Nuestro país se enfrenta a una de las peores crisis políticas y sociales de las últimas décadas. Las políticas de ajuste del Gobierno de Javier Milei están desmantelando la Universidad Pública, destruyendo derechos laborales, fomentando la represión de los manifestantes y saqueando los recursos del país. En este contexto, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha emitido un mensaje claro: el peronismo debe unirse para hacer frente a un gobierno que amenaza con profundizar la exclusión social y la destrucción del Estado.

Pero Milei no llegó por accidente a la Casa Rosada. Kicillof es enfático al señalar que el fracaso del último gobierno peronista fue el caldo de cultivo para la victoria de Milei. No se trata solo de la derrota a nivel nacional, sino también de los reveses en provincias clave. El gobernador bonaerense asume que algo anda mal dentro del movimiento, y la principal responsabilidad es reconstruir una alternativa que sea capaz de articularse frente al avance neoliberal.

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Un peronismo que se enfrenta a su propia crisis

En su carta, Kicillof enfatiza la necesidad de proteger a los bonaerenses de los efectos más brutales del ajuste. Pero sabe que la lucha no puede limitarse a las fronteras de su provincia: es fundamental construir lazos de solidaridad con otros gobernadores y sectores políticos, independientemente de su afiliación partidaria. Pese a los errores del pasado, el peronismo sigue siendo la principal fuerza de oposición, y como tal, debe liderar una alternativa amplia y democrática que frene el proyecto de destrucción nacional encabezado por Milei y Mauricio Macri.

Sin embargo, este llamado a la unidad se ve amenazado por una disputa interna dentro del Partido Justicialista (PJ). La carrera por la presidencia del partido se ha convertido en una nueva fuente de conflicto, con dos listas en competencia: una encabezada por Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, y otra por Cristina Fernández de Kirchner. En un momento en que el país atraviesa una crisis sin precedentes, Kicillof advierte que este tipo de internas solo desvían las energías necesarias para enfrentar al gobierno neoliberal.

Construir un escudo y una alternativa: para eso, unidad.

Argentina atraviesa una situación muy grave, nuestro pueblo está siendo agredido por un Gobierno Nacional desertor que ataca a la Universidad Pública, destruye los derechos, favorece el saqueo de nuestros recursos, fomenta…

— Axel Kicillof (@Kicillofok) October 19, 2024

Un llamado a la unidad y a evitar la interna destructiva

Axel Kicillof ha sido claro desde el principio: no tiene interés en disputar la interna del PJ. Sin embargo, observa con preocupación cómo la derecha aprovecha las divisiones del peronismo para consolidar su proyecto. La competencia interna es vista por él como innecesaria, y su deseo es que ambas listas puedan encontrar un camino hacia el consenso.

El gobernador bonaerense no duda en reconocer el valor de Ricardo Quintela, un dirigente que ha enfrentado con coraje las políticas de Milei desde una provincia que suele quedar fuera de los grandes medios. Kicillof rechaza la idea de que Quintela sea su “candidato”, pero también advierte que atacarlo es un error. La lógica de dividir entre “sometidos o traidores” ha sido una estrategia fallida que el peronismo ya no puede permitirse. Los enojos y desacuerdos internos deben ser escuchados y gestionados con humildad, no descalificados como signos de traición.

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El fracaso del Frente de Todos y la necesidad de una alternativa

El gobernador de Buenos Aires asume que, tras el fallido experimento del Frente de Todos, es hora de reinventar una alternativa política. El peronismo debe aprender de sus errores y apoyar a los pocos gobernadores que lograron revalidar sus gestiones. Sin ese respaldo, Kicillof advierte que cualquier intento de unidad dentro del PJ será ineficaz.

La interna peronista está marcada por críticas y tensiones. Sectores del movimiento, que en su momento acompañaron a Kicillof, han decidido ahora criticarlo. Pese a ello, el gobernador se mantiene firme en su reclamo: necesita el respaldo del peronismo bonaerense para continuar la lucha contra las políticas excluyentes y crueles de Milei.

Kicillof expresa su frustración por la falta de apoyo de algunos sectores del peronismo, pero aclara que no busca generar enfrentamientos entre compañeros. "La única pelea en la que todos los días pongo cuerpo y alma es la pelea contra Milei", insiste. En este sentido, considera que el debate interno debe ser constructivo, y no una excusa para el disciplinamiento o la descalificación.

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Unidad o colapso: el desafío del peronismo

El llamado a la unidad que realiza Kicillof no es solo una cuestión de estrategia electoral, sino una necesidad histórica. Si el peronismo no logra articular una alternativa sólida, el país quedará en manos de una derecha dispuesta a profundizar las políticas de ajuste y exclusión. Pero esa unidad no puede ser forzada, ni construida sobre la base del silenciamiento de las críticas. Al contrario, debe surgir del respeto, la solidaridad y el reconocimiento de que el verdadero enemigo es Milei y su proyecto de país.

Kicillof cierra su mensaje con un llamado a la responsabilidad: "Que nadie espere de mí que libre una guerra interna". La historia no perdonará a quienes prioricen las disputas partidarias por encima de la lucha contra un proyecto político que destruye el futuro del país. Cristina Fernández de Kirchner, señala Kicillof, está en el corazón del pueblo peronista, y en el suyo propio. No hay necesidad de demostrar lealtad a ese sentimiento. Lo que el peronismo necesita es dedicar toda su energía a fortalecer un escudo frente a las políticas neoliberales, y a construir una alternativa capaz de devolverle a Argentina la dignidad que le han arrebatado.

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— En Orsai (@EnOrsai) October 25, 2024

Con un llamado a la CGT, las dos CTA, los movimientos sociales, gobernadores e intendentes, Kicillof concluye su carta exigiendo que el Partido Justicialista dedique todos sus esfuerzos a la lucha por la unidad, por encima de las diferencias, y con un solo objetivo: frenar el proyecto destructivo de Milei y Macri.