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Entrevista al ex Gerente General del Banco Central de Ecuador: “Con la dolarización mucha gente perdió los ahorros de toda su vida”

(Por Eva Sacco)* En una entrevista en profundidad a Mateo Villalba, el economista y ex Gerente General del Banco Central de Ecuador explica el proceso que condujo a la dolarización en su país y las consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

Entrevista al ex Gerente General del Banco Central de Ecuador: “Con la dolarización mucha gente perdió los ahorros de toda su vida”

Miercoles 15 de noviembre de 2023 | 11:12

Eva Sacco: Por la propuesta de uno de los candidatos a la presidencia en Argentina se está hablando mucho de dolarización. Queremos entender un poco desde tu visión —fuiste gerente del Banco Central de Ecuador entre el 2013 y el 2015 durante la presidencia de Rafael Correa— cómo fue la experiencia y cómo fue gestionar política monetaria en un país con una economía dolarizada. En nuestro país se habla que se va a dolarizar la economía, como una herramienta para frenar la inflación, y ese sería el principal objetivo. Por otro lado, tiene una gran problemática, y es que no tiene dólares actualmente en sus reservas. De hecho, el tipo de cambio implícito al cual habría que dolarizar, obviamente depende del momento en que se dolarice, sería alrededor de $3000 ARS y $7000 ARS, dicen diversos especialistas. Entonces:

¿Nos podrías comentar un poco cómo nació la dolarización en Ecuador? ¿Cuáles fueron los motivos y si resultó?

Mateo Villalba: Muchas gracias por darme este espacio para compartir un poco la experiencia de Ecuador con todos los presentes. El tema de la dolarización en Ecuador es bueno comprenderlo en la historia de su contexto monetario. Ecuador es un país que, como todos los países de América Latina, logró su independencia en la primera mitad del siglo XIX, y vivió un caos monetario hasta que creó una moneda nacional en 1884, el sucre. Las primeras décadas de nuestra moneda fueron bastantes estables, porque en esa época existía una dominancia, primero del patrón bimetálico y después del patrón oro hasta 1914, la Primera Guerra mundial.

En Ecuador se acabó el patrón oro en 1914, y surge una etapa muy inestable en el manejo de la moneda hasta la creación del Banco Central en 1928. Luego empezó una etapa de estabilidad de la moneda, y el país no vivió episodios de inflaciones altas. Hubo unos pequeños episodios muy esporádicos de inflación de 2 dígitos, pero jamás hiperinflaciones, y ese período se dio entre 1928 y el año 1980. Al mismo tiempo, para que tengan una idea de la estabilidad del sucre, en 1928 el tipo de cambio eran 5 ECS por dólar de los Estados Unidos y para mediados de los años setenta eso había subido a 25 ECS por dólar, es decir, había perdido cuatro veces su valor, en el transcurso de cerca de cincuenta años. La moneda ecuatoriana era muy estable, y la economía y la sociedad ecuatoriana estaban acostumbradas a eso. Sin embargo, los años ochenta y noventa fueron muy diferentes. El país fue afectado por las crisis que afectaron no solo a Ecuador, sino a toda América Latina. La crisis de la deuda, por ejemplo; también hubo fenómenos propios de Ecuador como terremotos, que provocaron la ruptura de los oleoductos de petróleo.

El petróleo es un producto muy importante en la canasta de exportaciones de Ecuador. Tuvo dos guerras no declaradas con el Perú, una en la década de los ochenta y otra en la década de los noventa. Al mismo tiempo hubo dos procesos muy críticos, el primero fue e los años noventa, que se llamó la sucretización de la deuda privada, en la cual, una serie de empresarios ecuatorianos, gente muy pudiente que se había endeudado en dólares en el extranjero, y que, con la crisis de los años ochenta, la subida de la tasa de interés internacional y la escalada del tipo de cambio, se les hizo muy difícil pagar esas deudas. En ese rato, el gobierno ecuatoriano tuvo presión de esta élite económica local, desde adentro, pero por fuera también presionaron los organismos multilaterales de crédito y los acreedores de esas deudas, que habían colocado esas deudas asumiendo un riesgo y conociendo el riesgo que tenía. Sin embargo, la presión fue tal que finalmente el estado terminó asumiendo esas deudas privadas a través de un mecanismo que en Ecuador se conoció como la sucretización de la deuda privada. El Banco Central daba un tipo de cambio especial, un tipo de cambio subsidiado y mediante mecanismo asumía la gran mayoría de esos pasivos privados que tenía. Obviamente, esto se hizo en Ecuador emitiendo una cantidad enorme de sucres en la década de los ochenta y esto empezó a presionar la inflación al alza, y el tipo de cambio al alza, entonces fue como el primer gran golpe.

