Estuvo apenas unos cien días a cargo del gobierno, lo suficiente como para poder ofrecerle todo el territorio a sus amigos ingleses. Cosas de la oligarquía argentina que por no saberlas aceptamos monumentos que los recuerdan como héroes nacionales.
Martes 29 de noviembre de 2022 | 09:17
(Por Walter Onorato) Estuvo apenas unos cien días a cargo del gobierno, una vez destituido el Directorio de Posadas. Tiempo suficiente para entregar todo al imperio británico. Me refiero a Carlos María de Alvear, el mismo que ideó un plan para asesinar a San Martín pero eso lo veremos en otra ocasión.
Alvear fue un militar y político muy renombrado por la historiografía clásica argentina que inició su carrera militar en España. Regresó a nuestras tierras en 1812 junto con don José de San Martín para colaborar en la “lucha” por la Independencia.
Pero vayamos al punto central de esta pequeña referencia histórica. En 1815 Alvear se convirtió en director Supremo, y como veía al General San Martín como una amenaza para sus proyectos políticos realiza una reorganización de los ejércitos. Lo divide en tres, el del Norte, Banda Oriental y Buenos Aires, enviando a San Martín a Cuyo que de esta manera pasó a ser su subordinado.
Posadas, el anterior Director Supremo, había enviado a Belgrano y Rivadavia a Europa a fin de felicitar a Fernando VII tras haber recuperado su "libertad" de manos francesas pero Sarratea se les adelantó con una carta desde Londres. Alvear no se conformó con las tratativas anteriores, y envió a Manuel José García a poner las Provincias Unidas directamente bajo dominio británico y lo hace con una nota a lord Castlereagh que decía:
Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abando- nan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés, y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen.
[...] Es necesario se aprovechen los momentos, que vengan tropas que impongan a los genios díscolos, y un jefe plenamente autorizado que empiece a dar al país las formas que sean de su beneplácito.
Según algunos historiadores, Inglaterra conservaba el recuerdo de las invasiones al Río de la Plata, y no deseaba molestarse con España, por lo que no actuó en consecuencia.
Según el historiador Felipe Pigna, Alvear se encontraba "asustado por el regreso del absolutista Fernando VII al trono de España y ante la perspectiva de una derrota definitiva de Napoleón, le escribía a Lord Strangford, embajador inglés en Río de Janeiro, el 25 de enero de 1815:
"Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a todos los hombres de juicio y de opinión, que este país no está en edad ni en estado de gobernarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija y contenga en la esfera del orden antes que se precipite en los horrores de la anarquía.
Pero también ha hecho conocer el tiempo la imposibilidad de que vuelva a la antigua dominación, porque el odio a los Españoles, que ha excitado su orgullo y opresión desde el tiempo de la conquista, ha subido de punto con los sucesos y desengaños de su fiereza durante la revolución. Ha sido necesaria toda la prudencia política del gobierno actual para apagar la irritación que ha causado en la masa de estos habitantes el envío de Diputados al Rey [de España; se refiere a la misión de Rivadavia y Belgrano].
En estas circunstancias solamente la generosa Nación Británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos a estas Provincias, que obedecerán su Gobierno, y recibirán sus leyes con el mayor placer."
Para algunos fue un traidor a la causa revolucionaria, para otros llevó adelante el deseo de la oligarquía que es ser parte del imperio. Más adelante veremos nuevamente esta actitud en la década infame con el pacto Roca-Runciman y quizás en nuestros días en dirigentes políticos como Macri, Milei y la caterva de pseudoliberales autóctonos que nos quiere hacer creer que nuestro país es de cuarta, no tiene remedio y que lo mejor está afuera. Sin ir más lejos recordemos a Patricia Bullrich recomendando entregar las Malvinas a los ingleses.
Este es el majestuoso monumento ecuestre dedicado a Carlos María de Alvear que se encuentra en la ciudad de Buenos Aires. ¿Porque se lo recuerda con tantos honores? Porque fue un representante de la oligarquía, sus descendientes, Torcuato de Alvear fue el primer intendente de la Ciudad de Buenos Aires y abuelo de Marcelo Torcuato de Alvear, presidente de la República Argentina entre los años 1922 y 1928.
La obra es del escultor francés Antoine Bourdelle y fue enviado a Buenos Aires desde Francia en el año 1925 y al año siguiente fue emplazado en su actual ubicación.