Elecciones en Ecuador

Washington y su presencia siempre amenazante con sus títeres

El cambio de administración de gobierno en Estados Unidos no ha impedido que este país trate de influir, para que sus intereses sean los favorecidos en cuanta elección se presente en el mundo. Es el sino permanente de aquel que busca mantener un poder hegemónico que tiende a la baja y que en el caso de Ecuador implica apoyar a Guillermo Lasso, multimillonario y candidato de la derecha ecuatoriana. Soberanía o dependencia son partes de esta baraja política.

 Washington y su presencia siempre amenazante con sus títeres

Segundopaso.es // Viernes 29 de enero de 2021 | 11:40

Los gobiernos norteamericanos, en especial bajo Obama, posteriormente con Donald Trump y no será la excepción la nueva administración de Joe Biden, han intensificado su accionar desestabilizador contra Ecuador. Así lo hicieron, para generar constantes actividades de inestabilidad en amplios campos contra el gobierno del ex presidente Rafael Correa, acusado de conformar un eje antiestadounidense junto a Cuba, Venezuela, la Bolivia de Evo Morales y Nicaragua. Un Estados Unidos que tras el triunfo de Lenin Moreno – ex vicepresidente de Correa – logró generar una situación de conversión política, entregando su apoyo incondicional al actual mandatario Lenin Moreno, en un marco de acusaciones de corrupción familiar, que más temprano que tarde lo llevará ante la justicia.

La idea de Washington era impedir, mediante todas las formas posibles, que liderazgos del mundo progresista y del mundo indígena tengan una impronta política, comunicacional y de apoyo internacional que permita volver a pensar en una nueva etapa de reformas profundas en la nación sudamericana. Incluso e insisto en ello, si esto implica proteger a mandatarios corruptos como Moreno, personaje que las denuncias de WikiLeaks lo señalan como beneficiario de decenas de millones de dóalres depositados por familiares y testaferros en paraísos fiscales.

 

Washington mueve su títere

La campaña electoral en la nación sudamericana, cuya elección presidencial se concreta el próximo 7 de febrero muestra a Washington en pleno fervor por mantener un control total del país, que entiende sólo puede garantizarse con la victoria de su hijo putativo, su candidato: el empresario y banquero Guillermo Lasso. Es este personaje, que va por su tercer intento por ocupar el Palacio de Carondelet, la llave que quiere ocupar Estados Unidos, para tratar de restaurar su influencia tras las pérdidas de aquellas marionetas políticas en Argentina con la derrota de Mauricio Macri al objetivo de reelección y en Bolivia, donde el candidato Carlos Mesa sufrió una estruendosa derrota a manos del candidato del MAS, Luis Arce Catacora. Hoy, mediante la manipulación informativa, financiera y política, Washington eleva la figura de Lasso y sus grupos de poder de la derecha ecuatoriana.

A pesar de este esfuerzo notorio e injerencista de Estados Unidos, las últimas encuestas de opinión, tanto en Ecuador como en el extranjero muestran el persistente rechazo de la gran mayoría de los ecuatorianos a los planes estadounidenses de convertir definitivamente a la nación sudamericana en una obediente colonia de Washington y que con Lenin Moreno ha logrado plantar sus garras. Un Lenin Moreno, que como muestra de su incondicionalidad permitió la captura de Julian Assange, fundador de WikiLeaks y refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, a manos de la policía británica (1) y requerido por la justicia estadounidense, que no le perdona a Assange el haber develado la conducta criminal de los gobiernos e instituciones estadounidenses.

La sociedad ecuatoriana, en su gran mayoría, desea un país soberano, al futuro líder del país como un político independiente, que pueda devolver a Ecuador a la senda del desarrollo progresivo y la estabilidad que en esta ocasión es representada por el binomio conformado por Andrés Arauz a la presidencia y Carlos Rabascall como vicepresidente por el movimiento Unión Por la Esperanza (que congrega a Revolución Ciudadana del ex presidente Rafael Correa y el Centro Democrático)). Como nos dice Fran Pérez Esteban, responsable de política internacional de Izquierda Unida “el rival de Arauz es un viejo zorro, Guillermo Lasso, conocido banquero de la derecha financiera neoliberal, que se presenta por tercera vez tras haber logrado una alianza con el Partido Social Cristiano, principal fuerza en la costa. Es el candidato de los ricos y de Estados Unidos, el cerebro oculto de Lenin Moreno en la sombra”. No en balde La Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos en junio del año 2020 aprobó inversiones por USD 242 millones para financiar créditos de la banca privada ecuatoriana. ¿Las entidades beneficiadas? Banco Pichincha, de Fidel Egas (dueños además de Teleamazonas) y el Banco Guayaquil, de Guillermo Lasso. Dos fieles servidores del imperio y del cual se han beneficiado en materia de protección financiera a sus numerosas operaciones y triangulaciones. Por tanto hay que pagar con algo más que intereses crediticios el sometimiento del país.

