Algunos datos irrefutables que demuestran que en Argentina conviven dos monedas.
Foto: recursoshumanostdf.ar
Jueves 28 de julio de 2022 | 11:30
(Por Alfredo Serrano Mancilla, Guillermo Oglietti y Mariana Dondo - celag.org) "El concepto de ‘economía bimonetaria’ fue usado por primera vez por Cristina Fernández de Kirchner el 27 de diciembre de 2017 en una sesión de la Cámara de Senadores de la Nación, como uno de los principales problemas estructurales de Argentina. De ahí en adelante, lo repitió en casi todas las apariciones públicas con el propósito de ordenar las infinitas discusiones coyunturales que aparecen y desaparecen (véase nota final complementaria para más detalles de dichas menciones).
Es imposible abordar rigurosamente los problemas de la economía argentina en el día a día, en cuanto a salarios, inflación, tipo de cambio, escasez de divisas, tasa de interés, deuda interna y externa, estructura desequilibrada productiva, sin entender que el país vive desde hace tiempo un fenómeno estructural como es el del bimonetarismo.
En este texto no pretendemos explicar cómo la economía bimonetaria incide en el resto de variables, micro y macroeconómicas. Tampoco vamos a revisar cuáles son las razones que nos llevaron a este rasgo característico. Esos serán ejes que trataremos en trabajos futuros.
En este documento nos vamos a limitar a presentar algunos datos irrefutables que demuestran que en Argentina conviven una moneda nacional y otra moneda internacional con una fortísima presencia en múltiples dimensiones.
Dicho de modo más sencillo: he aquí algunos números que hablan por sí solos de por qué debemos asumir que la economía argentina es bimonetaria:
1. En 2022 el stock de ahorros de argentinos fuera del sistema local, casi todos colocados en el ColchonBank, sumaban 258.077 millones de dólares. Equivale a más de 5 mil dólares por habitante, a más de medio PIB, a la inversión de toda la economía de 2 años y medio.
2. El 70 % de la deuda pública son compromisos dolarizados; en Brasil, apenas un 12 % de la deuda pública es externa.
3. En el mercado inmobiliario, los precios se publican en dólares y las transacciones también se realizan en dólares.
Prácticamente la totalidad de los inmuebles que se promocionan en Mercado Libre se ofrecen en dólares. La Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (Ministerio de Hacienda y Finanzas GCBA) muestra el precio promedio del m2 de los departamentos ofertados en la ciudad sobre la base del precio en dólares que publica el sitio Argenprop.
Hasta el mercado del alquiler de inmuebles está dolarizado, en especial para los inmuebles de mayor valor. Un 70 % de los inmuebles en alquiler más caros del mercado se ofrecen en dólares en la plataforma Mercado Libre, frente a un 5 % en el caso de los inmuebles más baratos.
Por ejemplo, a diferencia de otros países grandes de la región como México, Brasil, Colombia, Perú, Uruguay y Chile, la plataforma de alquiler de inmuebles turísticos Airbnb publica los precios en dólares, incluso para los argentinos que alquilan en Argentina.
4. Es el país latinoamericano que tiene la mayor brecha entre el dólar oficial y el dólar paralelo, más de 110 % al finalizar el mes de junio.
5. Gran parte de los vehículos se comercian en dólares, sin importar su valor. Un 18 % de los 2 mil autos más caros que se venden por la plataforma Mercado Libre se ofrecen directamente en dólares, y un 19 % de los 2 mil autos más baratos, también.
6. Argentina es el único país latinoamericano que es acreedor neto del resto del mundo, y uno de los tres países en desarrollo no petroleros que tiene más activos en el exterior que deudas en el extranjero. En 2020, los activos de los argentinos en el exterior superaban a las deudas con el exterior por unos 120 mil millones de dólares.
En el planeta hay 105 países deudores netos y 35 países acreedores netos, entre estos, Argentina ocupa el puesto 16.
Argentina, Sudáfrica y Tailandia son los únicos países en desarrollo no petroleros que son acreedores netos del resto del mundo. A diferencia de estos, en Argentina el mayor acreedor externo no es el Estado con sus Reservas Internacionales, sino el sector privado.
