EDUCACIÓN EN PELIGRO

Sistema de Vouchers Educativos: Nuevas explicaciones sencillas a viejas consignas estridentes

En estas líneas se intenta desplegar la consigna muy vociferada y esquemáticamente desarrollada por Milei como una de sus propuestas nodales para la educación argentina: la introducción del sistema de vouchers educativos. Nos proponemos aportar algo así como una hoja de ruta para abordar la imprescindible conversación con quienes, seducidos por la promesa de tener plata en mano para poder elegir la escuela de sus hijos, han votado al candidato “libertario” o están pensando en hacerlo en octubre. . Conversación en la que se trata de explicar con sencillez, pero también y principalmente se trata de escuchar sin la soberbia.

Silvia Andrea Vázquez

Silvia Andrea Vázquez


Miercoles 23 de agosto de 2023 | 18:09

Vales Educativos (Por Silvia Andrea Vázquez)*

Lo primero que tenemos que saber es que el sistema de vales educativos no constituye una propuesta político-pedagógica sino económica, lo cual en sí mismo es todo un mensaje del mismo candidato que a la vez considera que hay que desarmar el Ministerio de Educación. Es decir, para Milei mejorar la educación se resuelve cambiando la forma de financiar el sistema educativo. Veamos.

¿En qué consiste esta forma de financiar la educación? Estamos acostumbrados a escuchar que existe un presupuesto educativo que se aprueba en el parlamento nacional y que tiene por objetivo garantizar desde el Estado que todas las instituciones que brindan educación a la ciudadanía estén abiertas y en condiciones, cuenten con personal idóneo y con recursos.

Contrariando esta tradición, los libertarios están presentando como “novedad” una vieja receta neoliberal que nuestro en país se formuló, pero no se logró llevar a la práctica, durante el gobierno de Carlos Menem: otorgar financiamiento a cada escuela por cada estudiante que asiste a ella, a través de un vale. Los vouchers son bonos o vales (en recientes declaraciones Sergio Massa utilizó la ilustrativa imagen de tickets-canasta para describirlos) que tienen un monto determinado previamente y que el Estado proporcionaría a todas las personas inscriptas en algún establecimiento educativo. El sistema consiste en que las escuelas sean sostenidas por los bonos que reciben de las y los estudiantes que concurren al mismo.

EDUCACIÓN Repensar la agenda educativa en tiempos de insatisfacción educativa

El sistema de los presupuestos educativos centralizados, tiene como objetivo garantizar que todas las escuelas estén funcionando, más allá de cuántos estudiantes asisten a ellas, ya que, desde la perspectiva fundante de nuestro sistema educativo, en tanto la educación se considera un bien público, Todo aquel que quiera acceder al mismo debe contar con una institución que lo posibilite (en la actual Ley de Educación Nacional ese bien público está considerada, además, un derecho humano). Por su parte con el sistema de los vouchers existe la posibilidad de que una escuela, un grado, una división, cierre en virtud de que el número de estudiantes sea tan escaso que el monto depositado no alcance a garantizar los salarios y las condiciones para su funcionamiento. Si no hay demanda, no hay subsidio.

Esta nos genera algunos interrogantes: ¿De cuánto es el bono que se le otorga a cada estudiante? ¿El valor es el mismo para todos los niveles y modalidades? ¿Qué sucedería con las escuelas especiales o rurales que se caracterizan por tener muy pocos estudiantes? ¿Quién define el valor del costo por alumno[2]? ¿Qué me garantiza que el bono no se deprecia? ¿Qué gastos del funcionamiento de la institución cubren lo que ingresa por los “vales educativos”? Cuestiones todas que indican que la discusión en el parlamento sobre el presupuesto educativo, se divide en la cantidad de estudiantes para repartirse en bonos o se otorgue como un monto unificado, es ineludible.

Veamos otro aspecto de esta forma de financiamiento educativo. En los años sesenta, Milton Friedman, uno de los padres del pensamiento neoliberal, fue el promotor de los vales educativos, postulando que de este modo se favorecía la elección voluntaria de cada madre y/o padre sobre la educación de sus hijos. ¿De qué se trata esta libre elección? Voucher en mano, cada familia elige sin ninguna restricción previa en qué escuela quiere depositarlo; la libertad es tal que, si el/la estudiante decide o se ve obligado a cambiar de escuela, se lleva consigo el dinero del bono para depositarlo en la nueva escuela que elija. Como dijimos anteriormente, si una escuela pierde tantos estudiantes que no pueden mantener su funcionamiento, deberá cerrar. En varias entrevistas el propio Milei confirma este triste pronóstico.

En los escasísimos países donde se aplicó este sistema (el más cercano y uno de los modelos fue el Chile de Pinochet) las escuelas estatales, en tanto gratuitas, se financiaban con el monto de la suma de los vales depositados, pero si se “elegía ”una escuela privada, la familia debía agregar al bono un monto extra para cubrir el arancel. De este modo se sostenía en igualdad de condiciones a las escuelas públicas gratuitas ya las aranceladas, lo que redundó en un crecimiento de la educación privada sustentada desde el Estado.

 

Entonces, si todas las escuelas públicas o privadas reciben el mismo aporte estatal ¿quiénes parecieran beneficiarse? ¿Quiénes tienen mejores recursos para funcionar? ¿Las que a ese monto le agregan un plus por la cuota arancelaria o las que deben arreglarse sólo con los vales que logran juntar? Frente a quienes afirman que de este modo se eliminan los subsidios a la escuela privada, me pregunto ¿no será que de esta forma se extienda el aporte estatal a todas las escuelas privadas?

