo que plantea interrogantes sobre la magnitud de su influencia y sus conexiones con la célula que llevó a cabo el ataque contra Cristina Fernández de Kirchner.

Un ejemplo de estas conexiones es Brenda Uliarte, quien no solo participaba activamente en las marchas organizadas por Revolución Federal, sino que también mantenía un diálogo constante con sus miembros. Además, el grupo República Federal, afiliado a Revolución Federal, difundía en sus redes sociales las apariciones televisivas de Uliarte antes del atentado, lo que sugiere una coordinación y apoyo activo.

Antes del ataque, los grupos de comunicación de Revolución Federal no ocultaban su intención de llevar a cabo acciones violentas, incluso llegando a discutir abiertamente la posibilidad de asesinar a Cristina Fernández de Kirchner. Un caso particularmente destacado es el de Lidia Cassiano, integrante de Revolución Federal, quien ofreció su arma para llevar a cabo el acto y que fue finalmente secuestrada durante un allanamiento. Además, se descubrió que Cassiano era instructora de tiro, lo que refuerza la idea de que existía una predisposición hacia la violencia.

Todas las acciones violentas y delictivas llevadas a cabo por Revolución Federal se encuentran bajo investigación en el juzgado Federal número 8, donde uno de los querellantes es Juan Grabois quien proporcionó esta información. Sin embargo, a pesar de la clara conexión entre Revolución Federal y los denominados "copitos", aún no se ha logrado unificar las causas en curso.

Este hecho reviste una importancia crucial, ya que en esa causa se investigan todos los actos violentos perpetrados por Revolución Federal y sus grupos afiliados durante más de un año, con Cristina Fernández de Kirchner como la principal víctima. La única razón por la que la justicia podría no abordar adecuadamente estas conexiones es si existe una determinación firme de que el atentado quede impune.