En los inicios de los años noventa, hubo una reforma, en línea de lo que sucedía en toda América Latina con las reformas inspiradas por el consenso de Washington, en donde se aprobó una ley en 1994, para desregular el sistema financiero y facilitar la expansión de la actividad financiera y las entidades financieras. Esto al inicio dio un empuje a la economía, porque obviamente al tener mayor facilidad del acceso al crédito, hubo inversión, la tasa de crecimiento empezó a mejorar, pero pronto aparecieron los problemas. Hubo una colocación enorme de cartera, que no siempre tuvo buenas prácticas en la gestión de riesgo, y pronto los bancos empezaron a entrar en problemas de liquidez, que además evidenciaron prácticas tremendamente cuestionables, como créditos vinculados. Muchos dueños de bancos generaban créditos desde empresas que eran también de su propiedad y obviamente, estas empresas nunca repagaban sus carteras, y el problema de liquidez se convertía en problemas de solvencia.

A finales de los años noventa, una porción importante de los bancos privados mas grandes del Ecuador entró en una tremenda crisis y solicitaron ayuda al Banco Central, el que tenía un dilema, y decidió financiar con emisión monetaria la asistencia del Estado a través del Banco Central a la Banca privada, y lo hizo de manera masiva. Esta asistencia no sirvió de mucho, a finales de la década el 70% de la banca privada, en términos de patrimonio, había quebrado y terminó en manos del Estado. La cantidad de asistencia que había hecho el Banco Central elevó los niveles de emisión monetaria y disparó brutalmente la inflación.

Las décadas del ochenta y del noventa fueron muy traumáticas por una explosión de la inflación y del tipo de cambio. El sucre nunca había tenido este tipo de comportamiento desde que el Banco Central empezó a funcionar (se creó en 1927), porque había podido gestionar una moneda bastante estable. En la década del noventa, la gente naturalmente empezó a buscar un refugio para que sus tenencias monetarias no pierdan valor, y el refugio natural era el dólar, al ser Estados Unidos el socio comercial mas grande de Ecuador, en términos de comercio internacional, de influencia política y de muchos otros factores. Entonces, para que tengan una idea, en nuestro país, a inicios de esta década la cantidad de depósitos, que en esa época la ley ya permitía que los bancos nacionales pudieran captar depósitos en dólares de los EE. UU, no era mayor del 5%, del total y los bancos también podían colocar en dólares, pero ni siquiera alrededor del 3% de la cartera de los bancos privados se colocaba en dólares. Es decir, el sucre a inicio de los noventa todavía era una moneda muy fuerte. A finales de la década y antes de la dolarización oficial, esta cifra había cambiado, mas del 55% de los depósitos y más del 70% de la cartera estaba en dólares. En realidad, el dólar se dolarizó de facto, antes de tomar la decisión oficial.

“Una vez implementada la dolarización en Ecuador, en los primeros años no funcionó para contener la inflación, se siguió experimentando inflación extremadamente alta.”

Nosotros tuvimos un proceso improvisado, la dolarización de Ecuador no fue un proceso planificado en el que se tomó la decisión, sino que renunció el presidente de la junta monetaria y la gerenta general de entonces por estar en desacuerdo, y se nombró provisionalmente a unas personas que de manera improvisada empezaron a tratar de implementar la dolarización, es decir, pasar de una situación de facto a una situación de jure, y esto se hizo a inicios del año 2000. El tipo de cambio en Ecuador estaba tremendamente volátil, había muchísima especulación y oscilaba de manera muy volátil, pero, podías conseguir por 7000 ECS un dólar, y en el peor de los casos por 15000 ECS un dólar, la especulación en un momento llegó a 20000 ECS. Al momento de cerrar la dolarización en este proceso improvisado, el tipo de cambio se quedó en 25000 ECS por dólar, lo que básicamente licuó todas las tenencias monetarias de la gente que tenía ahorros en sucres, es decir, sus ahorros se volvieron nada, una pequeña cantidad en dólares y esto fue un proceso extremadamente traumático.