7. La Reserva Federal (2006) de EE. UU. estimaba que Argentina lideraba el ranking mundial de tenencia de dólares en billete de papel por habitante; de hecho, calculaba unos 4,5 mil dólares por argentino, una cifra superior a la del propio EE. UU., donde en promedio tenían unos 3 mil por habitante. También estimaba que Argentina era el segundo país extranjero con mayor cantidad de dólares en billetes en su poder, por detrás de Rusia (que ocupaba el primer lugar), y al mismo nivel que China, con quien compartía el segundo. Estimaba que la tenencia argentina multiplicaba por 50 la de Brasil y Ecuador, y por 10 la de México y Perú. En la actualidad se estima que los argentinos poseen el 10 % de todos los billetes de dólares circulando fuera de EE. UU.
8. En un año normal, entre 3 y 4 millones de ciudadanos adquieren dólares en el mercado formal. En un año con corridas cambiarias y especulativas, como durante 2019, la cifra puede superar los 5,5 millones de ciudadanos que en ese año compraron casi 4 mil dólares per capita en promedio. Más de un 1,5 millón de personas más que en los años anteriores.
9. El indicador “Reservas Internacionales / Deuda externa” de Argentina, que muestra la solvencia para enfrentar con fondos líquidos los compromisos externos, es el más bajo de todos los países de Latinoamérica y del Mundo que tienen moneda propia y no tienen guerras. Solo Burundi, Mongolia, Laos, Sri Lanka, Zimbabwe y Zambia tienen peores indicadores que Argentina.
10. Los esfuerzos exportadores del país son persistentemente neutralizados por el déficit que genera la balanza de rentas de la inversión, es decir, por la salida neta de dólares para remunerar el capital extranjero invertido en el país. En los últimos 16 años, el país tuvo superávits comerciales en 11 períodos, gracias a los cuales pudo acumular un excedente de 94 mil millones de dólares. Sin embargo, esta cifra apenas representa la mitad del déficit de 200 mil millones de dólares que la balanza de rentas de la inversión generó en todos esos años. La cosecha actual de las privatizaciones y extranjerización de la estructura productiva sembradas en el pasado, es que entre un 13 % y un 30 % de las exportaciones anuales, deben destinarse a pagar el déficit de la balanza de rentas de la inversión. Todo, obviamente, en dólares.
Nota final complementaria sobre las veces que Cristina Fernández de Kirchner habló de economía bimonetaria en Argentina
En el diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la 19ª Reunión – 1ª Sesión extraordinaria – 27 de diciembre de 2017, se cita: “Una de ellas es, a mi criterio y según la experiencia que hemos tenido en 12 años y medio de gestión, el tema de la restricción externa, el tema del dólar, de una economía bimonetaria, que además está vinculada directamente con otro problema estructural de la Argentina en materia económica, que es la inflación”.
Luego, menciona también en sesiones de la Cámara de Senadores (noviembre de 2018, Boletín de las Sesiones 1.577): “En aquella oportunidad dije que el gran problema estructural de la economía argentina era la restricción externa, la escasez de dólares para sostener en forma equilibrada y permanente la actividad, el desarrollo y el crecimiento de la economía. Este es el gran problema que tiene la Argentina, además de una economía bimonetaria”.
En su libro Sinceramente (2019) expresó: “Siento que el país se acerca peligrosamente a una suerte de caos en el que nadie sabe cuál es el verdadero valor de las cosas, si va a conservar su trabajo al día siguiente o cuánto valdrá el dólar, que en una economía bimonetaria como la de nuestro país adquiere una importancia desmedida y casi incontrolable…”.
Además, también menciona este término en la carta publicada en su web oficial el 27 de octubre de 2018 “A diez años sin él y a uno del triunfo electoral: sentimientos y certezas”, en el discurso en la Universidad del Chaco el 7 de mayo de 2022, en el discurso del 20 de junio de 2022 en Avellaneda, y por último, en el discurso del 1 de julio de 2022 en Ensenada."