Es la pregunta a media voz que nos hacemos todes les argentines
Medardo Ávila Vázquez para El Cohete a la Luna // Domingo 19 de enero de 2020 | 17:22
Es la pregunta a media voz que se hacen los argentinos, entre ellos los vecinos de los 2.172 pueblos fumigados de la zona donde se cultiva soja y maíz transgénico. Porque a pesar de todas las evidencias del daño que producen los agrotóxicos a la salud, los productores siguen aferrados al modelo de la agricultura tóxica. Y la misma pregunta se hacen los que observan azorados cómo se comienzan a reproducir los tractorazos del campo tóxico con la excusa de que el nuevo gobierno actualizó el valor de las retenciones que impulsó el gobierno de Macri.
Entre las respuestas a la pregunta se encuentra el análisis del economista cordobés Fernando Oviedo, que se llega a la conclusión de que un productor dueño de un campo de 200 hectáreas en la zona núcleo alcanzaría este año una renta mensual de 480.000 pesos por mes (7.620 dólares por mes). Esta cifra se alcanza considerando que como el rendimiento por hectárea es de 4,5 toneladas (45 quintales), ese campo produce 900 toneladas de soja, lo que multiplicado por $ 14.330 (227 dólares en ese momento) de la cotización de la tonelada de soja en la Bolsa de Comercio de Rosario (cotización en ascenso en el último mes), se genera un ingreso bruto de $12.897.000. Si a esa cifra le restamos las retenciones que le descuenta el acopiador/exportador, $ 3.869.100 (equivalentes al 30% de $12.897.000), le restamos gastos de estructura por $ 1.512.000 ($ 7.560 por hectárea), le restamos los gastos de cosecha por $ 756.000 ($ 3.780 por hectárea) y le restamos $1.008.000 de gastos de comercialización ($5.040 por hectárea), nos da un margen de $ 5.751.900 por cosecha de soja. Suponiendo que no haga nada más en el campo y que trabaje solo esos 4 meses, estamos hablando de un resultado neto mensual para todo el año de $479.325, habiendo ya detraído impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales (incluidos todos en los gastos de estructura).
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Sin embargo en estos días crece una campaña del agronegocio, argumentando que los productores sojeros con las retenciones actuales pierden plata. Todo se sustenta en un análisis de Néstor Roulet, un ex funcionario de Macri y el principal vocero de los piquetes sojeros del 2008 en la provincia de Córdoba. Según Roulet, los productores sojeros van a perdida en esta campaña 2019-2020 y por hectárea perderán 32 dólares, o sea que en el caso del ejemplo de un campo de 200 hectáreas su propietario no tendrá ninguna ganancia y perderá $ 403.200 al terminar de comercializar su cosecha, mientras para el economista Fernando Oviedo tendrá una ganancia de $ 5.751.900 ($ 479.000 para los doce meses).
Néstor Roulet es muy conocido en Córdoba. Fue candidato a Vicegobernador del Milico Aguad, es un productor originario de Canals, en el sureste cordobés. Un pueblo que tiene la desgracia de contar con la mayor cantidad de muertos de cáncer por año. Un estudio de epidemiologia comunitaria supervisado por la Red de Médicos de Pueblos Fumigados demostró que entre todos los vecinos de Canals difuntos entre abril de 2017 y marzo de 2018, el 55% murió a causa de un cáncer, cuando en todo el país solo mueren de cáncer el 20% de las personas. Los Roulet también han participado del gobierno de la municipalidad de Canals, municipalidad administrada desde hace 16 años por intendentes y concejales sojeros que fumigan masivamente su propio pueblo. Todos los años Roulet publica informes en el portal Agrositio donde supuestamente demuestra cómo los sojeros tienen márgenes de ganancia sumamente exiguos, algo que parece contradecir los niveles de consumo de esos grupos.
Parece que hay dos análisis con resultados muy diferentes, pero recientemente (el 27/12/19) el periódico vocero del agronegocio cordobés AgroVoz publicó un estudio del economista Carlos Ghida Dazza del Inta de Marcos Juárez, demostrando que los márgenes del agro se triplicaron en los últimos 40 años, en los que según sus cálculos, el resultado operativo (lo que le queda al productor después de pagar todos los gastos fijos, como alquileres, siembra, fumigaciones y cosecha; y los de estructura, como impuestos y recursos humanos) de los productores de la zona núcleo cordobesa es de 331,7 dólares por hectárea en la última década. Si tomamos el ejemplo de las 200 hectáreas del productor de Fernando Oviedo, su renta mensual es de $ 347.550. Un poco menos pero aun muchísimo dinero, en este cálculo el productor tiene sumado el costo del alquiler de la tierra.
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Tal vez alguien pueda pensar que esta es la situación solo de los empresarios sojeros cordobeses y no se podría generaliza. Pero el INTA de Pergamino (Provincia de Buenos Aires) publicó en mayo del pasado año su estudio del margen bruto de rentabilidad agrícola en su zona. Ese estudio económico para la campaña 2019-2020, calculaba para soja de 1º considerando un campo de 200 hectáreas como en el análisis de Fernando Oviedo y descontando los impuestos, una renta de 4.700.000 pesos lo que es igual a 391.000 pesos por mes. Muy lejos de los cálculos de Roulet, que enviaban a pérdidas a los productores sojeros de todo el país.