Una nota de color: en los 90 fueron muy difundidas las ideas de Juan Llach, uno de los principales cuadros económicos del gobierno de Menem, que expresaba una versión radicalizada de la libre elección que fundamenta el sistema de vales; Llach postulaba la transformación de las instituciones educativas en organismos descentralizados o entidades públicas no estatales gestionadas por consorcios padres de los alumnos y docentes, por ONGs o por empresas privadas[3]. No digas más.

EDUCACIÓN PRIVADA La historia detrás de los vales educativos: ¿una reforma neoliberal o una estrategia para preservar la desigualdad social?

La idea de elegir la escuela también nos introduce en el análisis de cuáles son los parámetros de dicha elección; lo que nos lleva directamente al terreno de la evaluación de los aprendizajes, aunque en realidad deberíamos decir: la versión de evaluación reducida a la medición de resultados de pruebas estandarizadas. En la década menemista, la Fundación FIEL[4], usina ideológica del poder económico concentrado en nuestro país y promotora de los vales educativos, describió cómo los resultados de los “exámenes padronizados” podrían servir para orientar a los “demandantes de los servicios educativos”. ” (las familias) respecto de cuáles eran las mejores instituciones para elegir.[5]

Ahora bien, mucho se ha discutido académicamente sobre la dudosa relación entre los resultados de pruebas estandarizadas y lo que se entiende como buena educación, pero me interesa reflexionar sobre el debate de la calle. Si bien nuestro sentido común está saturado de versiones marketineras de “calidad educativa”, ¿en serio que las familias eligen escuela fijándose sólo en los resultados de una prueba que se toma un día al año? ¿No se interesan por conocer a los directivos y docentes, por averiguar si el clima escolar es tranquilo o hay conflictos? Estas y otras preguntas nos ayudan a develar lo que subyace al mítico eslogan de la “libre elección”.

Volviendo a la reforma educativa chilena, el sistema de vales se complementó con la toma anual de pruebas estandarizadas y con la exposición en el frente de cada establecimiento de los resultados de dichas pruebas – buenos, regulares, malos - representados en los tres colores del semáforo. . Como consecuencia de la implementación de este tipo de “libre elección” las escuelas de mayor demanda se permitían por su parte “seleccionar” su matrícula, y como para sostenerse en ese buen nivel se requerían alumnos con buenos puntajes en las pruebas, dejaban sin vacantes a los estudiantes con mayores dificultades. No es difícil imaginar a qué sectores sociales pertenecían la mayoría de estudiantes cuyos bonos que sólo lograban ser admitidos en las escuelas de semáforo rojo, cerrando así el círculo de la segmentación educativa y social.

En el caso de Suecia, que erróneamente es presentación por Milei como modelo exitoso del sistema de vouchers[6], con la introducción de la libre elección, la sociedad tendió a generar una mayor división escolar de acuerdo a su condición social, siendo - de los países miembros de la OCDE - donde entre 2003 al 2012 se produjo el más brusco descenso tanto de las calificaciones de las evaluaciones como de la inclusión académica. (A estas notas en el período siguiente se le agregan como resultados: aumento en el costo de la educación, mayor gasto, menor eficiencia, crecimiento de las escuelas de gestión privada con fines de lucro que incluso cotizan en bolsa[7])

Para ir cerrando estas reflexiones me resultó nteresante un párrafo encontrado en un breve trabajo de Alejandro Bongiovanni, y que pareciera ser el libreto educativo de Javier Milei, a juzgar por un reportaje en TN donde se repite casi textualmente este razonamiento “Los establecimientos que pretenden recibir fondos Deberán entonces ofrecer buenos servicios educativos y autogestionarse. Tendrán más poder de decisión, pero también la responsabilidad de prestar buenos servicios, dado que, si los educandos no los escogen, otros establecimientos más eficientes lo reemplazarán”[8] A confesión de parte, relevo de prueba.

Como dije al inicio, espero que este texto sea un aporte para mostrar - en este caso con la propuesta de los vales educativos - que las ideas de Milei no implican ninguna novedad sino un notable retroceso. Remite a las políticas de la década menemista, época donde los grupos concentrados de poder económico enancados en un personaje que condensaba la insatisfacción democrática de los sectores populares, multiplicaron sideralmente sus ganancias siderales a costa de hacer estallar el país.

Tenemos tarea para que no se repita.

*Silvia Andrea Vázquez: Directora del Observatorio Socio Político de la Educación de la UNLu. Coordinadora de la Comisión de Educación Instituto Patria. Responsable Nacional de Educación y Ciencia de Nuevo Encuentro

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[1] Subsidiar la demanda implica destinar dinero directamente a los consumidores para que los mismos, en la búsqueda de la oferta más baja, hagan competir a los productos en el mercado de bienes y servicios.

[2] Actualmente se calcula dividiendo el presupuesto educativo por la cantidad de estudiantes y permite comparar la mayor o menor inversión educativa que los gobiernos hacen en función de la matrícula total del sistema.

[3] “La revolución educativa”. En: Llach, Juan: Otro siglo, otra Argentina. Ariel Sociedad Económica. buenos aires, 1997

[4] FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas). Creada en 1964. Sus entidades fundadoras que aún la solventan son la Cámara Argentina de Comercio, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Sociedad Rural Argentina y la UIA.

[5] FIEL-CEA Descentralización de la escuela primaria y media. Una propuesta de reforma; Bs. Como.; 1993

[6] Recomendamos la lectura del trabajo “¿Funciona el sistema de vouchers educativos en Suecia?” disponible en https://economia.wiki/paises/funciona-el-sistema-de-vouchers-educativos-en-suecia 4 / donde se explicitan una serie de retrocesos educativos que producen la implementación de este sistema.

[7] Ídem.

[8] Alejandro Bongiovanni; Educación argentina: La necesidad de subsidiar la demanda; 2008

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