Tras meses de editoriales insistentes en Clarín y La Nación, el exintendente de Tigre se quedó sin margen de maniobra y su entorno amenaza con dejarlo solo si no acepta su única salida: ser gobernador de la fórmula presidencial del macrismo. En el PRO presionan a Mauricio para que acepte a parte del peronismo bonaerense.
D. Marchi // Jueves 28 de mayo de 2015 | 22:33
Se terminó el sueño presidencial de Sergio Massa. Lo que comenzó en 2013 como una aventura disidente, terminará como una claudicación ante los globos de colores del rejunte PRO. Según afirman en el entorno del exintendente de Tigre, Sergio Tomás declinará su candidatura para suceder a Cristina Fernández de Kirchner y jugará su carta por el “premio consuelo”, la gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
Durante la última semana se realizaron tres importantes reuniones a las que asistieron los principales armadores políticos tanto de Macri como de Massa. Allí, las segundas líneas trazaron el marco de un acuerdo que sus líderes aún resisten: Mauricio presidente, Sergio gobernador.
Del lado del Frente Renovador, la presión para bajar a Massa es cada día más fuerte, e incluso su mujer y su suegro lo colocaron públicamente entre la espada y la pared: gobernador o nada. La insistencia viene de la mano de una necesidad precisa: conservar algún puesto desde el cual continuar el sueño presidencial en un futuro quizás más auspicioso. A la lista de convencidos de declinar la candidatura presidencial hay que sumar a los peronistas Luis Barrionuevo, Felipe Solá y Graciela Camaño, como así también a los pocos intendentes que aún le quedan al aventurero diputado nacional.
Massa aún asegura que será candidato a Presidente y simula seguir en campaña en Mar del Plata, sin embargo, la totalidad de su entorno ya decidió otro destino. En caso de rendirse al acuerdo entre ambas fuerzas, el exintendente de Tigre sueña lograr un lugar en la PASO presidencial de la gran interna opositora pero su destino está sellado, no estará allí.
El exintendente de Tigre carga otro problema: en pocas semanas perdió casi una decena de intendentes que se pasaron al FpV y consistían la base territorial de Massa. Además, el establishment económico y financiero ya decidió su apuesta por Macri y no está dispuesto a invertir en un candidato perdedor.
Del lado del macrismo ocurre algo similar: Macri y Durán Barba abogan por la “pureza antiperonista” de la candidatura presidencial del alcalde porteño quien aún insiste en ir sólo con lo propio. Sin embargo, una de las opiniones más importantes de su entorno, Nicky Caputo (empresario constructor de la patria contratista), presiona para bajar a Massa como gobernador de la Nueva Alianza y así buscar también en Nación los grandes negocios que se aseguró en la Ciudad con el PRO.
En el macrismo, tanto Santilli como Ritondo, la pata peronista de la gobernación porteña, tomaron su decisión: Massa deberá ir a una paso con María Eugenia Vidal, quien no despega en las encuestas y el propio Francisco De Narváez, lo que también implicaría una derrota en la billetera para el malogrado Sergio Tomás.
Cínico, Sergio Tomás culpa al kirchnerismo por haber jugado a la polarización con Macri y fija allí el punto de no retorno: debe acordar con Macri para intentar la épica de ganarle al Frente Para la Victoria, luego de 12 años de crecimiento económico y con la imagen de Cristina Fernández por encima del 60%.