Ya no hay dudas. Un sojero pequeño en esta campaña podría aspirar a una renta de entre 347.000 pesos a 479.000 pesos mensuales.
Cualquiera podría pensar que el trabajo humano que implica generar tan interesante renta demandaría enormes esfuerzos en numerosas e intensas jornadas de trabajo. Sin embargo no es así. El ingeniero agrónomo Mario Bragachini, quien fuera el responsable del área de Eficiencia de Cosecha, Postcosecha y Agroindustria del INTA EEA Manfredi, afirma que “hoy solo se necesitan 1,6 horas hombre/hectárea/año para producir una hectárea de soja”. Para el ejemplo que utilizó el economista Fernando Oviedo en que 200 hectáreas rinden 478.000 pesos mensuales, se necesitan 320 horas de trabajo por año. En jornadas de 8 horas serían solo 40 días de trabajo al año. Claramente es un solo operario para 200 hectáreas.
¿Qué se hace en esos 40 días de trabajo en un predio de 200 hectáreas de soja transgénica? Generalmente se dedica un día para sembrar, otro para cosechar y 36 días para fumigar (antes de sembrar en barbecho químico, en pre-emergencia, en post-emergencia y en control de plagas) y dos días para silaje y trasporte. Relevando pueblos del sur cordobés, un grupo del CONICET de la Universidad de Rio Cuarto también llego al dato de que las jornadas de aplicaciones al año son 18, pudiendo variar de 12 a 32 por 100 hectáreas de lote.
Los pools de siembra hasta pueden utilizar menos hora, asegura Bragachini. Un grupo familiar que explote sus 200 hectáreas podría necesitar hasta 3 horas/ hectarea/año, es decir, más de un trabajador del grupo familiar. (Padre e hijo, podrían ser).
¿Son muchas las personas que pueden trabajar tan poco en el campo y producir tanta diferencia? ¿Son muchos los sojeros de 200 hectáreas, o mejor aun, quienes producen la soja y el maíz transgénico en Argentina? Son preguntas que casi nadie sabe responder. La respuesta queda encerrada en esa zona gris que llaman “el campo”.
El INDEC publicó los datos del Censo Nacional Agropecuario 2018. Allí se dice que sólo quedan 211.000 productores rurales en el país y que estos establecimientos ocupan más de 86 millones de hectáreas. Pero la soja y el maíz transgénico (la soja algunos años se rota con maíz en el mismo lote) ocupan 24 de esos 86 millones de hectáreas y también se sabe fehacientemente que solo 75.000 productores llevan adelante estos cultivos tóxicos y muy redituables. El 50% de la producción sojera la generan 1400 productores con muchos miles de hectáreas explotadas. Parece que el campo no somos todos.
Siguiendo con el último informe del INDEC (firmado por Jorge Todesca), los productores de 100-200 hectáreas son 25.000, los que tienen o explotan 200-500 hectáreas son 32.000 y los que tienen establecimientos de más de 500 hectáreas son 18.000. Y aquí se evidencia otro fenómeno y es que la tierra no es de quien la trabaja.
El 19% de la superficie de los establecimientos rurales es arrendada. Pero este fenómeno es muchísimo más frecuente en el agronegocio y allí podría superar el 70%. Los reyes de la soja —grandes pools como Los Grobo, MSU, El Tejar, La Redención, Sofro, Cresud y Adecoagro— no tienen tierra propia o su extensión es ínfima, y se puede decir que toda la tierra que trabajan es arrendada, Otros, como Olmedo Agropecuaria del bolsonarista diputado Alfredo Olmedo, cuentan con más de 110.000 hectáreas propias en el NOA, muchas apropiadas porque se las otorgó el Estado salteño, incluso de territorios wichis.
Miles de ex productores ahora son propietarios rentistas que alquilan sus campos a otros productores vecinos o a pools de siembra que los explotan por su cuenta y les pagan por ello. ¿Cuánto les pagan? Según la Bolsa de Cereales de Córdoba, el costo de arrendamientos 2019 es de 10 quintales por hectárea (una tonelada de soja), es decir 244 dólares. 100 hectáreas alquiladas generan 24.400 dólares o al cambio oficial 1.573.200 pesos, que significan 128.100 pesos por mes al año. Si sólo tiene para arrendar 50 hectáreas, estas le generan 64.050 $ por mes sin moverse de la casa y sin ningún riesgo ni actividad. De pronto decenas de miles de familias que antes eran agricultoras, son ahora también socias directas del agronegocio y amparan las fumigaciones con agrotóxicos porque viven parasitariamente de la agricutura tóxica y defienden sus intereses. Tiempo atrás la mayoria de sus abuelos y padres fueron productores de la FAA hoy aliada a la Sociedad Rural y a los monopolios de los agrovenenos y el comercio exterior.
El agronegocio es una práctica extractivista que sobreexplota los bienes naturales y genera apropiación de la renta, desigualdad e injusticia ambiental, en forma muy similar a las otras prácticas extractivistas de nuestro país como la megamineria y el fracking, pero a diferencia de estas dos que son encabezadas y representadas socialmente por empresas enormes como Barrick o Chevron, el agronegocio tiene como representantes y actores a los productores sojeros de todos los tamaños con un relato que nos intenta hacer creer que ese campo es de todos.