
El arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, lanzó una dura advertencia tras la muerte de dos personas en situación de calle por frío extremo. Acusó al Estado de ausente y reclamó “soluciones estables” para una pobreza estructural que ya no se disimula.
personas en situación de calle en Mendoza durante la ola de frío
En Orsai // Miercoles 25 de junio de 2025 | 12:23
El frío mata y el silencio oficial también
"Necesitamos soluciones estables", exige la Iglesia mientras la calle se vuelve tumba
Mientras el Gobierno de Javier Milei celebra equilibrios fiscales, en Mendoza —una de las provincias más golpeadas por la desprotección social— dos personas murieron por dormir a la intemperie. El dato estremecedor lo denunció el propio arzobispo de la provincia y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Marcelo Colombo: “Se necesitan políticas coordinadas y estables. No alcanza con caridad si el Estado no está”.
No es un hecho aislado. El aumento de personas en situación de calle, muchas con problemas de salud mental o completamente desvinculadas del sistema, es un síntoma feroz de la desintegración social. La Iglesia admite que llega adonde puede: “Hay más de 15 grupos parroquiales que reparten comida todas las noches, pero necesitamos refugios permanentes. Y no hay respuesta”, dijo Colombo en diálogo con Radio 10.
En Mendoza capital, el único gesto concreto provino de la parroquia de La Merced, que montó un “patio callejero”, respetando la voluntad de quienes no quieren ser separados de sus parejas o no confían en los refugios del Estado. Allí, cada noche, 200 personas acceden a un plato de comida caliente y un techo por unas horas. Nada más.
“Hubo un intento el invierno pasado”, recuerda Colombo, “con el municipio, un empresario, el Liceo Militar… Durante tres meses, funcionó un albergue modelo. Pero este año, nada. Algunos municipios como Guaymallén han mostrado empatía, pero no se concreta nada. Y Godoy Cruz ofrece 10 o 15 camas. Es insignificante”.
La crisis no sólo impacta en adultos sin techo. Desde Corrientes llegó otro dato brutal: una niña menor de 10 años murió por desnutrición. Las imágenes recuerdan los peores años del 2001. Para Colombo, esto no es casualidad: “La pobreza no es coyuntural. Es estructural. Si no hay inversión social real, no estamos hablando de superávit: estamos hablando de abandono”.
Y advierte sobre otro fenómeno que crece en las periferias desprotegidas: el narco. “Donde no llega el Estado, llega la droga. Si no actuamos juntos —Estado, Iglesia, organizaciones sociales—, lo que vamos a ver es más exclusión, más muerte, más violencia”.
Desde la cúpula episcopal, Colombo ratificó la línea de Francisco: “El Papa nos llama a salir al encuentro de las periferias. No se trata de gasto social, se trata de inversión humana. No se puede ignorar la muerte de una niña por hambre en nombre del déficit cero”.