Ajustar a los que menos tienen

La eliminación de la cobertura de medicamentos para jubilados pone en jaque la calidad de vida de millones de argentinos mayores. Con pensiones que apenas alcanzan para sobrevivir y un sistema de salud colapsado, la medida profundiza la precarización de un sector ya golpeado por la inflación y el ajuste.

La reciente eliminación de la cobertura de medicamentos gratuitos para jubilados, anunciada como parte de las reformas económicas del gobierno de Javier Milei, ha desatado una ola de críticas y preocupaciones en todo el país. Para millones de adultos mayores, el acceso a medicamentos esenciales era uno de los últimos bastiones de dignidad en un contexto de jubilaciones que, en su mayoría, no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Con la inflación disparada y un ajuste brutal en marcha, esta medida pone en riesgo la vida de los sectores más vulnerables de la sociedad.

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La decisión de Milei, enmarcada en su llamado “plan de austeridad estatal”, responde a una visión que prioriza el achicamiento del gasto público por encima de la protección social. Desde su campaña electoral, el presidente ha promovido un modelo económico que, según sus palabras, busca “liberar al país de la carga estatal”. Sin embargo, la eliminación de la cobertura de medicamentos gratuitos para jubilados ha evidenciado las consecuencias más crudas de este enfoque: adultos mayores obligados a elegir entre pagar sus medicamentos o comer.

De acuerdo con la ANSES, el 84% de los jubilados argentinos cobra la mínima, un ingreso que no supera los 88.000 pesos mensuales. Según el INDEC, la canasta básica total supera los 240.000 pesos, lo que significa que la mayoría de los jubilados vive por debajo de la línea de pobreza. Con esta medida, los costos de medicamentos que antes eran gratuitos ahora recaen sobre bolsillos que ya están exhaustos.

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En declaraciones recientes, Alicia, una jubilada de 74 años de la provincia de Buenos Aires, expresó su angustia: *“Tengo hipertensión y diabetes. Mis medicamentos costaban casi 30.000 pesos al mes. Sin la cobertura, no sé qué voy a hacer. ¿Dejo de comprar comida o me dejo morir?”*. Testimonios como el de Alicia se replican en todas las provincias del país, donde la desprotección sanitaria avanza sin freno.

Para Milei y sus defensores, esta medida es parte de un esfuerzo por “recuperar la economía” y reducir el déficit fiscal. Sin embargo, diversos economistas, entre ellos Horacio Rovelli, han señalado que los ajustes sobre los sectores más vulnerables no generan el impacto fiscal significativo que el gobierno promete. Por el contrario, los costos humanos y sociales son devastadores y difíciles de revertir.

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La eliminación de la cobertura también afecta al sistema de salud en general, que ahora se encuentra lidiando con una creciente demanda de tratamientos en hospitales públicos desbordados. Según cifras del Ministerio de Salud, los centros asistenciales han registrado un aumento del 25% en las consultas de jubilados que buscan atención gratuita ante la imposibilidad de comprar sus medicamentos.

El descontento social no se ha hecho esperar. Miles de usuarios en redes sociales han compartido historias desgarradoras de adultos mayores que enfrentan la precarización. Marchas organizadas por agrupaciones de jubilados, sindicatos y sectores opositores al gobierno han tomado las calles para exigir la restitución inmediata de la cobertura de medicamentos.

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Mientras Milei y su equipo defienden la medida como parte de su reforma estructural, los jubilados enfrentan un presente desesperante y un futuro incierto. Para muchos, la vejez, que debería ser un momento de descanso y dignidad, se ha convertido en una lucha diaria por la supervivencia.

Este escenario deja preguntas abiertas: ¿hasta dónde llegará el ajuste? ¿Qué medidas tomará el gobierno para paliar las consecuencias de su propia decisión? Y lo más importante, ¿cómo podrán los jubilados vivir con lo poco que tienen y sin acceso a medicamentos esenciales?

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— En Orsai (@EnOrsai) December 4, 2024