La movilización docente en Misiones alcanza su pico más alto, paralizando rutas y ciudades en una lucha por la recomposición salarial que ya lleva tres semanas.
Osvaldo Peralta // Martes 21 de mayo de 2024 | 09:07
Los docentes de Misiones han intensificado su protesta este martes con un segundo día consecutivo de asambleas, movilizaciones y cortes de rutas, demandando una urgente recomposición salarial. Este movimiento, que ya lleva tres semanas consecutivas de medidas de fuerza, no muestra signos de detenerse, revelando una profunda insatisfacción y una urgente necesidad de respuestas por parte del gobierno provincial.
Desde las primeras horas de la mañana, el Frente de Trabajadores de la Educación en Lucha (FTEL) lideró una nueva convocatoria para cortar la Ruta Nacional 12 en el puente del arroyo Garupá. La estrategia fue clara y contundente: los docentes de la zona sur se concentraron en el Mástil de Posadas, mientras que aquellos del interior provincial se reunieron en la rotonda de Candelaria. Unificados, marcharon hasta el punto de corte, donde a las 8:37 comenzó la interrupción del tránsito.
El norte misionero no quedó atrás. En el peaje de Colonia Victoria, también sobre la Ruta Nacional 12, los docentes llevaron a cabo un corte total, interrumpiendo completamente la vía de circulación por dos horas, replicando la medida del día anterior. Este patrón de interrupción total por lapsos prolongados se ha convertido en un símbolo de la determinación y la desesperación de los educadores por ser escuchados.
Además de estos puntos críticos, las medidas de fuerza se extendieron a lo largo de toda la provincia. En Puerto Iguazú, los docentes tomaron la Aduana, y en localidades como Andresito, San Antonio, Wanda, Puerto Esperanza y Puerto Libertad, las manifestaciones se realizaron cerca de la Represa Urugua-í. Eldorado y Montecarlo también fueron epicentros de marchas y potenciales cortes de ruta, replicando las acciones del día anterior.
La zona centro, particularmente la ciudad de Oberá, no fue una excepción. Allí, la concentración se focalizó en el Centro Cívico, mientras que en ciudades como Alem y Jardín América, las movilizaciones tomaron fuerza, evidenciando una movilización coordinada y masiva en todo el territorio misionero.
Este alzamiento docente, que ha puesto en jaque la rutina diaria y la economía provincial, no es un capricho ni un acto de rebeldía sin fundamento. Es la respuesta a años de postergaciones y desatenciones salariales que han llevado a los educadores a un punto de inflexión. La recomposición salarial no es un lujo, es una necesidad imperiosa para quienes sostienen el futuro educativo de la provincia.
El gobierno de Misiones, hasta ahora, ha mantenido una postura ambigua, ofreciendo respuestas insuficientes y tardías. La indiferencia oficial no ha hecho más que avivar la llama de la protesta, evidenciando una desconexión preocupante entre las autoridades y la realidad de los docentes. La falta de diálogo y soluciones concretas no sólo agrava la situación, sino que también proyecta un futuro incierto para el sistema educativo de la provincia.
Las repercusiones de esta protesta masiva son profundas. No se trata solo de interrupciones de tránsito o desvíos forzados. La verdadera crisis reside en la inestabilidad y la desesperanza que sienten los docentes, quienes se ven obligados a elegir entre su vocación y su supervivencia económica. Las aulas vacías y las escuelas paralizadas son el reflejo de una sociedad que no valora adecuadamente a sus educadores.
En medio de esta crisis, los estudiantes también se ven afectados. Las interrupciones en las clases y la incertidumbre sobre el futuro educativo crean un clima de inestabilidad que impacta negativamente en su formación. La educación, un pilar fundamental para el desarrollo social y económico, se encuentra en riesgo debido a la incapacidad de las autoridades para abordar y resolver esta crisis salarial de manera efectiva.
La lucha de los docentes misioneros es un grito de dignidad. No están pidiendo nada fuera de lo justo: un salario digno que refleje la importancia de su labor y les permita vivir con la seguridad económica necesaria para desempeñar su trabajo con dedicación y excelencia. Es imperativo que el gobierno provincial deje de lado la indiferencia y se siente a negociar de buena fe, reconociendo la gravedad de la situación y ofreciendo soluciones reales y sostenibles.
En conclusión, la movilización docente en Misiones es más que un reclamo salarial. Es una manifestación de la desesperación y la dignidad de quienes se niegan a aceptar la precariedad como norma. Los cortes de ruta, las asambleas y las movilizaciones son el eco de una injusticia prolongada y una llamada urgente a la acción. El gobierno debe responder de manera inmediata y adecuada, antes de que el sistema educativo provincial sufra daños irreparables. Los docentes misioneros han hablado claro y fuerte; ahora, le toca a las autoridades escuchar y actuar.
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— En Orsai (@EnOrsai) May 21, 2024
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