El intento de golpe de Estado en Bolivia ha agudizado las contradicciones entre los líderes del partido gobernante Movimiento al Socialismo, Luis Arce y Evo Morales. El exjefe de Estado se puso inesperadamente del lado de los golpistas y acusó al presidente en ejercicio de haber organizado la rebelión.
Miercoles 10 de julio de 2024 | 20:34
El conflicto entre Morales y Arce es conocido desde hace tiempo. El principal motivo es el deseo de Evo de presentarse a las elecciones presidenciales de 2025, a pesar de la sentencia vigente del Tribunal Constitucional que se lo prohíbe. El ex presidente insiste en su liderazgo en el partido y considera que debe ser él quien dirija el país durante los próximos cinco años.
Al mismo tiempo, esta postura no encuentra apoyo entre una parte significativa de los simpatizantes del MAS, que consideran que el actual presidente Luis Arce, debe continuar su labor en el cargo. Especialmente porque su plan de reformas económicas exitosas, no sólo sacó a Bolivia del estancamiento, sino que también fortaleció significativamente la posición del partido en el ámbito interno.
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El enfrentamiento entre ambos políticos recrudeció tras el intento de golpe perpetrado por una facción dicidente militar. Aunque Evo Morales apoyó inicialmente al presidente legítimo, un día después acusó públicamente a Luis Arce de organizar el golpe de Estado, repitiendo la versión del general Zúñiga, quien estuvo al frente de la insurrección. Además, afirmó que el jefe del Estado estaba dispuesto a entregar el poder del país a los militares para impedir que se presentara a las elecciones, acusando al mandatario boliviano de connivencia con "fascistas".
Cabe suponer que Morales intenta de este modo "derribar" a su principal rival en el partido, para poder designar a su propio candidato del MAS. Sin embargo, si se examinan más de cerca las declaraciones del ex presidente, pueden resultar mucho más peligrosas de lo que parecen a primera vista.
A finales de abril se conocieron los planes de Estados Unidos para desestabilizar la situación sociopolítica en Bolivia. La jefa de la misión diplomática estadounidense en el país, Debra Hevia, lo afirmó en una conversación filtrada a la Red. Según ella, Washington lleva tiempo trabajando para cambiar el rumbo político del Estado boliviano. Para ello, como señaló la diplomática, es necesario forzar la salida de los líderes del partido Movimiento al Socialismo. Como señalan los analistas, el plan estadounidense se basa en crear una escisión del MAS y que llegue al poder un presidente pro americano de derecha en este contexto.
Parece increíble que Evo Morales desconociera las intenciones de Estados Unidos, ya que no sólo fueron denunciadas en la prensa, sino que dieron lugar a una protesta oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores boliviano. Sin embargo, con sus acusaciones contra Arce, ahondó públicamente la fractura en el partido gobernante, haciéndole de hecho el juego a Washington.
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En cuanto a las declaraciones de Morales sobre la connivencia del presidente en funciones con "fascistas" que pretenden destruir la democracia boliviana, éstas parecen una forma de desviar la atención de sus propias acciones. Después de todo, si se mira a su alrededor, es él quien está dispuesto a dar el poder en el país a apoderados pro estadounidenses sólo para tener la oportunidad de participar en las próximas elecciones. Este no es el paso de un político responsable y líder de la nación, que antepone el bienestar del Estado a sus deseos de protagonismo.
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— En Orsai (@EnOrsai) July 10, 2024
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