El presidente argentino Javier Milei envió al Congreso un proyecto de ley que, de ser aprobado, le daría amplias facultades para gobernar sin depender del órgano legislativo. En caso de llegar a esta peligrosa situación debemos mencionar que por un lado se trata de una traición a su propio electorado que se autodenomina como liberal. Cumpliendo lo que muchos denunciaban en plena campaña electoral, Milei representa a un fascismo encubierto en un falso traje liberal.
Walter Onorato // Viernes 29 de diciembre de 2023 | 15:41
(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) Recordemos que para el pensamiento político liberal, la concentración excesiva de poder en manos de un solo individuo o gobernante es una de sus máximas preocupaciones. Esto se base en que se considera una verdadera amenaza para la libertad individual y los derechos fundamentales de las personas.
Como es de público conocimiento, el presidente Javier Milei pretende arrogarse la suma del poder público para gobernar sin la actividad legislativa del Congreso.
Los pensadores liberales clásicos sostienen que el poder absoluto corrompe absolutamente, por eso desde sus comienzos el liberalismo era revolucionario. Luchaba contra todo aquello que consideraban enemigo de la libertad y de la opresión tal como se pudo observar en la revolución francesa.
Es John Locke, quien en su obra titulada "Dos tratados sobre el gobierno civil", argumenta a favor de la separación de poderes y la limitación del poder gubernamental para prevenir el abuso de autoridad. Este autor sostiene que el gobierno tiene la responsabilidad de proteger los derechos naturales de los individuos, como la vida, la libertad y la propiedad pero advierte claramente sobre los riesgos de otorgar poder absoluto a una sola persona porque esto conduciría a la opresión y al abuso de los derechos fundamentales.
Esta idea de Javier Milei, de controlar la suma del poder público, va a contramano del mismísimo Montesquieu, quien abordó la idea de la separación de poderes en los distintos órganos del gobierno. En su obra "El espíritu de las leyes", Montesquieu desarrolla la teoría de la separación de poderes como un mecanismo para evitar la tiranía y salvaguardar la libertad. De este pensamiento nos llega la idea de los tres poderes, conocidos como ejecutivo, legislativo y judicial.
Locke también expuso sobre el contrato social y los derechos naturales donde argumenta que todos los individuos nacen con derechos inalienables, como el derecho a la vida, la libertad y la propiedad. Estos derechos son intrínsecos y no pueden ser arrebatados por ningún gobierno o autoridad y mucho menos por Javier Milei.
Para el verdadero liberal el respeto y la defensa de los derechos individuales y la libertad de los ciudadanos es una obligación ética. Por este motivo, quien busque adjudicarse todo el poder en aras del interés de "la casta económica", limitando a través de un DNU la libertad de expresión, la libertad de asociación y otros derechos civiles básicos se convierte automáticamente en enemigo de aquel que se considere liberal.
Para finalizar, expliquemos con precisión que el rechazo a la democracia liberal se denomina fascismo. Esta ideología política desestima la democracia liberal y la considera como un sistema débil e ineficaz.
Uno de los argumentos clásicos del fascismo es que la sociedad necesita orden y disciplina para mantener una supuesta estabilidad que ayude a la cohesión social. En coincidencia con declaraciones de Javier Milei en la campaña electoral, la democracia y la división de poderes es en parte responsable de la inestabilidad. Por este motivo, aboga por un gobierno centralizado y autoritario que pueda imponer dicho orden rígido.
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Como referencia histórica podemos citara el ascenso al poder y su consolidación de Benito Mussolini en la Italia fascista. El "Duce" se apoyó en una alianza importante con la élite industrial y empresarial del país para su consolidación y para implementar sus políticas económicas y sociales. La clase industrial apoyó al dictador a cambio de que el estado ejerza mano dura contra los movimientos sindicales y comunistas.
La élite industrial italiana de esta manera encontró en Mussolini un aliado que garantizaba la estabilidad y la continuidad de sus intereses económicos. A cambio, el régimen fascista se benefició del apoyo financiero y político de estos sectores, fortaleciendo así su posición en el poder.
Esta comparación es imposible no realizarla después de un DNU que, sin necesidad ni urgencia, cumplió con los reclamos históricos de los grandes grupos económicos. Para decirlo con más claridad, el DNU parceló toda la economía nacional en una alianza similar a la realizada por el "Duce" y por cierto cada vez más lejana de los pensamientos económicos liberales.