Una vez implementada la dolarización, en los primeros años en Ecuador, no funcionó para contener la inflación, se siguió experimentando inflación extremadamente alta, ahora en dólares, durante el año 2000. La inflación fue todavía importante en el año 2001 y 2002, y recién en el año 2003, es decir, fue un proceso de convergencia que tardó 3 años, la inflación empezó ya a bajar. Posteriormente, durante los años 2007 y 2008, la inflación volvió a tener un repunte y fue un tema de preocupación. Después de la crisis financiera global de esos años, finalmente la inflación convergió realmente a niveles bajos y no volvió a ser un problema en Ecuador.

Entonces, ¿qué te podría decir yo sobre la dolarización? Primero que el proceso de ajuste para que una economía se dolarice no es un proceso inmediato, hay un tiempo de ajuste, los precios relativos deben ajustarse, los actores económicos también tienen presiones e intereses. Hay una economía política de ganadores y perdedores que hace que la dinámica de precios sea muy distinta. Me imagino que en Argentina no va a ser igual que en Ecuador, pero aquí la experiencia es que costó unos años que baje la inflación, hubo grandes ganadores, grandes perdedores y finalmente la inflación convergió a la baja. Sí podemos decir que, en términos generales, para contener la inflación después de sufrir ese largo proceso traumático, la dolarización sí funciona en Ecuador.

¿Cuál es el problema que tiene la dolarización? El problema que tiene es que el Estado pierde muchas herramientas o pierde grados de libertad en herramientas de política monetaria, y también tiene impactos serios en la política fiscal, a través de las relaciones que existen entre el ejercicio de la política fiscal y monetaria. Al tener menos de instrumentos o menos grados de libertad en el ejercicio de sus instrumentos de política económica, Ecuador ya no tiene instrumentos con los cuales mitigar la volatilidad del ciclo económico y tampoco tiene instrumentos para enfrentar grandes choques externos que pueden venir por causas de exógenas, cómo fue la crisis financiera de los años 2007-2008, o el COVID, o en el caso de Ecuador que también tuvo un terremoto importante en el año 2016.

Hay muchos estudios de diferentes colegas y hay evidencia que apunta hacia que el problema de la dolarización es que hace mucho más difícil estabilizar el ciclo económico, enfrentar choques exógenos y, por lo tanto, sostener tasas de crecimiento. Entonces, el costo que se paga sí sirve para contener la inflación, con un coste inicial muy alto y un proceso de sacrificio muy duro, pero al final funciona. Aunque el sacrificio que se paga es el crecimiento a mediano y largo plazo. La tasa de crecimiento de Ecuador, incluso, a pesar de haber sido favorecida por un boom de los commodities, de haber tenido una época en que la inversión privada y la inversión pública fueron muy altas y tuvieron una época de auge, si miras a Ecuador entre el año 2010 y el año 2014 vas a encontrar un auge económico, pero incluso en el auge, las tasas de crecimiento de la economía ecuatoriana que eran positivas, estaban muy por debajo de varios países de América Latina. En buena medida, el tener una moneda tan dura, que mantiene su valor en el mercado internacional, genera este problema. Cuando tienes problemas, por ejemplo, de grandes choques económicos, países vecinos como Colombia o Perú, que además son competencia directa en ciertos mercados de exportación, inmediatamente toman decisiones que permiten que sus monedas nacionales se deprecien.

Entonces sus exportaciones se vuelven más competitivas en términos de precio, y van a poder de alguna manera mitigar el choque exógeno. Ecuador no puede hacer eso, porque no tiene ninguna influencia sobre el tipo de cambio del dólar con el resto de monedas del mundo, y esa es una de las limitaciones que tiene. Sin embargo, dentro de la dolarización hay un espacio para hacer política monetaria, el cual ha sido muy polémico en Ecuador, porque en ciertos momentos se utilizaron instrumentos monetarios de cierta manera, que permitieron dar holgura al sector fiscal, por ejemplo; pero en otro momento, el uso de esos instrumentos no se atuvo a reglas de sostenibilidad y generó cuestionamientos. Finalmente, hubo un proceso político muy convulso, de cambios de tendencia, que terminó eliminando por ley, muchas de las herramientas que el Banco Central tenía para gestionar su política monetaria, y actualmente cumple una función casi de caja de conversión, donde no puede ejercer política monetaria. Ecuador tiene que sufrir los choques exógenos que han venido de diferentes motivos: caídas del precio del petróleo o la misma pandemia del COVID, que ha complicado muchísimo este tema. Si tú miras las tasas de crecimiento de la economía ecuatoriana en los últimos años, particularmente desde el año 2016, vas a encontrar un resultado pobrísimo.

