(Por Nicolás Valdez) Todo comenzó en 2016 cuando un hombre, atraído por la oferta de una tarjeta de crédito presentada por una promotora telemarketer, decidió aceptarla. Tras completar la documentación requerida, se le informó que la tarjeta llegaría a su hogar en pocos días. Sin embargo, nunca recibió el plástico. Lo que sí llegó fueron los resúmenes de cuenta con consumos en dólares realizados en República Dominicana, un país al que el hombre nunca había viajado.

El afectado se dirigió al banco para resolver lo que inicialmente fue calificado como un "error administrativo". Sin embargo, la situación no mejoró. Durante meses, el cliente enfrentó reclamos por sumas de dinero en concepto de comisiones y transferencias que nunca realizó. Además, fue incluido en el Veraz como incumplidor en la categoría 5, "irrecuperable", lo que le impidió acceder a préstamos y afectó gravemente su capacidad crediticia.

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En un acto de desesperación, el hombre envió una carta documento a Banco Macro, la cual nunca fue respondida. También presentó una queja ante Defensa del Consumidor, pero sin éxito. Finalmente, decidió emprender una demanda judicial que resultó en el expediente “B. R. A. c/ Banco Macro S.A. s/ ordinario”.

El juez de primera instancia falló a favor del demandante, reconociendo que existió una recalificación crediticia comunicada al cliente y resúmenes de cuenta con consumos no realizados, lo que generó daños morales. Banco Macro fue condenado a pagar $200.000 más intereses al 6% anual desde la mora, además de las costas del proceso. No obstante, ambas partes apelaron el fallo: el demandante consideró insuficiente la compensación por daño moral, mientras que el recurso de la demandada fue declarado desierto.

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La Cámara Comercial, integrada por los jueces Alejandra Noemi Tevez y Ernesto Lucchelli, finalmente aumentó la indemnización por daño moral a $1.500.000, con un interés del 12% anual desde la fecha de mora, reafirmando que la inclusión injustificada en el Veraz causó un perjuicio significativo al cliente. Las declaraciones testimoniales confirmaron que el hombre tuvo que detener las refacciones en su hogar debido a la imposibilidad de acceder a créditos, lo que evidenció el impacto negativo en su bienestar y tranquilidad.

Este fallo pone en evidencia las graves deficiencias de Banco Macro en la emisión y control de tarjetas de crédito. La entidad no solo falló en proteger al cliente de un fraude evidente, sino que también demostró una alarmante falta de diligencia en la gestión de sus reclamos. La inclusión injustificada en el Veraz y la falta de respuesta a las comunicaciones del cliente reflejan una actitud negligente y desinteresada por parte del banco.

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En un contexto donde la confianza en las instituciones financieras es crucial, casos como este minan la credibilidad de los bancos y generan una sensación de desprotección entre los consumidores. Banco Macro, una entidad que debería garantizar la seguridad y transparencia en sus operaciones, ha demostrado una preocupante incapacidad para manejar adecuadamente los problemas de sus clientes, resultando en un daño significativo tanto económico como emocional.

El sistema bancario debe asumir una responsabilidad activa en la protección de los consumidores, implementando medidas de seguridad más estrictas y garantizando una atención eficiente y efectiva a los reclamos. La falta de acción y la indiferencia ante los problemas de los clientes no solo afectan la reputación del banco, sino que también contribuyen a una crisis de confianza en el sistema financiero en su conjunto.

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El caso “B. R. A. c/ Banco Macro S.A.” debe servir como un llamado de atención para todas las entidades financieras en Argentina. Es imperativo que se adopten políticas y procedimientos que aseguren la correcta emisión y gestión de tarjetas de crédito, protegiendo a los consumidores de fraudes y errores administrativos. Asimismo, es esencial que los bancos respondan de manera oportuna y adecuada a las quejas y reclamos, demostrando un compromiso real con la satisfacción y protección del cliente.

La justicia ha sentado un precedente importante con este fallo, pero queda en manos de las entidades financieras aprender de este caso y mejorar sus prácticas. La confianza de los consumidores no puede ser tratada con indiferencia, y la responsabilidad de los bancos en la protección de los derechos de sus clientes debe ser una prioridad.

Fuente:

https://www.diariojudicial.com/news-98406-no-le-llego-la-tarjeta-pero-si-las-deudas

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