El presidente electo, Javier Milei, en su primer discurso propuso como marco teórico al liberalismo del siglo XIX. En este articulo se intentará explicar que significa realmente esto para los trabajadores. Buscaremos responder si este movimiento político, económico y social que promovía la libertad individual realmente es un beneficio para los empresarios o para los trabajadores.
Walter Onorato // Martes 21 de noviembre de 2023 | 07:05
(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) El liberalismo del siglo XIX fue un movimiento político, económico y social que promovía la libertad individual, la igualdad ante la ley, los derechos de propiedad y la limitación del poder del estado en la vida de las personas. Sus principales exponentes y teorías moldearon el desarrollo de muchas naciones, entre ellas Argentina.
Recordemos que dentro de este marco ideológico se construye el concepto de la División Internacional del Trabajo, el cual señala cómo se distribuyen las tareas y la producción a nivel global entre diferentes países. Desde esta perspectiva se creo la falacia de que Argentina estaba destinada a ser sólo el granero del mundo.
Gracias a este pensamiento nuestro pais quedó limitado a producir bienes de bajo valor agregado y debió enfrentar dificultades para ascender en la cadena de valor global al posponer el proceso industrial. Otras paises quedaron altamente estigmatizados como bananeros, al quedar identificados con ese monocultivo.
Ahora bien, veamos quienes son los propulsores del liberalismo del siglo XIX que tanto admira y propone Javier Milei.
¿Quiénes fueron sus principales exponentes?
Al primero que debemos citar es al escocés Adam Smith. Considerado el padre de la economía moderna, su obra "La riqueza de las naciones" (1776) es fundamental en el liberalismo económico. Entre sus principales ideas, Smith abogaba por la libre competencia, la división del trabajo y la no intervención estatal en la economía. Es quien aporta la idea de que el mercado, si se dejaba en libertad, se autorregula.
Otro importante exponente de este liberalismo es John Locke, (1632-1704) aunque pertenece al siglo XVII, sus ideas sobre los derechos naturales, la propiedad privada y el contrato social influenciaron profundamente el pensamiento liberal posterior. Entre otras cosas argumentaba que el gobierno debía proteger estos derechos fundamentales y, si fallaba en hacerlo, la gente tenía el derecho a rebelarse.
Por su parte, John Stuart Mill, defendió la libertad individual, expandiendo la idea de libertad de expresión y libertad de acción, enfatizando la importancia de la diversidad de opiniones y la autonomía individual.
También se encuentra Thomas Malthus (1766-1834) fue conocido por su teoría de la población, que planteaba preocupaciones sobre el crecimiento demográfico y los recursos disponibles. Son significativas las recetas que da como liberal para el "control" del numero de población.
El economista David Ricardo (1772-1823) fue influyente por su teoría de la ventaja comparativa y la ley de hierro de los salarios.
Otro economista fue Jean-Baptiste Say (1767-1832) un francés conocido por la "ley de Say", que sostiene que la oferta crea su propia demanda. Mientras que Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1755) fue un Filósofo político cuya obra "El espíritu de las leyes" abogaba por la separación de poderes en el gobierno.
También se encuentra en este grupo de intelectuales Wilhelm von Humboldt (1767-1835) quien se destacó por sus ideas sobre la educación y la libertad individual, defendiendo la autonomía y la libertad de expresión.
Por ultimo deberíamos nombrar a Herbert Spencer (1820-1903) un defensor del darwinismo social y la teoría de la evolución aplicada a la sociedad.
Mientras que en la Argentina, durante el siglo XIX, hubo varios pensadores que contribuyeron al desarrollo del pensamiento liberal. Algunos de los principales exponentes de la corriente liberal en Argentina durante ese período incluyen a Juan Bautista Alberdi (1810-1884)
Este intelectual es el autor de "Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina", donde abogaba por la modernización y el progreso a través de la promoción de la libertad individual, la propiedad privada y la educación.
También debemos incluir a Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) reconociendo que si bien no fue exclusivamente un liberal, sus ideas se alineaban con algunos principios liberales. Por este motivo, recordemos que no fue bien tratado por un amplio sector del liberalismo nacional. Sin embargo, Sarmiento defendía la educación pública, la inmigración y la modernización del país a través de la ciencia y la tecnología.
