Economía

¿Qué es una devaluación de la moneda y cómo puede arruinarte la vida?

En un país al borde del abismo económico, entender qué es una devaluación no es solo cultura general: es una herramienta de supervivencia

¿Qué es una devaluación de la moneda y cómo puede arruinarte la vida?

En Orsai // Sábado 12 de abril de 2025 | 11:32

Mientras el gobierno de Javier Milei juega con fuego, millones de argentinos sienten el temblor en sus bolsillos. La devaluación no es una abstracción técnica: es el encarecimiento brutal de tu vida diaria, el golpe que puede vaciar tu heladera y pulverizar tu salario. Te explicamos qué significa devaluar una moneda y por qué, una vez más, el pueblo será quien pague la fiesta ajena.

Cuando escuchamos la palabra "devaluación", el discurso oficial suele envolverla en tecnicismos para hacerla sonar inofensiva. Pero no te confundas: detrás de cada devaluación hay una transferencia brutal de riqueza, de los que menos tienen hacia los que más acumulan. Y, como de costumbre, los grandes medios intentan adormecernos mientras ocurre.

¿Qué es una devaluación de la moneda?

La devaluación es, en pocas palabras, la pérdida del valor de nuestra moneda nacional, el peso. Significa que con los mismos billetes que tenías ayer, hoy podés comprar menos. ¿Por qué pasa esto? Porque el Gobierno decide –o es obligado– a reconocer que el peso vale menos frente a monedas extranjeras, como el dólar. Es como si de repente admitieran que tu salario, tus ahorros y tu esfuerzo valen menos en el mercado global.

En Argentina, la devaluación no es una novedad. Es casi un deporte nacional que cada tanto nos arrebata lo poco que nos queda. Pero bajo el modelo de Milei, que se jacta de "dinamitar todo", las consecuencias podrían ser aún más feroces.

¿Por qué devalúan?

La narrativa oficial suele decir que la devaluación es necesaria para "corregir desequilibrios". Lo que no dicen es que esos desequilibrios fueron generados por políticas que priorizan a los grandes exportadores, al agronegocio y a los especuladores financieros. Para ellos, una devaluación es un maná del cielo: exportan soja, carne o litio, cobran en dólares y, al traerlos al país, reciben más pesos que antes.

Para vos, para mí, para cualquier trabajador, significa lo contrario: que el sueldo se hace polvo, que lo importado (y también lo local, porque todo se dolariza) sube de precio, que la inflación se dispara como un misil.

¿Cómo te afecta una devaluación?

Acá no hay misterio. La devaluación golpea directo en:

Los alimentos: la harina, el aceite, la carne... todo se produce en Argentina, pero los precios se fijan en dólares. Devaluar es una excusa perfecta para remarcar precios y dejarte mirando góndolas vacías.

Los medicamentos: más caros, más inaccesibles, más lejos de quienes los necesitan.

El alquiler: porque los dueños ajustan los contratos en dólares o atados a la inflación, y la devaluación acelera ambas.

Los servicios públicos: si soñabas con tarifas "realistas", la devaluación las vuelve impagables en un abrir y cerrar de ojos.

El salario: tu sueldo se queda en pesos, pero los precios vuelan en dólares. Resultado: cada vez más pobre.

¿Y los "beneficios" de devaluar?

Te van a decir que una devaluación "reactiva la economía", que "estimula las exportaciones", que "atrae inversiones". Palabrerío. La realidad muestra que, en el mejor de los casos, reactivan la economía... de los ricos. Y que esas inversiones llegan atraídas por sueldos de hambre y recursos naturales regalados.

En definitiva, los beneficios de una devaluación son para unos pocos. El costo, como siempre, lo paga el pueblo.

¿Quién gana y quién pierde?

Ganan: exportadores, bancos, fondos de inversión, el FMI y el Gobierno que necesita desesperadamente dólares para no naufragar.

Pierden: trabajadores, jubilados, clase media, pymes, estudiantes, docentes, médicos, vos, yo, nosotros.

¿Qué podemos hacer?

La historia argentina enseña que cada devaluación no solo empobrece materialmente: también genera frustración, bronca, desesperanza. Por eso es clave informarse, organizarse y resistir. La resignación es el sueño húmedo de quienes lucran con nuestras derrotas.

Hoy más que nunca, entender qué es una devaluación es entender el mecanismo que utilizan para mantenernos de rodillas. No alcanza con sobrevivir: hay que pelear por un país donde nuestra moneda, nuestro salario y nuestra dignidad no sean mercancías para subastar.

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