Es complejo arriesgar opinión sobre quién se lleva los laureles entre Clarín, La Nación e Infobae, en competencia franca por ser gaceta oficial de la alianza opositora.

En Clarín, Roa felicitó al ex Presidente porque “rosquea dentro de lo suyo mejor y más concreto que Cristina”. Macri ordenó la interna, Macri deja que resuelvan las PASO, Macri no es como “el dedo de Cristina” y la decisión “lo agranda”. Sí, ordena la interna, escribió también Bravo, que en una nota de 14 párrafos recién en el 11 recuerda la alta imagen negativa que tiene el nuevo súper héroe.

Un “renunciamiento”, describe en La Nación Morales Solá, quien hace varios años le había encontrado a Macri la envergadura de un “estadista”. ¿Y a quién apoyará ahora? El comentarista desliza que su adorado líder prefiere a Bullrich y tal vez en esto no mienta, ya que el propio no candidato fijó pauta doctrinaria cuando ubicó el comienzo de la desgracia nacional hace 80 años, cuando nació el peronismo. Una vez más, el hecho maldito. Y La Nación coincide al ciento por ciento, cuando en esta nota dice que a Macri no le gustan los “lazos con la vieja argentina”, referencia a los autodefinidos peronistas que acompañan a Larreta.

Infobae no le esquivó a la competencia por los elogios, pese a su habitual mascarada de pluralismo. “La inesperada grandeza de Macri” (Tenembaum); “Animarse a desafiar al egoísmo” (Novaresio); “Gracias Mauricio” (Mónica Gutiérrez). ¿No será mucho? Tal vez sí, porque horas después de su publicación estas notas no eran del todo visibles y había que rastrearlas en el buscador.

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En varios artículos hay aclaraciones apuradas en cuanto a que en adelante Macri tendrá una mirada paternal y bondadosa sobre la fuerza, sin imposiciones ni verticalismo peronista. Pero al menos La Nación no tardó en contradecirse: en su título principal de la tarde del lunes daba cuenta de la exigencia a Larreta para que borre a los competidores de Jorge Macri en la ciudad, a más tardar en abril.

Nada indica que la decisión anunciada por Macri vaya a tener influencia en la disputa económica de fondo, que se expresa en una potente presión devaluatoria que Clarín y La Nación propalan todos los días y que motoriza el rechazo a la pesificación de los títulos en dólares de instituciones públicas y la más sensible de ellas, la de la ANSES.

Las y los columnistas de ambos diarios se esmeraron en la unanimidad al respecto, con la primera línea encabezando la maniobra, Kirschbaum en Clarín y Morales Solá en La Nación. Detrás de ellos se cuadraron Bonelli, Jacquelin, Diamante, Van der Kooy, Rodríguez Yebra y Cabot, entre otros y otras.

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El ADN mortuorio perenne de la derecha adorna el despliegue contra el Gobierno: “la soga al cuello”, “manotazo de ahogado” y la “esperanza muerta” de Massa de evitar la devaluación y, con ello, sostener la posibilidad de candidatura presidencial.

Sin paciencia para esperar el turno electoral, La Nación del sábado propaló el pliego de la patronal agraria: dice que por la sequía el sector necesita una asistencia –vía refinanciación, créditos regalados y baja de impuestos- de 26 mil millones de dólares. Es gente que no se anda con chiquitas.

Si del ADN se trata, afloró de manera también aplastante en la cobertura, y mejor decir no cobertura, de los actos del 24 de marzo, que fueron censurados en la portada del viernes aunque quizá por falta de espacio, visto que La Nación tuvo que incluir un título sobre el desvelo en la localidad de San Isidro por sobrepoblación de comadrejas.

Ambos grupos de medios se sirvieron de la consigna específica de La Cámpora para manipular el sentido de la jornada y presentarlo como un mero agregado de la interna oficialista. Uno de los canales de Clarín, TN, recurrió redondamente a la mentira al afirmar con sobreimpreso que la consigna del 24 era “democracia sin proscripción”.

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El sábado el diario dedicó el espacio únicamente a la marcha de La Cámpora y negó a sus lectores una mínima referencia al acto en la Plaza de Mayo y al documento de los organismos de derechos humanos. La Nación al menos lo mencionó, con dos párrafos módicos sobre las críticas al Poder Judicial, pero no la denuncia de la impunidad aún vigente, en especial la del poder económico que motorizó y organizó el golpe de 1976 y se sirvió de la política impuesta por el régimen genocida.

Esa defensa de los intereses y aliados permanentes se expresa también en el encubrimiento del desastre causado por las distribuidoras de energía, en especial Edesur. En esto, de paso, se sostiene el ataque a Massa, a quien ambos diarios acusan de intentar bajar el precio de venta de la empresa para favorecer a amigos. Esto explica el título de tapa de Clarín el martes: “Extraña sanción a Edesur”.

Con la misma matriz, La Nación dedicó su título principal del domingo a exaltar la pureza del dispositivo judicial que persigue a Cristina Kirchner. La Cámara de Casación no confirmará la condena en la causa Vialidad, dice, porque los tiempos procesales no alcanzan para tanto. Eso sí, en agosto, el mes de las PASO, habrá audiencia pública, mera coincidencia con el calendario electoral.

Dos páginas en Clarín y una en La Nación se agenció el domingo el ex ministro porteño D’Alessandro, articulador de la colusión entre empresarios, jueces, fiscales y, como él, representantes de la coalición derechista. Seudos reportajes en los que, por supuesto, estos medios independientes olvidaron preguntar lo esencial del viaje a Lago Escondido y de los diálogos con la Corte para coordinar operaciones.

Eso sí, el diario organizador de la excursión al sur no se privó de enviarle un mensaje de apriete al precandidato Larreta: le preguntó al ex ministro qué pasa en la ciudad que, desde qué el salió del cargo, “la inseguridad en la Ciudad aumentó”.

* Hugo Muleiro, escritor y periodista. Autor de la novela "Tierra de los despojos". Co-autor de Los Garcas, Los Monstruos y La Clase un Cuarto. En la Patria Grande