De hecho, hay que analizar un tema, Ecuador a partir del año 2016, cuando sufre un terremoto, empieza a registrar un fenómeno que nunca había pasado en la economía ecuatoriana, y que son episodios deflacionarios, es decir, empieza a tener episodios de deflación, lo cual hace que la economía entre en un espiral recesivo y deflacionario que se sostiene hasta el día de hoy. Ecuador ha tenido un decrecimiento de su economía en promedio desde el año 2016 hasta hoy, y en buena medida, eso se explica por la falta de instrumentos que tiene. Entonces, la dolarización no es gratis, sirve para frenar la inflación, pero se tiene que pagar un alto costo de ajuste al inicio del cambio, y luego un alto costo de mediano y largo plazo en la tasa de crecimiento de la economía.

ES: Dijiste que hubo al principio ganadores y perdedores. Me meto más en una cuestión socioeconómica. El proceso de dolarización, ¿cómo afectó al empleo, al desarrollo productivo del país, al nivel de vida de los ecuatorianos, a la desigualdad? En Argentina hay una gran segmento de población que se considera clase media. ¿Cómo afecto a la clase media la dolarización?, lo que se denomina los estratos de ingresos medios y los estratos de ingresos bajos. ¿Y quiénes fueron los ganadores y los perdedores que nombraste?

MV: Sí, al inicio, como te comenté, el proceso licuó las tenencias monetarias de la gente que había ahorrado en sucres, mucha gente perdió todos los ahorros de toda si vida. La gente que tenía ahorros, que tenía tenencias monetarias en sucres fueron grandes perdedores. También había un grupo de actores de económicos importantes que, por ejemplo, habían contraído deudas en dólares, y el rato que el tipo de cambio cerró a 25.000ECS, que fue el tipo de cambio oficial para cerrar la dolarización de la economía, sus deudas se volvieron simplemente impagables, y quebraron. Entonces, la gente que se endeudó en dólares, la gente que tenía credenciado o había ahorrado en Sucres fueron grandes perdedores. Al mismo tiempo, el sector exportador pasó a tener su estructura de costos de una moneda dura, pagar salarios en dólares, entonces, este sector fue también otro gran perdedor en ese proceso, y el ganador era básicamente el sector importador. También hubo cosas positivas porque la estabilidad de precios que vendría después del año 2003, permitió un ambiente más de confianza, donde la economía de la especulación fue cediendo espacio a la economía productiva, y ese sí fue un aspecto positivo de la dolarización.

“El problema que tiene la dolarización es que el Estado pierde muchas herramientas o grados de libertad en herramientas de política monetaria, y también tiene impactos serios en la política fiscal.”

ES: Pero se tardó dos años en llegar a ese punto.

MV: Casi tres años costó para llegar a eso. Si tú veías el Ecuador en los años noventa, había una economía de especulación que era terrible, porque las empresas estaban todo el tiempo moviendo sus capitales, el gerente financiero tenía un poder enorme, porque si tu movías de dólares a sucres y apostabas bien con el tipo de cambio, podías hacer más ganancias en el área financiera de la empresa que en la gerencia productiva. Entonces, había una economía de la especulación que mermaba la capacidad de planificación y desarrollo productivo de todo el sector económico. Esto sí mejoró a partir del año 2003, hubo estabilidad, confianza en la moneda y ese fue un impacto positivo.

