Se trata del hijo del Capitán de Corbeta Alberto Rafael Heredia.
Guillermo Carlos Delgado Jordán // Domingo 06 de noviembre de 2022 | 21:44
La foja de servicios del Capitán de Corbeta Alberto Rafael Heredia, durante cinco meses Interventor Militar del INTA, iniciando funciones en marzo de 1976 y, por otros cuatro meses, Delegado de la Junta Militar en la Secretaría de Estado de Agricultura y Ganadería, destaca su capacidad de acción con un nivel «excepcional» mientras, en lo opuesto, como «debajo de lo normal«, a su «sentido de lo humano«.
Asimismo, se lo elogia por su desempeño con «alto grado de eficiencia» cuando «debió cumplir importantes funciones en un medio desconocido y conflictivamente ideológico marxista«.
Según destaca la Doctora en Historia de la UBA Cecilia Gárgano en su trabajo «Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) – Argentina 1956-1983«, el Capitán Heredia fue el que firmó una resolución enmarcada en la Ley 21.260/76 (la que facultaba a dar de baja empleados públicos por «razones de seguridad») y dejó cesantes a 153 personas en las distintas sedes del país, puntapié del «disciplinamiento social (que) desarticuló las actividades políticas y gremiales, dejó a paso tres asesinatos y al menos seis detenciones-desapariciones de trabajadores del organismo«.
La primera denuncia que involucró en crímenes de Lesa Humanidad a Jorge Zorreguieta, padre de Máxima, la reina de los Países Bajos, fue por una denuncia judicial realizada por el secuestro y la desaparición de la empleada del INTA, Marta Sierra, en la época en que Zorreguieta se desempeñaba como secretario de Agricultura y Ganadería del dictador Jorge Videla.
Marta Sierra fue secuestrada por 9 hombres de su casa el día 30 de Marzo de 1976. El día anterior se había producido la irrupción de las FFAA en el INTA, colocando en la silla directiva al mencionado Capitán de Corbeta Alberto Rafael Heredia, fallecido en 2006.
En una entrevista del año 2013 para el diario La Capital, Juan Carlos Torchelli, ingeniero agrónomo que se desempeño en el INTA entre 1966 y 1976, relataba: «No tengo evidencias escritas, pero está claro que Zorreguieta conocía esa realidad (la de los desaparecidos). Era miembro de la Sociedad Rural Argentina, cercano a la Marina, fuerza que tomó al INTA, intervenido por el capitán de corbeta Alberto Rafael Heredia«.
Más acá en el tiempo, la justicia cómplice sigue taladrando la memoria autorizando las salidas transitorias del represor nunca arrepentido y apropiador de Victoria Donda.
Al unísono, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, le otorga un nuevo puesto gerencial al hijo del funcionario de la Dictadura, Alberto Martín Heredia Gayán, en el ámbito porteño desde 2010, esta vez como Gerente Operativo de la Gerencia Operativa Relocalización Integral, Logística y Arquitectura, de la Dirección General Relocalización y Gestión Integral de Edificios de Gobierno, de la Subsecretaría de Administración de Bienes Inmuebles, del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción, según indica la RESOLUCIÓN N.º 6141/MHFGC/22 publicada hoy en el Boletín Oficial.
Claro que las culpas no se heredan, pero si en este caso las ideas antipopulistas y pro Sociedad Rural Argentina. Cuando en 2007 el entonces titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Luciano Miguens, exigía la «eliminación total de las retenciones a los productos agropecuarios, como así también liberar totalmente el cupo de exportaciones de la carne para abrir nuevos mercados«, el entonces ministro de Economía de Cristina Kirchner, Miguel Peirano, le salió al cruce. Y en defensa de Miguens salió el hijo del Capitán de la Dictadura.
En una carta publicada por el diario La Nación, el actual Gerente de Larreta, Alberto Martín Heredia Gayán, afirmaba que «Sería conveniente que el ministro recuerde un poco de nuestra historia, en la cual políticas populistas como las actuales nos llevaron a dichas crisis, y si tan seguro está de que la actual política es la correcta debió él o alguien del Gobierno aprovechar el escenario que le da una inauguración rural para defender ésta, dando la cara y no corriendo a esconderse detrás de los pantalones de un presidente que sólo habla (perdón, critica), desde un atril.«.
Rescato del párrafo lo de «recordar la Historia».
¡Qué bueno sería!