LA TRAMPA DEL PRESUPUESTO

Diez razones por las que el proyecto presupuestario de Macri es invotable

Diez razones por las que el proyecto presupuestario de Macri es invotable

Axel Kicillof y Juan Cuattromo para El Cohete a la Luna // Viernes 19 de octubre de 2018 | 08:59

1. Falsas excusas, falsas promesas

Las variables económicas han mostrado de modo contundente en 2018 que el programa económico instrumentado por Macri desde fines de 2015 fracasó: es profundamente regresivo y recesivo, inestable en el corto plazo, insustentable en el mediano e imposible por explosivo en el largo. Si bien durante 2015 Cambiemos prometió que no venía a hacer ni una devaluación ni menos todavía un gran ajuste, la realidad de estos años deja en claro que sus políticas son un duro golpe para los sectores medios, para las mayorías populares y también para comerciantes y productores nacionales.

Aunque los expertos en comunicación del gobierno se esfuerzan por diseñar nuevas y ocurrentes excusas para ocultar lo evidente, no es difícil ver que la responsabilidad no se debe a que “pasaron cosas” que vinieron desde afuera a arruinar las excelentes decisiones del gobierno, sino que es el resultado inexorable de la política neoliberal y anti-nacional que eligió instrumentar Mauricio Macri.

Según el relato oficial, el gobierno tiene poco que ver con lo que pasa: la culpa es del pasado, del mundo, de la oposición. Hasta incorpora lenguaje meteorológico. Son pretextos. Lo que nos trajo hasta aquí fueron el ajuste fiscal, la apertura comercial indiscriminada, la especulación financiera, el endeudamiento serial y la desregulación sociópata, todas políticas deliberadas que el gobierno impulsó desde el día que asumió.

Lamentablemente, es imposible que la situación mejore con un ajuste todavía mayor, con más especulación, menos federalismo y mucho más endeudamiento. Puede decirse que ese es el primer y principal problema del Proyecto de presupuesto 2019: ratifica y profundiza el rumbo económico, hipotecando así el futuro de los argentinos.

2. Sin fundamentos

Otra dificultad insalvable es que el escenario macroeconómico sobre el que fue construido el presupuesto ya perdió vigencia. No se trata de un mero error de pronóstico, ya que es evidente que cualquier gobierno puede equivocarse en este aspecto, sino de algo mucho más grave desde el punto de vista técnico: en el marco de un nuevo (e inconsulto) acuerdo con el FMI, el esquema general de política económica ha sufrido alteraciones fundamentales que vuelven obsoletas todas las proyecciones del escenario macroeconómico. Y estos cambios, a su vez, modifican de raíz la proyección de Gastos e Ingresos que es el núcleo central de la propia Ley de presupuesto.

No es esta una novedad para el gobierno de Macri. El año pasado, en el presupuesto que trajo el Poder Ejecutivo se pronosticaba una inflación de 10% para fines de 2018. Sin embargo, el 28 de diciembre de 2017, al día siguiente de la sanción —nuestro bloque votó en contra—, la Jefatura de Gabinete anunció que incrementaba la meta de inflación a 15%. Fue una burla: dinamitó el presupuesto al día siguiente de defenderlo en el Congreso.

La realidad resultó muchísimo peor: según las consultoras y bancos, 2018 va a terminar con una inflación cercana al 45%: cuatro veces lo que dice el presupuesto vigente.

De cara a 2019, la incongruencia es aún más grave: todavía se está trabajando en las comisiones del Congreso pero el gobierno ya cambió nuevamente su plan y sus metas, junto con el Presidente del Banco Central.

Sobre fines de agosto, y a sólo tres meses de haber firmado el primer acuerdo (inconsulto) con el FMI, la corrida contra el peso de agudizó. El dólar llegó a $40 y el BCRA siguió perdiendo reservas. Encerrado en su ceguera ideológica, Macri decidió una vez más recurrir al FMI para negociar un segundo acuerdo, en el que, además de comprometer el futuro financiero del país, debió alterar el esquema monetario (de metas de inflación a control de la base monetaria) y profundizar el ajuste.

Resulta evidente que el presupuesto está mal calculado y es obsoleto, aun antes de ser aprobado: todo un récord. Es un verdadero insulto pedir que se vote un presupuesto que se basa, no en una mala predicción sino en un paquete de políticas que dejó de existir porque el propio gobierno las alteró. Ningún diputado o diputada puede votar algo así.

Una cosa es estar o no de acuerdo con ciertas medidas, coincidir o no con ciertas predicciones, pero otra distinta es votar una mentira a voces. Por eso le exigimos al Poder Ejecutivo que rehaga el presupuesto 2019 tal como rehizo su acuerdo con el FMI y su política monetaria. Recién entonces debe enviarlo nuevamente para su correcto tratamiento.

