El 29 de octubre de 2020 se cumplieron 11 años de la creación de la Asignación Universal por Hijo/a para la Protección Social (AUH) a través del Decreto 1602/09. La AUH es un programa de transferencias condicionadas destinado a aquellos niños, niñas y adolescentes residentes en la República Argentina, que no tengan otra asignación familiar prevista por la presente ley y pertenezcan a grupos familiares que se encuentren desocupados o se desempeñen en la economía informal
#InfografíaUNDAV // Lunes 09 de noviembre de 2020 | 11:08
Si observamos la evolución del monto de la AUH desde su creación, se registra un aumento del 8,5% del poder de compra de la Asignación entre noviembre 2009 y noviembre 2015. Sin embargo, en los 4 años siguientes, entre diciembre 2015 y diciembre 2019, con la modificación de la Fórmula de Movilidad Previsional en diciembre 2017, el monto de la AUH perdió un 18% de su poder adquisitivo, al igual que los haberes jubilatorios. Desde diciembre 2019, con la asunción del Frente de Todxs al mando del Poder Ejecutivo, se decidió suspender la Fórmula de Movilidad Previsional sancionada dos años atrás, y se otorgaron incrementos por decreto en los meses de marzo (13%), junio (6,12%) y septiembre (7,5%). Estos aumentos mantuvieron su relación con los incrementos del haber mínimo jubilatorio. Entre diciembre 2019 y septiembre 2020, las Asignaciones recuperaron un 5,5% de su poder adquisitivo, en un contexto crítico signado por la pandemia de Covid-19.
Desde su creación, el alcance en niños, niñas y adolescentes evolucionó de 3,2 millones en 2009 a 4,2 millones en 2020, mientras que la cantidad de titulares que cobran dichas asignaciones evolucionó de 1,8 millones en noviembre 2009 a 2,3 millones en 2020. En promedio, en 2009 se registraban 1,85 hijos/as por cada titular de AUH, mientras que en 2020 (11 años después) ese promedio se contrajo hasta 1,76. Estos datos se contraponen a quienes afirman que parte de la población argentina que se encuentra en situación de vulnerabilidad recurrió, a partir de esta política, a tener más hijos/as.
Los motivos por los cuales el Estado no estaba logrando detectar a este grupo de NNyA son diversos. Según palabras de la Directora Ejecutiva, ANSES detectó a más de 723 niños, niñas y adolescentes que estaban quedando fuera de la cobertura. Por un lado, se encuentran cerca de 15 mil beneficiarios que no eran cubiertos debido a la existencia de un tope de 5 hijos/as para percibir la asignación, por lo que el/la sexto/a hijo/a quedaba sin cobertura (teniendo en cuenta la existencia de la Pensión No Contributiva para Madres de 7 Hijos/as o más). Por otro lado, se anunció una mejora en el funcionamiento conjunto entre el Ministerio de Educación de la Nación, ANSES y el Ministerio de Salud de la Nación, para facilitar los trámites de presentación de libreta, demostrando así el accionar coordinado de un Estado inteligente y al servicio de la población. También se realizaron modificaciones sobre los requisitos de años de residencia, se reincorporaron “a aquellas y aquellos titulares de la Asignación Universal por Hijo para Protección Social, por cuyas niñas, cuyos niños y/o adolescentes se ha perdido el derecho al cobro, por no haber presentado las correspondientes al período 2017 y/o anteriores”, y a través de la Resolución 388/20 de ANSES se incluyó a quienes registraban información de un solo progenitor. A su vez, se anunció la existencia de más de 300 mil NNyA sobre los cuales se está trabajando para lograr incorporar.
La implementación de la Asignación Universal por Hijo/a para Protección Social como un programa de asistencia condicionada a la escolaridad y la salud generó un sinfín de investigaciones respecto a los impactos que generaría sobre estas cuestiones. Dentro de los análisis más interesantes, cabe destacar el de Paz y Golovanesky (2014), donde en base a datos de EPH entre 2009 y 2010 evalúan el efecto de la AUH sobre la escolaridad de niños, niñas y adolescentes de 6 a 17 años. Las conclusiones de dicho trabajo de investigación, derivan en que la tasa de asistencia escolar de niños entre 5 y 12 años aumentó de 1 a 3 puntos porcentuales en los hogares elegibles del programa, mientras que los adolescentes de 13 a 17 años registraron un incremento de la tasa de escolarización de 5 a 7 p.p. En el mismo sentido, trabajos como Bustos y Villafañe, 2011; y Salvia et al, 2013; concluyeron en un impacto positivo sobre la escolarización en el nivel secundario, en las poblaciones participantes de la AUH. Según los datos del CEDLAS, al año de aplicación de la AUH los niños entre 3 y 5 años aumentaron 2 p.p. su tasa de escolarización, de 6 a 12 años 1p.p. y de 13 a 17 años 1,2 p.p.
La AUH exige para el cobro de su monto total la presentación de las libretas de vacunación de los niños y las niñas beneficiarias. El impacto sobre esta temática no fue tan abordado como la cuestión educativa. Sin embargo, según un estudio de Novacovsky y Kliksberg (2015) se puede concluir que aproximadamente 9 de cada 10 hogares receptores contaban en 2015 con dinero para destinar a la compra de productos de limpieza e higiene personal, 2 de cada 3 contaba con dinero para la compra de útiles escolares y el 5 de cada 10 accedía a la adquisición de ropa y calzado. Estos datos demuestran el incremento en la calidad de vida de las y los beneficiarios.
Los programas de transferencias condicionadas en América Latina se aplicaron principalmente desde la primera década del siglo XXI como respuesta ante las crisis económicas de finales de siglo XX. Las consecuencias de dichas crisis fueron un incremento significativo en los niveles de pobreza, y particularmente en niños, niñas y adolescentes. El impacto de la pobreza en temprana edad afecta también la escolarización y la continuidad en los planes de vacunación de los hogares más pobres.
Diversos estudios demuestran que la Asignación Universal por Hijo/a para Protección Social tuvo un impacto positivo en la disminución de la pobreza entre 2009 y 2015. En el Libro “Empleo, desempleo & políticas de empleo - El impacto de la asignación universal por hijo en la Argentina” de Emmanuel Agis, Carlos Cañete y Demian Panigo, en la publicación trimestral del CONICET, demuestran que la pobreza total medida en base a la Encuesta Permanente de Hogares se redujo del 14,1% al 9,5% luego de la aplicación de la AUH y que la “intensidad de la pobreza” se redujo del 39,3% al 29%. A su vez, observando los datos de la Universidad Católica Argentina (UCA) en su Boletín “Pobreza, derechos e infancias en la Argentina (2010-2018)”, se observa que los datos de pobreza en niñez que registran pasan de un 49,9% a un 40% entre 2010 y 2011 luego de la aplicación de la AUH.
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