análisis profundo

Malvinas: la traición encubierta que Milei intenta disfrazar de progreso

Un acuerdo espurio entre la Cancillería de Milei y el Reino Unido, encabezado por Diana Mondino, reproduce las mismas concesiones que durante el gobierno de Macri, consolidando la posición colonial británica sobre las Malvinas y el Atlántico Sur.

Malvinas: la traición encubierta que Milei intenta disfrazar de progreso

Viernes 27 de septiembre de 2024 | 22:40

El pacto que restablece vuelos y facilita la explotación ilegal de los recursos pesqueros e hidrocarburíferos por parte del Reino Unido es una nueva entrega de la soberanía argentina. El Congreso y sectores políticos y académicos ya expresaron su rechazo a este acuerdo, que pretende legalizar la depredación de nuestras aguas y disfrazar como gesto humanitario la identificación de los caídos en Malvinas.

La política exterior del gobierno de Javier Milei ha mostrado su naufragio de manera contundente esta semana, cuando se hizo público un nuevo acuerdo entre la Cancillería argentina, encabezada por Diana Mondino, y el Reino Unido. Este pacto, firmado en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, revive las peores concesiones hechas durante el gobierno de Mauricio Macri y pone nuevamente en riesgo la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas y el Atlántico Sur.

El exdiputado nacional Guillermo Carmona, con amplia experiencia en la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería argentina, advirtió sobre la gravedad del acuerdo, que reproduce los mismos términos que el pacto Foradori-Duncan, firmado en 2016 bajo la gestión de Cambiemos. “Este acuerdo espurio con el Reino Unido no es más que una política de entrega de la soberanía nacional en todos los planos, y está llevando al naufragio a la política exterior argentina”, señaló Carmona en una entrevista para Radio 10.

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El punto más grave del acuerdo es la concesión de la explotación de los recursos naturales en el Atlántico Sur, bajo el pretexto de “conservación del recurso pesquero”. Sin embargo, como explica Carmona, poner la gestión de estos recursos en manos de quienes usurpan Malvinas y saquean nuestras aguas es un acto de traición a los intereses económicos del país. En otras palabras, el gobierno argentino legitima la depredación que el Reino Unido lleva adelante en el Atlántico Sur, lo que profundiza el vaciamiento de nuestras riquezas pesqueras y petroleras.

La legalización del saqueo

El acuerdo entre la canciller Mondino y el Reino Unido no solo cristaliza la explotación de los recursos argentinos en el Atlántico Sur, sino que también pretende legalizar y naturalizar la ocupación británica. Un punto especialmente sensible es la reanudación del vuelo Malvinas-San Pablo, con escala mensual en Córdoba. Esta medida, presentada como una “apertura” en las relaciones bilaterales, es en realidad un beneficio directo para las operaciones ilegales británicas en la región, ya que facilita el recambio de personal militar, pesquero y administrativo en las islas.

El vuelo, que históricamente fue reclamado por el Reino Unido, es un salvavidas económico para el colonialismo británico en Malvinas. “Este vuelo les facilita la vida económica a las islas, ya que permite el recambio a bajo costo de las tripulaciones que explotan nuestros recursos de forma ilegal”, subrayó Carmona. En otras palabras, el gobierno de Milei está poniendo la infraestructura argentina al servicio de quienes roban nuestras riquezas.

El cinismo de las concesiones humanitarias

Para disimular la entrega, el acuerdo incluye una cláusula sobre la continuación de los trabajos de identificación de los soldados argentinos caídos en la guerra de Malvinas, un gesto que, en apariencia, pretende mostrar buena voluntad. No obstante, este punto del acuerdo, que no tiene relación con el resto de las concesiones económicas y políticas, es una pantalla para encubrir la verdadera gravedad del pacto.

“La inclusión de este tema es un intento cínico de mostrar como un éxito algo que en realidad no es más que una obligación del derecho internacional humanitario”, denunció Carmona. Este trabajo ya se estaba llevando a cabo en Ginebra bajo la supervisión de la Cruz Roja, por lo que mencionarlo en el acuerdo solo busca manipular los sentimientos de los argentinos para distraer de la verdadera cuestión: la entrega de soberanía.

El Congreso y el repudio generalizado

A pesar de los intentos del gobierno de Milei por ocultar el verdadero alcance del acuerdo, el Congreso argentino no ha tardado en manifestar su repudio. Según Carmona, “el Congreso va a rechazar categóricamente este pacto, que no es más que una repetición de la traición de Foradori y Duncan”. El acuerdo no ha sido presentado formalmente como un tratado internacional, lo que podría dificultar su tratamiento legislativo, pero la oposición y sectores aliados ya han advertido que no permitirán su implementación sin pasar por el control del Congreso.

A este repudio se han sumado gobernadores, intendentes y académicos de todo el país, que coinciden en señalar que el acuerdo de Mondino con el Reino Unido no es más que un intento de agradar a las potencias extranjeras a expensas de los intereses nacionales. “Estamos ante una política exterior marcada por la anglofilia, como ocurrió durante el gobierno de Macri, que cree que quedar bien con los británicos nos hace agradables al mundo”, criticó Carmona.

Un acto de resistencia nacional

La cuestión de la soberanía sobre las Malvinas sigue siendo un tema que trasciende las diferencias políticas internas. Incluso quienes se encuentran en las antípodas ideológicas del actual gobierno han expresado su rechazo a este acuerdo. Carmona destacó que la vicepresidenta, pese a su pertenencia política, tuvo “un acto valiente y valioso” al repudiar públicamente lo acordado por el propio gobierno que integra.

Este tipo de acuerdos no puede ser decidido por “un grupúsculo de personas con una mirada despreciativa de lo nacional”, señaló Carmona. La defensa de la soberanía es una causa que une a los argentinos, y es el pueblo quien debe decidir sobre cuestiones tan sensibles como la política exterior. El pacto Mondino-Reino Unido es un ejemplo más de cómo se vulneran los intereses nacionales en nombre de acuerdos que solo benefician a las potencias extranjeras.

El acuerdo entre el gobierno de Javier Milei y el Reino Unido es una nueva traición a la soberanía argentina. Bajo la fachada de gestos humanitarios y de cooperación económica, se esconde la consolidación de la ocupación británica en las Malvinas y la entrega de nuestros recursos en el Atlántico Sur. El rechazo generalizado que ya comienza a gestarse en el Congreso y en diversos sectores de la sociedad argentina es solo el primer paso para frenar este intento de entregar nuestro territorio y nuestra riqueza a cambio de nada.

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