3. Recesión

El presupuesto acepta que la recesión se extenderá hasta el año próximo. Cabe recordar que en el presupuesto que se votó el año pasado, el gobierno esperaba un crecimiento de 3,5% para este año. Ahora reconoce que la economía va a caer -2,4%. Erró sólo por 6 puntos. Para el año que viene, estima otra caída de -0,5%. Si este pronóstico (optimista) se cumple, de los cuatro años del gobierno de Macri, tres van a ser de caída. Y si se toman los cuatro años de gestión, a fin de su mandato Macri va a entregar el país con un PIB per cápita 5,9% menor que el que había en 2015.

A todo esto, se conoció ahora el pronóstico del FMI, que se caracteriza por ser favorable para los países a los que apoya. Así y todo, estima una caída -2,6% para 2018 y de -1,6% para 2019, tres veces peor que el presupuesto. Además el FMI proyecta tasas de desempleo que se acercan a los dos dígitos para el año próximo, de forma que Macri finalizaría con la desocupación más alta en al menos una década. Lo más triste es que el presupuesto no contiene absolutamente ninguna propuesta para evitar la recesión y proteger a los sectores perjudicados por este duro paquete recesivo. Exactamente al revés: es contractivo en lo fiscal y monetario.

4. Ajuste

El presupuesto profundiza el ajuste en curso. El método para alcanzar el déficit cero es que todas las partidas —repetimos: todas— crezcan menos que la inflación esperada. El incremento promedio previsto en los precios es de 32,7% para 2018 y de 34,8% para el año próximo. Nótese que, si esto se cumple, en los cuatro años de Macri la inflación totalizará el 217%, un doloroso y triste récord desde la hiper de fines de los ‘80.

Con esta inflación esperada, el ajuste en términos reales es bestial. Comparado con 2017 (último año completo), la reducción es -6% en Servicios Sociales; en Educación y Cultura es de -23%; en Vivienda y Urbanismo; -48%; en Promoción y asistencia social, -20%; en Salud -8%; en Ciencia y Técnica, -17%; en Agua potable y alcantarillado, -20%; en Trabajo, -30%. Es absoluta desolación. Macri retira al Estado de todas sus funciones esenciales y lo hace en un contexto de crisis económica y social ¿Qué diputada o diputado puede votar un presupuesto así?

En rigor de verdad, no todas las partidas se reducen en términos reales. Hay una sola que crece y mucho: los gastos vinculados a la Deuda Pública se elevan un 50%. Ajuste para todos y todas, menos para los acreedores. Ahí sí hay despilfarro.

5. Deuda

La crisis de 2018 dejó al desnudo todas las mentiras y contradicciones del gobierno. Macri decía que se endeudaba para mantener el “gradualismo”, es decir, para no ajustar tanto. Ahora sostiene que esa política fue un error y que debe llevarnos a un ajuste feroz porque deben pagarse, además, los intereses de la deuda que contrajo en estos años. Nos endeudó para no ajustar y ahora ajusta mucho más por haberse endeudado.

Veamos los números. En 2015, el 6% del presupuesto se destinaba a pagar deuda, ahora será un 16%. Todo lo que Macri le saca a salud, educación, ciencia, inversión social y obra pública, va a parar al pago de intereses de deuda, que asciende en 2019 a 746.389 millones de pesos (si se cumple el pronóstico de un dólar a $40).

Según el presupuesto, la deuda total de la Argentina llegará a 331.971 millones de dólares representando el 75,3% del PIB. En 2015, rozaba el 40% del PIB. En sus cuatro años de gobierno, Macri habrá casi duplicado la deuda. Los más de U$S 100.000 millones que creció la deuda (sin contar los U$S 57.100 millones del FMI) no están ni en obras, ni en industrias, ni en salarios ni en condiciones de vida. Lo que sí sabemos es que más de U$S 60.000 millones se fueron por la fuga de capitales de la bicicleta financiera.

El nuevo acuerdo con el FMI trae también novedades fundamentales para el funcionamiento democrático del país. En su segundo acuerdo, Macri negoció que el FMI le anticipe U$S 19.000 millones, que iban a ingresar a partir de 2020. Así, el FMI le dará a Macri casi el 90% del total de los fondos comprometidos. De este modo, este gobierno tiene cubiertas prácticamente todas sus necesidades financieras hasta fin del año próximo, pero al costo de que quien asuma después estará condicionado por el FMI, tendrá que empezar a devolver y no contará con financiamiento adicional. Esa sí será una pesada herencia en el más estricto y literal sentido de la palabra.

Por supuesto, nada de esto fue reflejado en el proyecto de presupuesto 2019, porque se hizo antes de este nuevo acuerdo y, por lo tanto, permite al Poder Ejecutivo endeudarse por U$S 60.000 millones adicionales.

6. Contrabando

Ya es costumbre para el gobierno de Macri, el tráfico de artículos y hasta leyes enteras dentro de otras leyes, alterando y desvirtuando lo que sería un apropiado uso de la técnica legislativa. El mejor ejemplo es la llamada “Ley de Reparación Histórica”: detrás de la fachada de una mejora para los jubilados (que, además, resultó falsa) se escondía el escandaloso blanqueo de capitales para amigos y familiares.