Por ese lado sí se ganó, pero los costos que se pagaron también fueron muy grandes. Al inicio, los ajustes del tipo de cambio y todo llevó a que los niveles de pobreza y desigualdad crezcan enormemente. Ecuador tuvo una migración masiva de conciudadanos que salieron al extranjero ante la falta de oportunidades en el país a inicios del siglo XXI, y eso se sostuvo los primeros cuatro años. La época de prosperidad de Ecuador vino con el boom de los commodities a partir del año 2004, con un pequeño bache por la crisis financiera internacional en 2008- 2009, y obviamente, luego una época de auge, entre 2010 y 2014. El 2015 fue un año de transición.

Desde el año 2016 el Ecuador ha caído en un espiral con episodios deflacionarios, y un desempeño del crecimiento muy pobre, que ha costado otra vez, revertir los indicadores que se habían ganado. Desde el año 2016 hacia acá, la desigualdad está avanzando, la pobreza ha crecido, y luego vino el golpe de la pandemia que ha sido terrible. Así que, la dolarización tiene sus pros y sus contras. ¿Sirve para contener la inflación? Si, sirve, con un costo de ajuste inicial muy grande, que hay que estar dispuesto a pagar. Los costos que se debe pagar no solo es el ajuste del inicio, sino el problema que vas a tener luego al tener una política económica con menos grados de libertad, una economía mucho más vulnerable a los choques exógenos y a la volatilidad del ciclo económico, y eso se va a traducir en una tasa de crecimiento de mediano y largo plazo.

Es bien complicado, además, que la dolarización al tener una moneda tan dura, beneficia a unos sectores y perjudica a otros. Por ejemplo, los negocios que están en torno a la importación, pueden ganar mucho con el tema del comercio, y los bienes importados se vuelven muy fácil importar cuando tienes una moneda dura, pero los exportadores van a ser duramente golpeados, al tener una estructura de costos de una moneda dura, y el precio de sus exportaciones, siempre que el dólar se aprecie, se puede complicar.

ES: Uno de los argumentos en mi país, acerca de la posibilidad de la dolarización, es que el gobierno pierde la posibilidad total de financiar el déficit mediante emisión monetaria. Esta característica, ¿cómo influyó en la economía ecuatoriana? Y esto, ¿contribuyó a la estabilidad fiscal?

MV: Primero, ese argumento es falso. Esto se conoce en política monetaria, como monetización del déficit fiscal, y es básicamente que, a través de su capacidad de emisión, la banca central puede financiar parte del déficit, en dolarización eso se puede hacer. De hecho, el Ecuador lo hizo de manera indirecta a partir del año 2009, y de manera directa desde el año 2014 hasta el año 2018. Así que, es absolutamente falso que no lo puedes hacer en dolarización, lo puedes hacer, el problema es que depende de cómo lo hagas, las consecuencias pueden ser complejas. Si tú tienes un esquema de institucionalidad muy fuerte, donde se respetan reglas de sostenibilidad, puedes darle cierta flexibilidad a la política monetaria que te permite hacer operaciones de monetización del déficit fiscal, pero si no respetas las reglas de sostenibilidad, pronto vas a perder reservas internacionales, vas a reducir la capacidad operativa del Banco Central para garantizar el esquema monetario de dolarización, y puedes salir expulsado del esquema monetario dolarización. Es una discusión bien compleja, pero en principio es falso, es decir, el hecho que te dolarices no asegura la disciplina fiscal, eso es falso, tampoco es que borra la herramienta de acierto de monetización del déficit.

Cuando te dolarizas, no solo el Banco Central, todo el sistema financiero, obviamente, se atiene a usar una moneda extranjera y los bancos centrales, que son los emisores de la moneda soberana, pierden la posibilidad de emisión primaria, es decir, no pueden imprimir billetes ni acuñar monedas y eso pasó en Ecuador. Pero, el sistema financiero en su conjunto conserva su posibilidad de emisión secundaria, se expanden los balances de las entidades financieras para otorgar crédito, eso hace crecer la liquidez total a través del crecimiento de los depósitos y de todas las formas de cuasi dinero. En Ecuador, al inicio de la dolarización eso fue una bendición, porque el hecho de que el sistema financiero y más tarde el propio Banco Central, puedan hacer operaciones de emisión secundaria que expandan la liquidez más de allá de los dólares emitidos por la Reserva Federal de los Estados Unidos, que están disponibles en la economía, estiraron la liquidez total del M2 lo suficiente como para que la economía pueda tener un respiro y pueda funcionar.

