El jefe de Gabinete de la Cancillería, Guillermo Chaves, se pronunció hoy a favor de un "rápido" retorno de Bolivia al "orden constitucional" a través de "elecciones transparentes y libres" y reafirmó la convicción del Gobierno de Alberto Fernández sobre la necesidad de "fortalecer" la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Télam // Domingo 19 de julio de 2020 | 18:38
"El Gobierno argentino respeta la no injerencia en asuntos internos de otros Estados, pero teniendo en cuenta algo que es clave: que el Gobierno de (Jeanine) Áñez es un Gobierno ilegítimo porque es resultado de un golpe de Estado y, por lo tanto, no reconocido por nosotros, creemos que Bolivia debe volver rápidamente al orden constitucional", sostuvo Chaves.
En una entrevista con Télam, el funcionario de la Cancillería fue consultado sobre la postura que tendrá la Argentina ante la OEA, si el organismo analizara una nueva postergación de los comicios presidenciales en Bolivia, previstos inicialmente para el 3 de mayo, pero luego aplazados hasta el 6 de septiembre por la pandemia de coronavirus.
A través de su cuenta en la red social Twitter, Evo Morales llamó a la comunidad internacional a "permanecer alerta ante los afanes prorroguistas del Gobierno de facto" y planteó que "solamente con elecciones democráticas el país podrá emprender el camino de superación de las crisis que vive".
Télam: ¿Cuál va a ser la postura argentina ante la OEA, si su titular, Luis Almagro, accede al pedido del candidato a la presidencia del frente Creemos, Luis Fernando Camacho, para que se pronuncie sobre el "riesgo" que supone hacer las elecciones en medio de la pandemia?
-Chaves: El Gobierno argentino respeta la no injerencia en asuntos internos de otros Estados, pero teniendo en cuenta algo que es clave y es que el Gobierno de Áñez es un Gobierno ilegitimo porque es resultado de un golpe de Estado y, por lo tanto, no reconocido por nosotros, creemos que Bolivia debe volver rápidamente al orden constitucional, a través de elecciones transparentes y libres acordadas por las distintas fuerzas políticas bolivianas, incluida la que fue sacada del poder el año pasado, es decir, el Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales.
-T: ¿Es viable celebrar elecciones en el contexto de la pandemia?
-Ch: Si bien la pandemia hizo que algunos países hayan postergado comicios, parece que una elección el 6 de septiembre claramente se puede realizar. De hecho, en estos días (el 5 de julio pasado), la República Dominicana votó un nuevo presidente, Francia tuvo elecciones comunales, en Galicia y en el País Vasco hubo elecciones regionales. Entonces, está claro que se pueden realizar elecciones. Pensamos que cuanto antes se restaure el orden constitucional en Bolivia va a ser mejor para la región y para los bolivianos.
-T: El presidente Alberto Fernández compartió días atrás una charla con el expresidente de Brasil, Luiz Inácio da Silva, donde admitió las dificultades que existen para plantear una agenda progresista en una región dominada por fuerzas de derecha ¿Qué espacio hay para la reactivación de la Celac y la Unasur, en este contexto?
-Ch: Nuestro primer viaje cuando asumimos antes de acompañar al Presidente a Europa, -donde obtuvo el respaldo de los principales líderes europeos en la renegociación de la deuda externa- fue México para participar de la asunción de ese país a la presidencia pro témpore de la Celac. El Gobierno del presidente Andrés López Obrador es un aliado estratégico en el impulso de una agenda regional que piensa que el progreso del Estado y de los pueblos tienen que ir de la mano. En ese marco, creemos necesario el fortalecimiento de la Celac. Con respecto a Unasur, está claro que la emergencia de gobiernos neoconservadores en la región debilitó a ese organismo hasta prácticamente hacerlo desaparecer. Hoy es una época compleja para reeditarlo, pero tenemos claro cuáles son nuestros objetivos en términos de integración regional, esto es, que las políticas de la región no estén diseñadas desde afuera. Nuestra agenda va hacia un objetivo: un país que pueda desarrollarse, a partir de un modelo más justo, donde la salud sea un bien público, con un sistema tributario progresivo, con propuestas redistributivas, como la renta básica de carácter permanente y el impuesto a las grandes riquezas, que ya está en la agenda global.