Menores de 13 años podrán invertir en acciones, bonos y Cedears con autorización de sus padres, mientras el gobierno de Javier Milei promueve la medida bajo el disfraz de educación financiera. La contradicción con la prohibición de apuestas deportivas resalta la doble moral del sistema.
Walter Onorato // Lunes 07 de octubre de 2024 | 12:08
(Por Walter Onorato) La Comisión Nacional de Valores (CNV) ha autorizado a adolescentes de 13 años a participar en el mercado de capitales, abriendo la puerta a un riesgo financiero disfrazado de educación financiera. Mientras el Estado prohíbe a menores participar en apuestas deportivas, ahora avala una práctica que, en esencia, es otra forma de "timba". ¿Dónde queda la responsabilidad del gobierno cuando se expone a los más jóvenes a este peligroso juego de especulación?.
La reciente medida oficializada por la Comisión Nacional de Valores (CNV), que permite a menores de 13 años invertir en el mercado bursátil, ha abierto una caja de Pandora en la Argentina de Javier Milei. Mientras las autoridades intentan suavizar el impacto hablando de “educación financiera” y “fomento del ahorro”, la realidad es mucho más cruda: estamos ante una apuesta peligrosa, en la que los más jóvenes quedan expuestos a los vaivenes del mercado. Curiosamente, esta autorización choca con la normativa que prohíbe a los menores participar en apuestas deportivas. ¿Qué ética guía al gobierno cuando se permite que un adolescente juegue con sus ahorros, pero se le prohíbe apostar en un partido de fútbol?
La resolución 1023/2024 emitida por la CNV permite que adolescentes entre 13 y 17 años, con la autorización de sus padres o tutores, inviertan en acciones, bonos y Cedears, productos financieros sofisticados que requieren conocimientos específicos. Bajo el discurso de la "educación financiera", se presenta la medida como un paso hacia la inclusión de los jóvenes en el mundo del ahorro y las inversiones. Sin embargo, no hay anuncios claros ni acciones concretas sobre cómo se garantizará esta formación. Lo que debería ser una decisión informada y basada en el conocimiento, se convierte en una peligrosa invitación a especular sin entender los riesgos.
El contexto no es menor. En un país donde las apuestas están prohibidas para menores, y donde existe una preocupación legítima sobre la ludopatía, el gobierno de Javier Milei parece haber encontrado una rendija para seguir alimentando la especulación, esta vez a través de los más jóvenes. La contradicción es evidente: mientras que en las apuestas deportivas se restringe el acceso de los menores por considerarse un riesgo adictivo y peligroso, el mercado de valores, que también puede ser una "timba", es abierto a menores de edad sin reparos. ¿Cómo se justifica esta diferencia?
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El argumento oficial es que la medida fomenta el ahorro y la educación financiera. Pero aquí es donde se evidencia la falacia del gobierno: no hay ningún anuncio sobre un programa nacional de educación financiera efectivo que alcance a todos los adolescentes del país. Mientras se habla de educación, no se destinan recursos ni esfuerzos suficientes para que los jóvenes realmente comprendan qué están haciendo al invertir. La falta de formación adecuada los deja expuestos a tomar decisiones riesgosas sin el debido conocimiento, lo que en muchos casos podría traducirse en pérdidas económicas y frustraciones a temprana edad.
Más allá de lo técnico, la dimensión ética de la medida es alarmante. La adolescencia es una etapa de vulnerabilidad, y aunque se mencione la "supervisión" de los padres, no se contempla cómo muchos de estos padres también carecen de conocimientos financieros. En un contexto social donde la pobreza y la desigualdad aumentan, el gobierno deposita en los jóvenes la responsabilidad de "aprender" sobre el mercado a través de la exposición directa a sus riesgos, y no por medio de una enseñanza gradual y tutelada. En lugar de promover una cultura del ahorro responsable, se está construyendo un caldo de cultivo para una futura generación que confunda la especulación con la inversión.
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En la narrativa del gobierno de Javier Milei, la medida se presenta como un avance hacia la modernización financiera, pero se omite mencionar que la Bolsa de Valores, con sus fluctuaciones y volatilidades, puede ser tan riesgosa como cualquier apuesta deportiva. Entonces, ¿por qué se autoriza a los adolescentes a jugar en la bolsa y no en las apuestas de fútbol? ¿Acaso porque una genera mayores beneficios para las elites financieras? Esta incoherencia revela una visión distorsionada, donde lo que prima no es la protección de los más jóvenes, sino la expansión del mercado a cualquier costo.
Además, está la cuestión moral. El hecho de que el Estado permita que menores jueguen en los mercados financieros plantea serios dilemas sobre el tipo de valores que se están inculcando en las nuevas generaciones. ¿Queremos que los jóvenes vean el mundo financiero como un juego de azar? ¿Queremos que se les enseñe que la riqueza puede obtenerse de manera rápida y sin esfuerzo, en lugar de a través del trabajo y el esfuerzo sostenido? El mensaje que se envía es claro: especular es parte del futuro. Pero, ¿qué pasa con aquellos adolescentes que no cuentan con una red de seguridad económica, que no pueden permitirse perder en esta "apuesta"? La desigualdad se profundiza, y el gobierno lo sabe.
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Es fundamental recordar que el gobierno de Javier Milei, con su retórica pro mercado y su desprecio por lo público, no está pensando en el bienestar integral de la sociedad, sino en cómo ampliar los márgenes de beneficio de los grandes actores financieros. Permitir que los adolescentes inviertan en bonos y acciones sin una formación adecuada es, en el fondo, una forma más de precarización disfrazada de modernidad. Los jóvenes se convertirán en piezas del engranaje financiero, expuestos a las reglas del juego del capital, mientras las élites siguen acumulando ganancias.
La medida de la CNV es un golpe más contra una ciudadanía que, cada vez más, es empujada a aceptar la especulación como una forma de vida. En un país donde las brechas de desigualdad siguen creciendo, este tipo de decisiones no hace más que ensanchar la distancia entre los que tienen y los que no. Y en el medio, los adolescentes son usados como peones en un juego que no comprenden del todo, pero en el que el gobierno de Milei quiere que participen a toda costa.
Fuentes:
https://www.pagina12.com.ar/772922-la-cnv-autorizo-a-los-mayores-de-13-anos-a-invertir-en-el-me
INDUSTRICIDIO
— En Orsai (@EnOrsai) October 7, 2024
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