"¿Qué tienen en común el terraplanismo, lxs antivacunas, los movimientos antiderechos (con mis hijos no te metas, salvemos las dos vidas), lxs detractorxs del lenguaje no binario, lxs autodenominadxs libertarixs y, más recientemente, los movimientos anti-cuarentena?
indiepolitik.blogspot.com // Miercoles 27 de mayo de 2020 | 21:03
A priori, no parecería que tuvieran vínculos entre sí, pero los tienen, y muy fuertes. De hecho, es muy habitual que en una sola persona se junten varias de estas características, a veces contradictoriamente. Por ejemplo, si alguien se dice libertario, minarquista, anarcoliberal, etc., y rechaza la intervención del Estado o sólo la acepta en un mínimo, ¿por qué habría de aceptar la autoridad de una entidad cuasi-estatal como la RAE (Real Academia Española) a la hora de establecer las reglas del lenguaje?
Es totalmente contradictorio llamarse a sí mismo liberal-libertario y estar en contra de que otrxs usen lenguaje no binario. Sin embargo, es algo completamente habitual. Del mismo modo, es contradictorio decirse a unx mismx libertario y estar en contra del matrimonio igualitario.
No me propongo aquí criticar los fundamentos de ninguna de estas posturas. Sí quiero mostrar qué tienen en común y por qué es tan habitual que las mismas personas expresen varias de esas características simultáneamente.
Pongan C5N, que no tomaron la fiebre en la Plaza de Mayo. pic.twitter.com/0yU5a4cZy4
— Sergio Villone (@sergioVillone) May 25, 2020
En todo el mundo, la de los 2000 fue una década de expansión de derechos de diversidad. En algunos casos, consagrados, en otros casos, no, pero con crecimiento de la movilización y el reclamo. El feminismo, la reivindicación de minorías étnicas, lingüísticas, el orgullo LGBT.
En el plano económico, se expandieron en todo el mundo transferencias condicionadas de ingreso como medio para salir de la pobreza. Si bien el rechazo al neoliberalismo fue parcial y regional (América del Sur es una excepción a nivel mundial), en todos lados hubo programas así.
Al mismo tiempo, desde los años 90, vienen creciendo mucho los flujos migratorios, no sin conflictos y brotes de racismo y xenofobia. Se vienen conformando universos claramente multiculturales en las grandes capitales del mundo, con gente de todos los colores y todos los orígenes.
La retórica neoliberal clásica, noventista, rechaza las ideologías (fin de la Historia), se presenta como apolítica, y por ende es, en muchos casos, permisiva respecto a la pluralidad. De hecho, es favorable a la globalización, si bien ésta siempre ha sido segmentada y desigual.
En otras palabras, la discursividad neoliberal que se hizo hegemónica en los años 90 no acompañaba los reclamos de inclusión social, económica o cultural de minorías de cualquier tipo, pero tampoco los rechazaba. En todo caso, eran fugas inofensivas para el proyecto neoliberal.
Pongan C5N, que no tomaron la fiebre en la Plaza de Mayo ("¿Hasta cuándo, Cristina?" Mix). pic.twitter.com/qnyZZNr9Za
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Los años 2000 mostraron, en algunas regiones, el quiebre de la hegemonía neoliberal, desde un llamado a los derechos a la diversidad, y en otras, el reforzamiento de los reclamos de derechos a la diversidad sin quiebre del neoliberalismo.
Hasta que llegó el 2008. La crisis económica global se combinó con un cambio en las tecnologías de información y comunicación. Reemplazamos a la unidireccional televisión por la multidireccionalidad de las redes sociales. Ahora podemos emitir, compartir, comentar, generar, viralizar. La crisis económica trae padecimientos. Dada la globalización, la crisis del centro repercute con más fuerza en la periferia, y desde la periferia surgen flujos migratorios hacia el centro. Entonces, a la crisis económica, se le suma la crisis migratoria.
Si hay políticas de protección a ciertos sectores, a ciertas minorías, la reacción de algunos grupos se vuelve furibunda. Ante la crisis económica, no hay nada más sencillo que culpar al inmigrante, al que percibe un plan social, o a quienes están cambiando las pautas sociales.
Acá, distingo tres generaciones: en el caso de lxs más viejxs, ante una crisis económica que se da mientras el mundo está cambiando sus paradigmas respecto a la inclusión, muy fácilmente se despierta un conservadurismo moral. "Todo tiempo pasado fue mejor".
En quienes tienen entre 30 y 50, la incertidumbre de la vida (propia de la desintegración de los lazos sociales efectuada por el neoliberalismo) puede acarrear frustraciones que rápidamente se convierten en enojos y agresiones.
En lxs más jóvenes, siempre adeptxs a algún tipo de rebeldía juvenil, aparece rápidamente la defensa de ciertos valores y la identificación de ciertos enemigos como la base de la rebeldía.
Pongan C5N, ¡que tampoco tomaron la fiebre en Tigre! (Cuba Mix). pic.twitter.com/b5heuvjnQ9
— Sergio Villone (@sergioVillone) May 25, 2020
En todos los casos, el mensaje es que el enemigo es el Estado que interviene demasiado, promoviendo el cambio en las buenas costumbres, interviniendo en la economía y en la sociedad, diciéndonos cómo pensar. Si el Estado viene contra mí, se refuerza el individualismo defensivo.
Entonces se refuerza ese individualismo absoluto, pero profundamente teñido de moral, con sus contradicciones. Se reclama libertad de expresión total para así no prohibir los discursos de odio, mientras se grita desaforadamente contra las cosas en las que unx está en desacuerdo. "Yo hago lo que quiero y la cuarentena es dictadura", pero "¿qué es eso de hablar con la e o la x?". ¿No era que cada unx hacía lo que quería?
En las formas, se trata de la anulación de la opinión del otrx por considerarlx enemigx de la libertad. Más aún, en tanto se piensa que ese discurso totalitario está constituido por complejos artefactos institucionales, las teorías conspirativas están al caer.
El aborto, la redondez de la tierra, las vacunas, los derechos LGBTTIQ, el lenguje inclusivo, el keynesianismo, el marxismo cultural, el feminismo. Todos estos movimientos se originarían en organizaciones secretas que buscan cercenar la libertad y cambiar el mundo a su gusto. Los organismos científicos y las universidades son parte de ese entramado, su voz queda automáticamente descalificada. "Vos no sabés economía porque estudiaste en la UBA y estás en el CONICET, que son centros de adoctrinamiento marxistas", me dice un pibe de 15 años.
¿Cómo se discute o razona con una persona que piensa así? Es muy difícil, porque no hay argumento alguno que entre. Porque la opinión contraria desde el vamos está teñida de enemistad. "Vos estás a favor de la vacunación obligatoria porque te pagan las farmacéuticas". Es difícil. Yo honestamente no sé cómo enfrentar este tipo de discursos, pero al mismo tiempo sé que es absolutamente necesario hacerlo. Si bien en Argentina son minoritarios, en Brasil un miembro selecto de este grupo es presidente. Es un desafío abierto.
Algunas de estas ideas fueron esbozadas en un breve artículo publicado el año pasado en los Cuadernos de la Sociedad de Economía Crítica. Si alguien pensó que este hilo iba a ser una crítica interna a los fundamentos de las ideas libertarias, lo lamento. No es este el lugar. Si alguien piensa que este hilo no es científico porque no hace lo primero, lo lamento".
Por Nicolás Dvoskin
Economista
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— Salieri de Nik (@Herezeq) May 25, 2020