La primera reacción de las empresas periodísticas que instalaron a Javier Milei como opción de poder mediante centenares de entrevistas fue cautelosa, por la incertidumbre que genera su proyecto y por la debilidad de la fuerza que prefieren, Juntos por el Cambio, sin que por esto descuiden la oportunidad de insistir con el fin del kirchnerismo, a pesar del buen resultado del gobernador bonaerense.
Hugo Muleiro // Lunes 14 de agosto de 2023 | 18:00
(Por Hugo Muleiro - @HugoMuleiro) El paquete de notas del lunes exhibe en conjunto una interpretación saturada de lugares comunes, como la atribución del triunfo de Milei al cansancio y al hartazgo social por la inflación, la pobreza y la inseguridad. Son definiciones fáciles y previsibles, tanto como el total lavado de manos en la responsabilidad que los conglomerados de medios que detentan Clarín y La Nación tuvieron en el surgimiento del candidato ultraderechista.
Unas pocas publicaciones desperdigadas en las semanas previas a la elección, sobre la corrupción que marca el accionar de Milei en el armado de listas, la recaudación en presentaciones, actos políticos y “conferencias”, no alcanzaron a contrarrestar el impulso ya dado a su figura y sus aspiraciones de poder.
El trabajo previo de promoción periodística del supuesto “anti-sistema”, junto al alud de desaciertos de la gestión oficialista y los hechos más revulsivos para la sociedad, como la sucesión llamativa de asesinatos en el Gran Buenos Aires en los días previos a la votación, desembocaron en un resultado que ambos diarios, así como Infobae, presentan como sorpresivo e inesperado.
El jefe de redacción de Clarín, Kirschbaum, encontró por primera vez este lunes 14 el extremismo que expresa Milei, su “estilo agresivo”, sus “gritos y gestos de ‘outsider’”, que la sociedad argentina conoció, y en cierta forma naturalizó, gracias a los espacios mediáticos que su propia empresa le regaló.
En esos párrafos, así como en otros de Van der Kooy, del mismo diario, y en los de Morales Solá, Pagni y Rodríguez Yebra en La Nación, la responsabilidad principal del desastre electoral del peronismo es cargada a Cristina Fernández de Kirchner, con el enésimo anuncio del fin de su ciclo político.
El primer lugar del gobernador Kicillof es mencionado por Kirschbaum casi como un dato marginal, intrascendente, cuando dice que Cristina Kirchner y el kirchnerismo “creyó salvar la ropa” con su resultado.
A pesar de esta posición tan repetida y conocida en las y los articulistas de ambos diarios, las ediciones del lunes 14 no permiten decir que estas empresas y sus extendidos tentáculos tengan estrategia decidida para su desempeño hasta la primera vuelta de octubre.
Hay una ilusión a la vista, que con mayor claridad expresa Morales Solá: si en octubre se repiten resultados, algo por ahora difícil de pronosticar, el peronismo estará afuera de la disputa por el poder y será la “conclusión definitiva de un ciclo de 20 años”.
El redactor se babea con la perspectiva de un pleito limitado a Bullrich y Milei, mientras Kicillof se le aparece como un estorbo. Lo confiesa así: “¿Es posible imaginar un eventual gobierno de Juntos por el Cambio o del propio Milei con la provincia de Buenos Aires gobernada por un kirchnerista de pura cepa como Kicillof?”.
Aunque a veces exhibe cierto músculo de profundidad en sus análisis, Pagni miente a lo grande cuando dice que Milei demostró en las PASO que se puede “avanzar hacia el poder sin estructura”, con lo que pretende lavar la cara del sistema mediático que alimenta y lo alimenta. No sólo por la instalación de la figura de Milei, trabajada tan minuciosamente, sino también por haber expandido la idea de la inutilidad total del Estado y la posibilidad de dinamitarlo, un eje central del discurso del ultraderechista.
Otra reducción que desnuda a este periodismo venido a menos es la afirmación, reiterada en numerosas notas, sobre que el triunfo de Milei se debe a los votos de jóvenes que no creen en partidos políticos y padecen falta de oportunidades y pobreza, que aumentó dramáticamente durante el Gobierno del Frente de Todos. Como si se pudiera reunir el 30 por ciento sin conseguir votos en todas las franjas de edad y en todos los sectores sociales.
En Clarín, Van der Kooy dice también que la evolución del dólar –tema infaltable en las tapas de su diario durante la campaña- y los asesinatos en el Gran Buenos Aires fueron factores decisivos en “la Provincia”. Según se mire, puede ser también una proyección, un preanuncio sobre cómo se le pueden disputar los votos a Axel Kicillof. Tal vez el ministro Berni, objeto de burlas frecuentes en estas páginas, se dé cuenta.
La Nación traslada a octubre la predilección por Bullrich, que ya había mostrado en la disputa con Larreta. Morales Solá sostiene que puede ganar, cómo no, que puede recuperarse y llegar al 40 por ciento que supo tener Juntos por el Cambio. Le aconseja buscar los votos que cosechó el alcalde porteño.
Si estos columnistas, como parece, tendrán a la Pata como candidata preferida, y si resuelven jugar a fondo, es probable que Milei deba probar la medicina envenenada que estas empresas usaron para instalarlo. Salvo que reciban la orden de prudencia y la de aprovechar para, como cada semana alguno de ellos escribe, conseguir el objetivo tan ansiado de liquidar al kirchnerismo.
(Reseña de Hugo Muleiro)