OPINIÓN

El plan editorial de campaña es el caos

Un “rebote” inflacionario en julio, pronosticado reiteradamente, y la dificultad para acordar con el FMI, junto a la presión sostenida para forzar la devaluación, se consolidaron en la estrategia de los medios opositores, junto a una letanía cotidiana acerca de la “kirchnerización” del ministro y candidato Sergio Massa.

El plan editorial de campaña es el caos

Hugo Muleiro // Lunes 17 de julio de 2023 | 11:20

El pronóstico de apocalipsis tiene un respiro este lunes 17, en el que los titulares expresan euforia no tanto por el triunfo arrasador de la derecha en Santa Fe, sino por la caída contundente del peronismo provincial, pese a que el gobernador Perotti gozaba de cierta protección editorial, por sus esfuerzos antikirchneristas y su protección a los garcas del agro, empezando por los crápulas de Vicentín.

Algunas notas aceptan que Larreta, quien pese a sus inversiones millonarias no termina de comprar los corazones de las y los articulistas, dio un paso adelante. Sin embargo, también hay advertencias sobre que el triunfo de su preferido, acusado de nexos con el narcotráfico, no necesariamente se trasladará al resultado presidencial.

La desaceleración inflacionaria le cayó muy mal a Clarín y La Nación, que buscaron ocultar el índice enfrascándolo en el total anual, para apelar de inmediato a economistas que coincidieran en afirmar el pronóstico de “rebote”, a partir de julio y más allá, hasta la definición electoral.

Esta estrategia, que no es más que una evidencia del temor al crecimiento del oficialismo hacia las PASO y las generales de octubre, comprende títulos gemelos entre ambos diarios, para que la idea se asiente en la interminable lista de medios colonizados en todo el país. “La inflación de junio fue del 6 % y en los últimos doce meses llega al 115,6 %”, tituló Clarín. “En junio la inflación fue de 6 % y acumula 115,6 % en los últimos doce meses”, tituló La Nación.

Eso fue el viernes y, casualidades de la vida, ambos diarios dieron con “especialistas” que dicen que la desaceleración se termina. Si alguien tuviera dudas del manejo de las noticias como instrumento más de campaña, Clarín destacó: “Massa acumula una suba del 100 % durante su gestión”, para personalizar el índice.

Por esas horas, la vocera del FMI dijo: “seguimos trabajando para hacer progresos” y “enfrentar una situación muy compleja y desafiante”. Clarín tituló: “El FMI advirtió que la situación del país es compleja”.

Es que los medios opositores no desestiman una situación caótica para lo que falta hasta la votación: La negociación “arde” y una ruptura con el FMI implicará corrida cambiaria y “abrir la puerta a la hiperinflación”, escribió Bonelli en Clarín, y atribuyó a uno de los directivos del organismo el impulso a una devaluación de ciento por ciento, con lo que –sin duda- el caos estaría garantizado.

En ambos diarios, estas maniobras se apoyan en cada jornada en que aumenta el dólar paralelo, junto a muchos otros temas administrados con la misma clave de campaña contra el oficialismo. Eso explica la trepada a la tapa del domingo en Clarín del reclamo de Rodríguez Larreta por la coparticipación federal.

No hay mayor novedad, es un título opositor más y carecería de toda relevancia si no fuera porque, en un hecho sí novedoso, el diario viene de acusar a sus amigos y obedientes supremos de cometer “defección en la obligación de impartir justicia”, por no hacer aplicar su decisión contra el Gobierno nacional.

A la vez, se acentúan las acciones para sembrar sospechas en torno del ministro. Clarín hizo propio un tema que La Nación ya había agitado a través de Carlos Pagni y presenta a un proveedor de AYSA, la empresa que dirige Malena Galmarini, como favorecido por ser “amigo de Massa”. Se trata de Mauricio Filiberti, nombrado casi invariablemente junto con José Luis Manzano y Daniel Vila, accionistas de Edenor y, según notas publicadas varias veces, muy ligados al precandidato oficialista.

Pero Massa se “kirchneriza”, como tipearon el domingo Rodríguez Yebra y Morales Solá, en La Nación, y Van der Kooy en Clarín, otra vez con conceptos organizados por una misma matriz.

El espacio para la interna de la derecha opositora decayó, hasta la votación en Santa Fe. La sucesión de resoluciones y fallos para avalar la candidatura en Buenos Aires del vicentelopeño Jorge Macri casi no fue noticia, por ser por demás previsible ya que el Tribunal Superior de la ciudad está bajo dominio cómodo del clan familiar. Nada decente puede esperarse de esos jueces.

En las líneas editoriales de fondo, el encubrimiento a los crímenes del gobierno de Gerardo Morales está en primera línea, a riesgo de exponer a estos medios al ridículo: estuvieron tres días sin incluir una sola línea sobre la represión continuada, detenciones ilegales, amenazas por doquier y armado de causas incluso contra defensores de los perseguidos.

Kirschbaum, el jefe de redacción de Clarín, se quejó el domingo por la intervención del Partido Justicialista jujeño. Es que sus dirigentes practican el “peronismo” que le gusta al diario, el que se pone al servicio de la derecha y pacta con ella. Según el columnista, todas las denuncias por la violencia del gobierno jujeño forman “otro capítulo de la repetida simulación kirchnerista”. Lo compara con la muerte de Santiago Maldonado, causada por un operativo de represión también ilegal. Es probable que nadie le haya pedido tanto a este “periodista independiente”.

¿Y quién le habrá pedido a Bonelli que se lance a combatir contra quienes en el FMI están a favor de avanzar en el acuerdo con Massa? Para hacer ese trabajo sucio, el redactor ubica a la directora gerente, Kristalina Georgieva, entre quienes reciben más críticas. Aunque igual que siempre no menciona fuentes, este “gran diario argentino” dice que a la funcionaria se le atribuye una postura “blanda” y una tendencia “socialista”. No es un delirio: publicado el viernes 14 de julio, en la página 30.

(Reseña de Hugo Muleiro)

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