Finalmente, mencionemos a Esteban Echeverría (1805-1851), aunque más reconocido por su aporte al romanticismo literario, también influyó en el pensamiento liberal de la época, abogando por reformas sociales y políticas para el progreso de Argentina.
¿Cuáles fueron sus principales teorías?
Junto con estos y otros pensadores, en el siglo XIX, comienza a fortalecerse algunas teorías como la del Liberalismo económico, basado en la idea del laissez-faire (dejar hacer), desde donde se defendía la no intervención estatal en la economía, abogando por la libre competencia, la propiedad privada y la libertad de mercado como motores del progreso económico.
Por su parte también moldean el pensamiento del Liberalismo político, desde donde se enfatiza la limitación del poder gubernamental a través de la separación de poderes, la democracia representativa y la protección de los derechos individuales y civiles.
El Liberalismo social, por su parte, abogaba por la igualdad de oportunidades, el acceso a la educación y la igualdad ante la ley para todos los ciudadanos, independientemente de su origen o condición social.
De esta manera el liberalismo del siglo XIX sentó las bases para la evolución de las sociedades modernas, influyendo en la forma en que se estructuran las economías, se desarrollan las políticas y se conciben los derechos individuales hasta la actualidad.
Las principales críticas
El liberalismo del siglo XIX recibió críticas significativas que abordaban varios aspectos. El primero de ellos es la desigualdad económica. Se argumenta, y con razón, que el liberalismo económico fomenta la concentración de riqueza en manos de unos pocos, generando desigualdades sociales y económicas significativas.
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Otra de las principales críticas es la denominada Exclusión social. A menudo se criticaba que las políticas liberales no abordaban las desigualdades existentes, dejando a muchos sectores de la sociedad sin acceso a oportunidades básicas, como educación y salud, perpetuando así una dolorosa exclusión social.
También se debe mencionar la Explotación laboral como una de sus principales críticas. El enfoque en la libre competencia y la no intervención estatal llevaba a condiciones laborales precarias, largas jornadas de trabajo y falta de regulaciones que protegieran a los trabajadores.
Esto llevó a condiciones laborales extremadamente difíciles para muchos trabajadores con largas jornadas de trabajo donde solían laborar largas horas, a veces más de 12 horas al día y seis días a la semana, especialmente en industrias como la textil, la minería y la agricultura.
Importante es recordar que tanto trabajo era remunerado con salarios bajos. Los salarios eran mínimos y no alcanzaban para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores y sus familias.
En este período no existían regulaciones que garantizaran la seguridad en el lugar de trabajo. La falta de protección laboral en los accidentes era moneda corriente y no había compensación para los trabajadores lesionados o sus familias.
Los entornos laborales solían ser peligrosos y poco saludables. Las condiciones insalubres donde se trabajaba se destacaban por la falta de ventilación, una iluminación deficiente y la exposición a químicos tóxicos o a maquinaria peligrosa.
Algo característico de este momento histórico es la explotación infantil, donde la mano de obra infantil era común en diversas industrias, explotando a niños en trabajos peligrosos y con jornadas extenuantes, privándolos de educación y de una niñez adecuada.
El presidente electo de Argentina, Javier Milei, prometió un liberalismo del siglo XIX. Debemos ser conscientes que en esta traspolación el gran perjudicado es el trabajador. Las políticas laborales, influenciadas por el liberalismo económico de este siglo, significa descuidaban los derechos y el bienestar de los trabajadores en aras de maximizar la producción y el beneficio económico, generando condiciones laborales extremadamente precarias y explotadoras para la fuerza laboral donde el verdadero beneficiado es el empresario.
Otro de los grandes perjudicados bajo el influjo del liberalismo del siglo XIX es el impacto ambiental, derivado de las políticas laborales, que principalmente se manifestó debido a la falta de regulaciones y controles ambientales en las actividades industriales y productivas de la época. Las consecuencias más notables fueron la contaminación del aire y agua.
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Las fábricas y las industrias no estaban sujetas a regulaciones ambientales, lo que resultaba en emisiones de humos, polvo y desechos directamente a la atmósfera y los cuerpos de agua cercanos. Esto causaba daños a la calidad del aire y del agua, afectando tanto a los trabajadores como a las comunidades circundantes.
