La situación que vive el mundo entero ante la irrupción de la pandemia del Coronavirus plantea nuevos dilemas y reaviva viejas discusiones sobre la organización social y su traducción en términos estatales.
Jueves 19 de marzo de 2020 | 15:43
(Por Rubén Cuello @HRubenCuello)* Asistimos, en diferentes lugares de la región y el mundo, a la caída del andamiaje político, económico y cultural del neoliberalismo.
Es que cuando se producen situaciones excepcionales y de emergencia como la que estamos viviendo, se requiere de una profunda conciencia sobre el otro, sentido de la solidaridad y organización colectiva.
Necesitamos recuperar nuestra historicidad, echar mano a las herramientas que nos politizan, a la responsabilidad que genera la memoria.
Los posvalores del reciclado posmoderno resultan inútiles ante semejante crisis humanitaria global.
Esta caída de la hegemonía neoliberal financiera pone al descubierto no sólo el fracaso de las políticas de ajuste y saqueo que tanto se promocionaron desde los centros económicos financieros, sino también la necesidad estratégica de contar con herramientas institucionales, políticas y culturales que, desde la empatía y la solidaridad, den respuestas humanizantes y profundamente políticas a una pandemia biológica como el coronavirus, pero fundamentalmente a la pandemia del egoísmo y la anti democracia inoculadas en el seno de nuestras sociedades como principios ordenadores de la cotidianidad.
Estos principios neoliberales multiplicados y consolidados en las sociedades durante décadas, son los que en momentos de crisis y emergencia, evidencian su ineficacia para brindar soluciones colectivas.
Ya no se puede predicar impunemente el recorte y el achicamiento del Estado, precisamente porque ha quedado al desnudo que la lógica del mercado como único criterio de distribución de la riqueza ha provocado un daño implacable que impide la viabilidad del actual sistema político.
Tampoco se sostiene el discurso denostativo de la política como un fenómeno alejado de los intereses del conjunto, ya que hoy más que nunca es desde las dirigencias políticas en sus diferentes niveles de representación sectorial, desde donde surge la sensibilidad, preocupación y fundamentalmente las respuestas que intentan salvarnos de la calamidad colectiva de una pandemia. Nada menos.
Existe un proceso social profundo en curso que debemos asumir como una gran posibilidad de recuperarnos como Pueblo de las prédicas odiadoras de lo público, de lo colectivo.
Es una oportunidad para nuestra Democracia, para desarrollarse en el sentido más progresivo de la palabra. Es una oportunidad para demostrarle a esos discursos odiadores de todo lo que signifique autoestima y autodeterminación, que tenemos las condiciones y la vocación como sociedad de crecer desde la unidad y fundamentalmente desde una idea de País que contenga un proyecto colectivo de dignidad, bienestar, responsabilidad social e igualdad.
*Vicepresidente de Nuevo Encuentro nacional
Frente de Todos Mendoza