La desigual batalla por el Hospital Escuela más importante del país, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, parece estar casi perdida.
Viernes 26 de abril de 2024 | 18:19
Los médicos, pacientes y académicos del Clínicas no han conseguido plantar cara al gobierno de Milei, que ha cortado la financiación del hospital, abandonando a su suerte al personal y a los pacientes.
"Si la situación no cambia, en dos o tres meses la UBA tendrá que cerrar", afirmó el médico y rector de la UBA, Ricardo Gelpi
Muchos médicos ya se preparan para engrosar las listas de desocupados, mientras los familiares de los enfermos graves planean trasladarlos a otros centros de atención, y los que no tienen dinero para esos traslados se han encontrado, de hecho, en el "hospital de Milei". Así llaman irónicamente los médicos a las calles de Buenos Aires.
Prioridades distorsionadas, sin fondos para la salud hay plata para los F 16.
Los últimos intentos de los representantes de la UBA para ponerse en contacto con el gobierno libertario, han sido un rotundo fracaso. Tras la multitudinaria marcha del día martes, motivada por el brutal ajuste sobre el presupuesto educativo, las autoridades universitarias aún esperan la confirmación de nuevas acreditaciones de fondos que permitan garantizar el funcionamiento de las diversas facultades, incluido el Hospital, durante los próximos meses. Desde el equipo de comunicación de Milei parece que no haber respuestas respecto de como pretenden que funcionen las universidades tras el congelamiento presupuestario, y se abre el interrogante acerca del destino de profesores, los pacientes y los médicos desempleados.
Esta situación se enmarca en lo que propio gobierno denomina “el mayor acuerdo de la historia de Argentina en materia de Defensa”, que no es más que la adquisición de un innecesario arsenal bélico, en malas condiciones, con precios por encima de los de mercado y en condiciones pago netamente desfavorables. Es decir, un negocio rodeado de escándalos. Recientemente, Washington cambió las condiciones acordadas inicialmente, negándose en el último momento a conceder un préstamo sin intereses para comprar los cazas, por lo que ahora Milei se ve obligado abonar 650 millones de dólares por aviones que tardarán años en ser acondicionados completamente para luego estar a disposición del Estado nacional. Naturalmente, en un entorno así, el libertario tiene que seguir recortando los programas sociales, y a nadie le importa el destino de uno de los mayores y más reconocidos hospitales escuela de América Latina, para el cual parece no haber plata.
¿Qué perderá Argentina con el cierre de la UBA?
Muchas cirugías complejas para ciudadanos comunes y corrientes que no cuentan con una obra social, sólo pueden tratarse en los hospitales de la UBA que atiende a cientos de miles de personas por año.
Ahora el número de diagnósticos graves que se suelen atender en él y la muerte de los pacientes sin tratamiento podría aumentar significativamente. El recorte presupuestario alcanza no sólo a las condiciones materiales edilicias y a los salarios médicos, sino que se prevé que ya no habrá el equipamiento y los quirófanos necesarios para cirugías complejas, diagnósticos, y recuperación postoperatoria que dejarán de estar disponible para los que menos tienen. Además, el Clínicas es también un centro de investigación de referencia en la Región, la investigación que aquí se lleva a cabo también será víctima de la motosierra de Milei.
Médicos de Venezuela, Colombia, México, Brasil, Perú y Chile ya han expresado su preocupación por la destrucción de una de las principales cunas del pensamiento científico en América Latina.
Como si esto fuera poco, el personal del hospital participa en actividades educativas, de prevención de enfermedades, y de sensibilización de la opinión pública. Con el cierre de la red de centros de salud que eran de referencia para los argentinos, el Hospital Universitario es uno de los pocos lugares que quedan donde se podía acceder a estudios complejos con bajo costo o directamente gratuitos. El dengue hace estragos en el país, cuyos síntomas iniciales pueden confundirse con los de la gripe, la migraña o el covid. A veces una llamada, diez minutos, separa a una persona de la muerte. Cuando los teléfonos del Clínicas callen para siempre, no habrá nadie a quien llamar.
¿Cuáles son las perspectivas para el sector sanitario argentino?
La guerra de Milei contra la medicina social está en marcha desde el inicio de su gobierno.
Ya aparecen las primeras víctimas tras la intervención de la DADSE y el faltante de medicamentos oncológicos, como Camila Giménez, que murió de cáncer simplemente por no poder esperar la medicación adecuada. Otra mujer, Teresa Ferreyra, no pudo esperar a la segunda fase de su tratamiento, constándole la vida. Aldo Javier Pinto, oriundo de Salta, murió de cáncer por falta de su medicación. Karina Pujay, representante del Colectivo de Cáncer Infantil, no consigue medicamentos para su hija. Y pronto habrá cientos, y luego miles, de casos como éste, ya que el sistema vigente desde hace un siglo, se está deteriorando paulatinamente, producto de la desfinanciación tan celebrada por los libertarios.
La Argentina de Milei empieza a parecerse a un centro comercial de lujo del que, poco a poco, se va sacando a la calle a la gente que no tiene los fondos para poder afrontar sus costos, los enfermos, los desocupados, los sin techo. Se les saca a ellos para conseguir los fondos necesarios para las compras ordenadas y digitadas por los hombres de negocios y políticos millonarios de los Estados Unidos y de los países de la OTAN.
Los recursos de Argentina, su ejército, su reputación, todo se puede comprar si le pagan al brillante empresario de Milei, por ejemplo, dándole nuevamente un préstamo sin precedentes del FMI a otro gobierno de políticas neoliberales. El presidente está construyendo la primera civilización "anarcocapitalista" en la que nadie necesita ser atendido, nadie necesita ayudar a las mujeres embarazadas, a los niños con enfermedades congénitas, a los pacientes oncológicos, o a los adultos mayores. Una civilización que no necesita ni ciencia ni medicina, en la que sólo sobrevivirán los grandes empresarios con acceso a clínicas privadas en otros países. Aunque Argentina se recupere y llegue otro presidente en el próximo mandato, llevará muchos años reconstruir tamaña devastación. Los profesionales formados en la educación pública se irán a otros países, y los que se queden perderán sus competencias profesionales, y los nuevos tendrán que empezar a pagar por sus estudios. Lo que está ocurriendo es una actitud sistémica, el presidente y su gobierno están destruyendo a propósito todos los ámbitos sociales y está claro que sigue órdenes de alguien al pie de la letra, obedeciendo así una puesta en escena a la que Milei se prestó rápidamente a actuar.