La explotación sin control de recursos naturales para la producción industrial y agrícola llevó a la deforestación masiva y a la pérdida de suelo fértil. La deforestación y degradación del suelo debido a la falta de prácticas sostenibles provocó la degradación del medio ambiente en muchas áreas. El capitalismo basado en esta línea ideológica es altamente depredador del medio ambiente razón por la cual Milei niega sistemáticamente al cambio climático.
El enfoque en la maximización de la producción no consideraba la conservación de los recursos naturales y hace un uso intensivo de los mismos. La sobreexplotación de recursos, en este siglo, como la madera, el carbón y otros combustibles fósiles contribuyó al agotamiento de estos recursos de manera no sostenible.
Por último, debemos decir que el liberalismo posee como característica fundamental el individualismo extremo. Basadas en el liberalismo económico, este enfoque promovía la libertad individual y la no intervención estatal en los asuntos laborales y económicos, pero también llevaba consigo consecuencias negativas.
Uno de ellos es el énfasis en el beneficio propio. Las políticas laborales se centraban en maximizar la producción y los beneficios económicos, a menudo sin considerar el bienestar colectivo o los derechos de los trabajadores.
La competencia desmedida, fomentaba una competencia feroz entre los trabajadores, quienes se veían obligados a luchar individualmente por el empleo y las mejores condiciones laborales. A menudo esta “libre competencia” llevaba a salarios bajos y a la falta de solidaridad entre compañeros.
El individualismo extremo se llevó adelante ante la ausencia de sistemas de protección social. Los trabajadores se enfrentaban a riesgos laborales sin ninguna red de seguridad, como seguros de salud, indemnizaciones por accidentes laborales o jubilaciones. Era habitual que el trabajador que tuviera una lesión grave pase de obrero a indigente sin ninguna ayuda de parte de su patrón o del estado.
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El Énfasis en el éxito individual hacía que se esperara que cada individuo buscara su propio éxito económico y social sin considerar las desigualdades estructurales o las barreras que podrían existir para algunos grupos sociales. Esto condujo a una falta de solidaridad social, desigualdades económicas significativas y la ausencia de mecanismos de protección para los trabajadores, lo que generó un entorno laboral difícil y competitivo para muchos que rozaba por muy poco a la esclavitud.
Es significativo que el presidente electo centre su ideal político-económico en el punto donde se encuentra plagadas de significativas críticas que con el tiempo ayudaron a evolucionar el pensamiento liberal hacia formas más progresistas donde se incorporaron elementos de justicia social, protección laboral, regulaciones ambientales y políticas que abordan las desigualdades, dando lugar a distintas corrientes del liberalismo más moderno. Pero Milei eligió como proyecto el pensamiento más primitivo donde el trabajador es altamente explotado a favor de ganancias para los empresarios.
LA EXPLOTACIÓN LABORAL EN INGLATERRA Y EN LA ARGENTINA SOÑADA DE MILEI
Uno de los ejemplos más destacados de explotación laboral durante la era del liberalismo del siglo XIX se encontraba en las fábricas textiles de la Revolución Industrial en Inglaterra. Un caso concreto es el de las condiciones laborales en las fábricas de algodón.
En esa época, las fábricas operaban largas jornadas de trabajo, a menudo más de 12 horas al día, y empleaban a hombres, mujeres y niños, algunos de ellos de tan solo cinco o seis años. Las condiciones en estas fábricas eran extremadamente duras: espacios congestionados, maquinaria peligrosa y poca ventilación.
Los trabajadores eran sometidos a condiciones insalubres y peligrosas, con salarios mínimos y sin protección laboral. Las jornadas extenuantes y el trabajo repetitivo llevaban a lesiones, enfermedades y, en muchos casos, a la muerte prematura de los trabajadores.
Esta explotación era posible, como se mencionó anteriormente, debido a la falta de regulaciones laborales y a la priorización del lucro y la producción sobre el bienestar y la seguridad de los trabajadores, características de la aplicación extrema del liberalismo económico de la época.
