«No podés ser peronista y ser buena persona» sentenció la progenitora del magistrado que debe decidir sobre la culpabilidad o inocencia de la Vice Presidenta de todas y todos los Argentinos
Giménez Uriburu
https://noticiaslainsuperable.com.ar/ // Lunes 08 de agosto de 2022 | 22:16
(Por Guillermo Carlos Delgado Jordan) Cada vez es más concluyente que lo que se presenta como una causa (varias en realidad) contra Cristina Kirchner es tan solo la representación de una persecución que, como en el pasado, intenta borrar del mapa a todo lo que tenga rasgo populista, escarmentando y persiguiendo a su cabeza, sin importar metodología o prueba.
Y esta persecución viene orquestada por los miembros defensores un conjunto de intereses que responde a la vieja oligarquía, a las familias “patricias”, a los dueños de los tractores, de los medios de comunicación, del aparato financiero, que han convertido al Poder Judicial en el patio trasero de su casa, convirtiendo a aquello que los mortales llamamos “Justicia” en algo que está muy lejos de serlo.
Tan solo hace unos días, mostrábamos en exclusiva desde Noticias La Insuperable (nombre de medio tan populista que hasta les molesta) los vínculos familiares del fiscal Diego Luciani, que se mueven entre la explotación a trabajadores, sociedad con los Braun y pertenencias a Directorios de múltiples empresa del Grupo Clarín.
Obviamente que, lo hemos dicho hasta el cansancio, nadie puede ser juzgado por los miembros de su familia o su entorno, cosa que primero debería aprender el propio fiscal cuando enarbola en horas de su alegato toda una serie de supuestas conexiones de Máximo Kirchner, quien no es ni testigo ni está imputado en el juicio, pero que evidentemente responde a satisfacer a la pata mediática tan deseosa de moldear mentes incautas preparándolas a aceptar, más allá de la inexistencia de pruebas, para lo que consideran un por demás deseado final anunciado: la condena de Cristina Kirchner.
La foto de este domingo de Página 12 mostrando al fiscal Luciani y al presidente del Tribunal Oral Federal Nº2 que conduce la causa “Obra Pública”, Rodrigo Giménez Uriburu, con la misma camiseta en la quinta de Mauricio Macri “Los Abrojos”, va mucho más allá de su pertenencia al “mismo equipo” de fútbol. Es la expresión simbólica que muestra, realmente, que juegan para el mismo equipo: el equipo de Macri, el de los medios concentrados, el de los que se autodenominan el campo, el de “los mercados” desestabilizadores… Ese que los peronchos llamarían sin dudar “equipo de Gorilas”.
Dentro de este “equipo” (aunque fuera de la foto) encontramos, por ejemplo, al Juez de Casación Gustavo Hornos, el “Juez Anticorrupción” como le gusta llamarlo a Clarín, de frecuentes reuniones con Mauricio Macri contemporáneas con fallos judiciales en causas donde se juzgaba a la actual vicepresidenta.
De él, en Noticias La Insuperable, elaboramos y mostramos su “telaraña” en el poder judicial, finalizando la misma con Josefina Hornos, secretaria desde 2007 del Juzgado Federal N.º 8 a cargo de otro oscuro personaje de la Justicia: el Juez Marcelo Martínez de Giorgi.
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Lo que no mencionábamos ahí, es que, un año después de su nombramiento, la mencionada Josefina Hornos, sobrina del “Juez Anticorrupción”, se casaría con otro miembro del “equipo”: el ya arriba mencionado presidente del Tribunal de la causa “Obra Pública”, Rodrigo Giménez Uriburu.
Cuando hablábamos de la familia del fiscal Diego Luciani, hacíamos mención a su curioso llamamiento a la “lógica” y el “sentido común”, como si las mismas fuesen pruebas palpables, parte de esas “tres toneladas” que les gusta invocar pero que nunca movieron la balanza durante el juicio.
Retomando el concepto peroncho de “equipo de Gorilas” donde juegan con comodidad los arriba mencionados, pongamos ahora de ejemplo las palabras de la madre de quien es el encargado de dictaminar la culpabilidad o inocencia de la adalid del peronismo. Tajantemente, trascendiendo aún las fronteras de toda grieta, afirma convencida: “Para mí ser peronista es ser delincuente”.
María de Luján Lamón de Giménez Uriburu, la madre del Juez, tuvo su momento de fama allá por el gobierno de Mauricio Macri, época en a que pasaba sus días escribiendo cartas al diario La Nación, y en la cual fue entrevistada por “Tribuna de Periodistas”.
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Allí no duda en referirse a los 30.000 desaparecidos como “un mito”, que lo de Santiago Maldonado fue “una farsa” y que su hermano debería haberse preocupado por él cuando era un “hippie”. “Era un vagabundo, no creo que sea el orgullo de ninguna familia bien constituida”, sentenciaba, con ese orgullo de moralina de clase oligarca a flor de piel.
El mismo orgullo que la lleva a afirmar que ser peronista es ser delincuente. Y agregar luego sin rubor: “No podés ser peronista y ser buena persona. No se puede adorar como adoraban a ese señor (no nombra a Perón, obedeciendo aún la proscripción de “la Libertadora”), que era un degenerado, te lo digo como mujer. Nunca tuvo una familia normal, una esposa normal, si tuvo o no hijos no los sé. Era un degenerado de cualquier punto de vista”.
Y esa es la “lógica” y el “sentido común” del fiscal. La misma que la de la madre del juez que debe dictaminar sobre Cristina, autoproclamada dueña de la moral. La misma de la que bombardeó la Plaza de Mayo y que desde hace 70 años busca por todos los medios borrar de la faz de la Argentina todo resabio de peronismo.
Y ahora es el turno de Cristina.