Entonces, por un lado, es algo necesario, pero por otro lado es súper riesgoso, porque si la emisión secundaria crece demasiado y el Banco Central no tiene las capacidades, sobre todo las reservas internacionales, que le permitan garantizar la disponibilidad de efectivo y el pago de los giros netos al exterior, el esquema monetario puede entrar en riesgo. La disciplina fiscal no viene como una consecuencia de la dolarización, y más bien se enfrenta a otro dilema, que es el problema de que una vez que estás dolarizado, si no tienes disciplina fiscal, puede entrar en caminos de insostenibilidad que pueden llevarse abajo el propio esquema de dolarización, con consecuencias complejas. Porque la dolarización es dura de entrar, pero si tienes la suficiente reserva de dólares disponible y estás dispuesto a pagar un tipo de cambio muy, muy alto, se puede hacer y Ecuador es muestra de eso.

Con sacrificio puedes entrar, pero salir de la dolarización es un tema mucho más complicado, porque una vez que la gente tiene dólares en el bolsillo, tiene una moneda estable, contarle una historia a la gente y decirle: “te voy a sacar los dólares para darte una nueva moneda”, gente que además, tiene un trauma con la historia más reciente de haber sufrido la pérdida del valor de su moneda frente al dólar y altísimas inflaciones, nadie va a ceder, y vas a entrar a una economía de la especulación que te puede llevar a un desastre económico.

Ese es el dilema de Ecuador. Una vez que dolarizaste, en mi opinión, debes aprender a vivir con ese problema, porque la dolarización es en buena medida, una restricción. Tiene algunas ventajas, la estabilidad de precios, una moneda dura, pero tiene un montón de desventajas también, y tienes que buscar las herramientas para gestionar un sistema monetario tan rígido de manera que le permita a la economía tener buenos resultados en el sector real: en el crecimiento, en la creación de empleo.

Es un enorme desafío que en Ecuador no se ha solucionado bien, y sobre todo en estos últimos años, donde ha tenido episodios deflacionarios, tasas de crecimiento muy pobres, incluso períodos con promedios negativos, que han empeorado toda la situación económica de los ecuatorianos: la pobreza, la desigualdad, el empleo, que hoy son temas de gran preocupación a nivel nacional.

“Ecuador ya no tiene instrumentos con los cuales mitigar la volatilidad del ciclo económico y tampoco tiene instrumentos para enfrentar grandes choques externos que pueden venir por causas de exógenas, como fue la crisis financiera de los años 2007-2008 o el COVID.”

ES: ¿Qué lecciones podríamos extraer de la experiencia ecuatoriana otros países como Argentina, que están considerando la opción de una moneda dura como la que adoptaron ustedes?

MV: Primero, hay que entender la situación de Argentina actualmente. Argentina tiene una economía mucho más grande que Ecuador, en términos de tamaño. Si uno mide el indicador de apertura comercial, es decir, si toma las exportaciones mas las importaciones y divide para el PIB, es una economía mucho mas cerrada que Ecuador. Esto de alguna manera te dice que las lecciones de Ecuador para Argentina no son fácilmente extrapolables, el proceso argentino de una dolarización sería muy diferente al de Ecuador, sin embargo, vas a tener los mismos dilemas. En Argentina, buena parte de la actividad económica esta dolarizada ya, la gente guarda dólares, la gente se defiende en dólares. No conozco el sistema financiero en Argentina, no sé si el sistema financiero transa en dólares, descuenta en dólares, da créditos en dólares.

ES: Está prohibido, porque nosotros ya hemos tenido una experiencia cuasi dolarizadora, que fue la convertibilidad, que era una caja de conversión, pero no habíamos eliminado la moneda, y paso lo que nos contabas de Ecuador, se expandió el crédito y no había dólares para responder a esa convertibilidad. A partir de ahí, cuando se devaluó la moneda, se prohíbe que el sistema financiero otorgue créditos dólares, porque fue un proceso muy traumático salir del proceso de convertibilidad, salvo el caso de los exportadores, que tienen el ingreso de dólares asegurado.