Las agencias y servicios de inteligencia de Estados Unidos, incluso en toda esta etapa de cambio de gobierno de Trump a Biden, han intensificado su acción de intromisión y desestabilización en Ecuador. Para evitar el escenario futuro desfavorable en materia de quien tiene la mayor opción de ocupar la primera magistratura en Ecuador – centrado en la dupla Arauz-Rabascall – Washington acrecentó la actividad en redes sociales, con uso masivo de Facebook y Twitter contra Arauz en forma directa, como también en labores de presión contra el titular del Consejo Nacional Electoral, para comenzar a dar por hecho una segunda vuelta, que es una situación muy alejada de los sondeos que indican un triunfo en primera vuelta de Arauz. Medios de información, rivales de la dupla Arauz-Rabascall, el gobierno de Moreno, repiten constantemente, que en ecuador habrá segunda vuelta.

Tal situación ha levantado las sospechas que se está allanando el camino para un fraude electoral el 7 de febrero. Fecha en la cual13 millones de ecuatorianos dentro y fuera del país, están convocados para escoger presidente en los comicios en los que también se elegirán a los 137 miembros de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral). Todo ello en un escenario con 16 aspirantes, un porcentaje importante de la población, que no ha decidido su voto y con un gobierno en ejercicio con un 90% de desaprobación (2)

Los ataques contra Arauz se explican en función, que a diferencia de los otros 15 candidatos en carrera, el programa de gobierno del candidato de Unión Por la Esperanza tiene como objetivo fundamental el mejorar las condiciones de vida socioeconómicas de la población, con especial énfasis en los sectores más carenciados y que han sido fuertemente golpeados por la pandemia y por una política económica de Moreno centrada en satisfacer a los más poderosos. Al mismo tiempo se ha planteado con fuerza el combate frontal contra la corrupción (delito del cual está acusado el propio presidente Moreno, su entorno y familia). Además de reducir la dependencia ecuatoriana de Washington y de organizaciones internacionales controladas por Estados Unidos como es el caso del FMI (3) Así también ha declarado que desarrollará un diálogo constructivo y cooperación en amplias áreas y sectores con estados extranjeros en términos y en el marco de una asociación equitativa.

El análisis político interno de la actual coyuntura ecuatoriana vista la clara intromisión estadounidense, las fuerzas de la derecha que se mueven al acorde tocado desde Washington no presagian nada bueno para el 7 de febrero en materia de aceptar una derrota a manos del binomio Arauz-Rabascall. Las acusaciones de fraude aún antes de efectuar los comicios ya se han dejado sentir. Lasso y los suyos sólo aceptaran, tal como el discurso macrista en Argentina o el de la oposición en Venezuela, que se les declare vencedores, no existe otra alternativa para esa soberbia antidemocrática. Lo indudable, en esta pretensión absolutamente desproporcionada es que un eventual triunfo del banquero Lasso traerá nuevos trastornos sociales y económicos, donde el caos puede volver a ser el panorama para millones de ecuatorianos. Donde la opresión de la población indígena se incremente al igual que los altos índices de criminalidad.

Quedan muy pocos días para las elecciones generales en Ecuador, pocos días para que ese 40% de población indecisa defina su preferencia donde, la receta para la futura recuperación, desde la dupla Arauz-Rabascall es simple, con un llamado aún más claro a la población: Acuda el 7 de febrero a los colegios electorales y emita su voto por quienes representan los verdaderos intereses nacionales. Sosteníamos en un artículo anterior, una premisa que está más vigente que nunca respecto a que el desafío de la alianza Unión Por la Esperanza es triunfar en primera vuelta considerando que La Ley Orgánica Electoral de Ecuador dispone que para que un candidato gane en primera vuelta debe reunir el 40% de los votos y una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre el segundo aspirante.

Si esto no se da, las dos primeras mayorías se enfrentan en una segunda vuelta a celebrarse el día 11 de abril del 2021. Sólo un triunfo en primera vuelta evitará que Lasso, Moreno y los suyos y la propia embajada estadounidense unan sus fuerzas, para tratar de imponer una idea de fraude inexistente y así posibilitar que Lasso el banquero y crónico aspirante a la presidencia ocupe el sillón de Carondelet. Rafael Correa no puede presentarse a las elecciones pero el eje correísmo/anticorreísmo define el escenario electoral en Ecuador y donde la dupla Arauz-Rabascall con el legado de la revolución ciudadana puede volver a hacer historia en la nación sudamericana. Lo que está en juego en Ecuador es la posibilidad de volver a tener un verdadero estado de derecho y el regreso a la soberanía política nacional o simplemente seguir subordinado, como han sido estos años con Lenin Moreno. Soberanía o dependencia esa es la disyuntiva.

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