Durante el siglo XIX en Argentina, con el auge de la ganadería y la agricultura, hubo casos de explotación laboral en las grandes estancias nacionales. Un ejemplo emblemático fue la situación de los peones rurales como por ejemplo en La Forestal donde se desforestó 20.000 kilómetros cuadrados de quebracho.
En nuestro país, los peones eran trabajadores contratados para labores agrícolas y ganaderas. Estaban sujetos a condiciones laborales extremadamente precarias. Trabajaban largas jornadas, de más de doce horas al día, con salarios bajos y en entornos laborales peligrosos, expuestos a riesgos sin protección.
En la mayría de las estancias, los peones estaban prácticamente ligados a la estancia o hacienda donde trabajaban debido a deudas impagables o contratos que les impedían abandonar el lugar. Cobraban en vales con los cuales debían pagarle al dueño la comida que recibía y el lugar donde dormía. Esta situación los mantenía en una especie de servidumbre, con poca movilidad y sin ninguna oportunidad para mejorar sus condiciones de vida.
La falta de regulaciones laborales y la priorización del beneficio económico de los propietarios de las estancias sobre el bienestar y los derechos de los trabajadores fueron características de la explotación laboral en la Argentina del siglo XIX bajo el influjo de estas ideas liberales que Milei admira. ¿Campaña del miedo? Para nada, análisis histórico de algo que al parecer el presidente electo, según sus propios dichos, admira.
¿El liberalismo del siglo XIX se puede aplicar en la actualidad?
El liberalismo del siglo XIX sentó bases importantes, pero vale preguntarse si es posible aplicarlo en la actualidad. El proyecto de Milei se encontraría fundamentalmente con un contexto cambiante. Las condiciones económicas, sociales y políticas actuales son distintas a las del siglo XIX. La globalización, la interdependencia económica y los retos ambientales son aspectos que modifican evidentemente su aplicación.
Las desigualdades actuales, la necesidad de protección ambiental y la regulación de mercados globalizados requieren enfoques más holísticos y adaptativos que los propuestos en el liberalismo clásico. Los derechos conseguidos por los trabajadores es la principal barrera que evitaría la instalación del vetusto liberalismo de Milei. Por eso es su ataque constante a las organizaciones gremiales que son, a pesar de cualquier crítica que se les pueda hacer, la única defensa que tiene un trabajador de sus derechos.
Otra barrera para su implementación es la complejidad económica. Los mercados actuales son más complejos y dinámicos. Si bien, en la teoría, el libre mercado puede ser beneficioso, necesita regulaciones para prevenir abusos, proteger a los trabajadores y promover la competencia justa. Por este motivo, dentro de esta complejidad, el modelo de negocios predilecto de los libertarios son los emprendimientos individuales que por lo general promueven el trabajo informal, del cual obtienen una mayor plusvalía mediante la explotación de otro trabajador y la evasión fiscal.
La igualdad de oportunidades y la justicia social se han vuelto fundamentales en las sociedades modernas. El enfoque exclusivo en la libertad individual puede no garantizar la igualdad de acceso a recursos y oportunidades. Debemos recordar que la equidad social que nace de la justicia social, es señalada por Javier Milei como una aberración que es contraria al liberalismo.
Por último señalemos a la sostenibilidad ambiental, ya que la ausencia de consideraciones ambientales en el liberalismo clásico es un punto importante. Su voracidad de ganancias a cualquier precio los lleva a la explotación sin límites de los recursos naturales y por lo tanto no es viable en un mundo preocupado por la sostenibilidad. Por todo esto es que Javier Milei niega el cambio climático.
Aplicar el liberalismo del siglo XIX tal como se concibió en la actualidad y al parecer es el proyecto de Milei, es prácticamente inaplicable por todas estas falencias descritas en la nota. En cambio, los enfoques contemporáneos suelen combinar elementos del liberalismo con regulaciones estatales para abordar estos desafíos, tal como venían sosteniendo los gobiernos de origen peronista. La búsqueda de encontrar un equilibrio entre la libertad individual, la equidad social, la sostenibilidad ambiental y la estabilidad económica es una obligación de los gobiernos que al parecer Javier Milei no está dispuesto a cumplir.
¿Qué significa el liberalismo del siglo XIX que propone Milei?
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— En Orsai (@EnOrsai) November 21, 2023
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