MV: Entiendo, es lógico. Entonces las lecciones no son tan extrapolables. Argentina es un país muy distinto, la estructura de la economía es muy distinta a la de Ecuador. Sin embargo, salvando esas diferencias se pueden sacar ciertas lecciones. La primera es que la solución no viene de los gobiernos ni de la política, es la propia gente esta buscando una moneda dura para poder defender el poder adquisitivo de sus tenencias monetarias, entonces, la dolarización entra primero de facto no de jure. No es una decisión, no es una política, es una consecuencia de haber manejado mal la política monetaria, y permitir que la moneda nacional haya perdido valor y haya experimentado muchísimas inflaciones. Hay que entender la dolarización no es una medida política-económica, es sobre todo una consecuencia de una pésima gestión de política monetaria durante un largo periodo de tiempo, que en el caso de Ecuador fueron dos décadas, los ochenta y los noventa, habría que ver cuánto tiempo duró en Argentina.

Segundo, la dolarización con un sacrificio muy grande, en un periodo de ajuste que puede durar varios años, si funciona para contener la inflación, pero hay que pagar un costo y luego vas a enfrentar un problema y es que vas a tener una política económica con menos grados de libertad y mucho más vulnerable, que va a ser muy difícil que enfrentes la volatilidad del ciclo económico y los choques externos que deben enfrentar las economías. Argentina es una economía más cerrada que Ecuador, también tiene un sector exportador muy importante, y creo que eso puede cambiar algunas cosas; en tal caso es una decisión dura de tomar, con grandes costos que poner sobre la mesa antes de tomarla, pero lamentablemente con un peso muy fuerte, porque Argentina está dolarizada de facto.

Ese es un hecho que también sucedió en Ecuador, y revertir eso es un proceso complicado, no imposible, pero que hay que ver cómo se puede lograr. Hay otros países que han sufrido hiperinflaciones: Bolivia, Perú, Uruguay, que han logrado mantener su moneda nacional, y volver a controlar la inflación. Habría que investigar todos los caminos. La dolarización oficial es uno. Lamentablemente, mientras más largo haya sido el período de tener una moneda inestable con altísimas inflaciones y pérdidas de poder adquisitivo frente al dólar, el grado de dolarización de facto es mayor, y yo creo que el caso de Argentina es así. La gente está acostumbrada a defenderse con dólares. Y eso hace que se vuelva, de alguna manera, como un camino natural para transitar hacia allá, pero antes de dar ese salto hay que evaluar los costos y los beneficios sobre la mesa y, sobre todo, las implicaciones a mediano y largo plazo, no que no son sencillas.

ES: Una última pregunta, Ecuador —al igual que Argentina— está atravesando una crisis económica y social. En el caso de Ecuador, además, es una crisis política. ¿Podría describir el proceso económico que está experimentando Ecuador en la actualidad y cuál es el papel de la dolarización en esta situación?

MV: Sí, en este momento Ecuador, desde el año 2016 atraviesa un ciclo de episodios deflacionarios y de comportamiento recesivo de la economía, que han venido echando al suelo el ingreso per cápita y el bienestar económico de las personas, lo que además se ha sumado a un aumento enorme de la violencia y la criminalidad, que es una de las preocupaciones más graves hoy. Y básicamente, eso ha causado que ahora haya una convulsión en el ámbito político.

El presidente actual, el señor Guillermo Lasso, de hecho, no va a poder terminar su periodo presidencial. Hemos empezado ya con el tema de la volatilidad política. El equilibrio al que hemos llegado en términos de política económica es un equilibrio bastante negativo, porque se ha cuestionado el uso de instrumentos de política monetaria y de política fiscal. Ahora tenemos un estado que no hace nada frente a un desempeño pésimo de la economía, y hay un enorme descontento que ahora se traduce en una crisis política.

Entonces, la situación de Ecuador es muy compleja en ese sentido, y sabemos que el panorama político se va a volver muy convulso en estos próximos años para tratar de buscar una solución, pero nadie está contento con la política económica; y menos con el desempeño económico que tenemos actualmente, así que creo que hay mucho por hacer. Además, tenemos que hacerlo lidiando con un esquema monetario que tiene ciertas ventajas al mantener una estabilidad de precios, pero enormes desventajas al no tener instrumentos para enfrentar la volatibilidad del ciclo económico y los choques externos. Fuente: sesamericalatina.org

*Eva Sacco, Economista e investigadora de la Fundación SES Argentina, de la Red de Justicia Fiscal de América Latina y el Caribe, y de LATINDADD.

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