Esta Ley de presupuesto oculta varios artículos sobre cuestiones que no deberían estar allí. Pretende el gobierno contrabandear en el presupuesto una reforma impositiva, una reforma previsional, una reforma laboral y hasta de la Ley de Administración Financiera. ¿Hace falta aclarar que todos estos cambios son desfavorables para el país? Entre ellos, por ejemplo, Macri coló una reforma que permite una reestructuración de deuda como la del Megacanje de Cavallo y De la Rúa.

7. Contra los jubilados

En su campaña de 2015, Macri les prometió a los jubilados el famoso (e impreciso) 82% móvil. Hoy podemos medir la magnitud de la estafa: en términos reales perdieron más de una jubilación por año (4,5 jubilaciones en 33 meses de gobierno). Además Macri creó una categoría de jubilados de segunda, denominada Pensión Universal (PUAM) que otorga un 20% menos que la mínima. Y, al mismo tiempo, comenzó la liquidación del Fondo de Garantía Sustentabilidad de la ANSES (FGS).

Este saqueo se profundiza en el presupuesto. Además de que continuará el ajuste en términos reales, se prohíbe seguir trabajando a quienes accedan a la degradada PUAM y permite liquidar activos del FGS por $ 74.000 millones.

8. Contra los trabajadores, el mercado interno y la industria

Desde que asumió Macri y hasta julio de 2018, el salario promedio acumula una caída de -9,1% y el salario mínimo —que fija unilateralmente el gobierno— de -16,4%. El desempleo llega ya a 9,6%, rozando los dos dígitos. Entre noviembre de 2015 y junio de 2018 se perdieron -6.851 empleos privados registrados, de los cuales -87.862 eran trabajos industriales. Según estadísticas oficiales cerraron 7.500 PYMES.

¿Cómo no van a cerrar las empresas si el consumo masivo acumula una caída de -8,3% desde 2015, la apertura importadora es atroz, el tarifazo insoportable y la tasa de interés hace inviable el funcionamiento mismo de las empresas? Por eso el Uso de la Capacidad Instalada industrial está en apenas un 60%, un nivel similar al de 2002.

La política económica ocasiona estos resultados: la lluvia de inversiones no llegó nunca, el boom exportador tampoco y Macri mató al mercado interno. A los trabajadores les había prometido que no iban a pagar el Impuesto a las Ganancias, pero ahora pagan casi el doble. El presupuesto empeora el cuadro: va a eliminar exenciones en el cálculo del impuesto como viáticos, gastos de representación, combustibles. Este presupuesto no contiene ni una medida a favor de las Pymes, la industria, el comercio y los trabajadores.

9. Contra la Patagonia

Esteban Bullrich prometió hacer una nueva “campaña del desierto”. En realidad, Macri quiere convertir a la Patagonia en un desierto donde no pueda vivir nadie. Quitó ya el reembolso para los puertos patagónicos, retiró los programas de incentivo para industrializar Tierra del Fuego, redujo los subsidios para calefaccionar las zonas más frías del país. Ahora se propone reducir la bonificación por zona desfavorable a la mitad para los nuevos jubilados (casi $2.000 menos) y las bonificaciones por zona para los trabajadores que reciben Asignaciones Familiares (casi $1.500 por hijo).

10. Contra el federalismo

Por decreto, Macri eliminó el Fondo Federal Sojero que representaba $50.000 millones para las provincias. Luego subió las retenciones a $4 por dólar, pero con el agravante de que ahora no las coparticipa.

En el presupuesto impone un recorte en los subsidios al transporte y a la energía, trasladando el costo a las provincias y el costo real a los usuarios. Son otros $126.000 millones. Según los cálculos, si se retira el subsidio, un boleto de $16 pasaría a costar $40. Impagable.

Además de generar más recesión, tarifazos y podas en el poder adquisitivo de todos los argentinos, deprimiendo así las economías provinciales, el presupuesto quita un total de 173.000 millones de pesos a las provincias y municipios. Como hizo en todos los presupuestos, el método es recortar y después negociar una “devolución” menor, que reponga algo de lo que les sacó, a cambio del voto de algún gobernador.

El presupuesto 2019 tiene fallas técnicas insalvables y compromete severamente no sólo el futuro financiero del próximo gobierno, sea del signo político que sea, sino la viabilidad de la Argentina como Nación. En lo conceptual, Macri intenta asociar a las diputadas y los diputados a su ajuste salvaje, su plan económico neoliberal y anti-nacional y su acuerdo con el FMI.

¿Quién puede votar este presupuesto antifederal, que no hace nada para evitar la recesión que admite; que hipoteca el futuro del país; que incluye una batería de reformas que deben discutirse por separado; que saquea “la plata de los jubilados” y ataca a los argentinos que habitan en la Patagonia?

Este presupuesto es invotable.

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